El pueblo andaluz con una cascada en una cueva y un casco antiguo de origen árabe-medieval que es perfecto para una escapada de fin de semana

Calles con herencia árabe, arte rupestre milenario y leyendas escondidas hacen de este rincón andaluz un destino cultural y natural imprescindible

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Quesada, el pueblo andaluz árabe-medieval.
Quesada, el pueblo andaluz árabe-medieval. (Google Maps)

Sevilla o Córdoba son dos de las emblemáticas ciudades que baña el río Guadalquivir con sus 657 kilómetros de recorrido. Además, también podemos encontrar por su inmensidad, pueblos con mucho encanto como Almodóvar del Río o los parques de la Sierra de Cardeña y Montoro. Sin embargo, pocos conocen el pequeño municipio jiennense en el que nace uno de los ríos más largos y simbólicos de España: Quesada.

Ubicado en el extremo sur del Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas, Quesada es un auténtico tesoro andaluz. Su nombre proviene de la unión de los términos árabes casa y chayda, que juntos significan “lugar fértil”. De hecho, ya en el siglo XII, el geógrafo Al-Idrisi describía el lugar como “un castillo de Al-Ándalus que tiene el aspecto de una verdadera ciudad”, destacando su mercado, arrabales, baños y posadas.

Epicentro de historia y cultura

De origen visigodo y con una rica historia de enfrentamientos entre almohades y cristianos, la localidad pasó por manos del rey Fernando III, fue posteriormente abandonada, y más tarde repoblada por el Arzobispado de Toledo hasta volver a manos granadinas. Finalmente, Fernando IV la reconquistó y, tras su cesión al Concejo de Úbeda, fue clave en la toma del Reino nazarí por los Reyes Católicos. En sus calles, donde aún se respira herencia árabe y medieval, caminaron personalidades como Isabel la Católica, Antonio Machado, Camilo José Cela o el pintor Rafael Zabaleta.

Quesada, el pueblo andaluz árabe-medieval.
Quesada, el pueblo andaluz árabe-medieval. (Usuario de Google Maps)

Quesada ha sido también una fuente de inspiración literaria contemporánea. El escritor y músico David Uclés, vinculado a la localidad, la ha descrito como “el Macondo íbero” en su novela La península de las casas vacías, destacando su atmósfera entre mágica y ancestral.

Su atractivo turístico

Entre sus atractivos turísticos se encuentran la iglesia de San Pedro y San Pablo, construida sobre los restos de una antigua mezquita, el Arco de los Santos —una puerta gótica de la antigua muralla— y el Museo Zabaleta - Miguel Hernández, que recoge obra del artista local influenciado por Picasso y del poeta alicantino ligado al mundo rural.

Fuera del núcleo urbano, el visitante puede descubrir joyas arqueológicas como la villa romana de Bruñel, declarada Bien de Interés Cultural por sus mosaicos y arquitectura agrícola, y la Cueva del Encajero, parte de un conjunto de arte rupestre levantino declarado Patrimonio de la Humanidad. En total, Quesada alberga más de veinte enclaves de pintura prehistórica, muchos de ellos con representaciones de figuras humanas, animales y escenas rituales.

Cueva del agua (Quesada) (Usuario
Cueva del agua (Quesada) (Usuario de Google Maps)

Una de sus aldeas más singulares es Tíscar, conocida por su castillo de origen árabe, su santuario mariano y la Cueva del Agua, una cavidad natural por la que discurre el río Tíscar. Declarada Monumento Natural, esta cueva está envuelta en una leyenda del siglo XIV, que cuenta cómo las tropas musulmanas lanzaron allí una imagen de la Virgen antes de ser derrotadas, pero esta regresaba milagrosamente a su lugar.

Además de este rico patrimonio histórico, natural y artístico, el entorno de Quesada ofrece rutas senderistas espectaculares, como la que lleva hasta El Chorro, con paredes verticales sobrevoladas por buitres leonados, o la del Pilón Azul y los Tejos Milenarios. Entre los árboles notables destaca el Pino de la Entrega, considerado uno de los más antiguos de Europa.