Aena advierte que “en los próximos días no será posible permanecer” en el aeropuerto de Barajas: las personas sin hogar que pernoctan serán guiadas a otro lugar

La compañía ha anunciado que el nuevo centro tendrá 150 plazas, a pesar de que las personas que duermen en el aeropuerto eran unas 500 aproximadamente en el mes de febrero

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 Un hombre tumbado en
Un hombre tumbado en el suelo en la T4 del Aeropuerto Adolfo Suárez-Madrid Barajas. (Europa Press)

La situación en el aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas, convertido en refugio improvisado para cientos de personas sin hogar, está a punto de cambiar. Aena ha comenzado a informar que “en los próximos días no será posible permanecer” en sus instalaciones, una medida que busca desalojar progresivamente a quienes llevan meses —e incluso años— durmiendo entre bancos, cartones y ascensores de las terminales.

Desde hace tiempo, Barajas ha sido el último recurso para cerca de 500 personas, muchas de ellas sin otra alternativa por falta de plazas en los albergues de Madrid, especialmente en los meses fríos. Algunos han perdido recientemente sus empleos y se enfrentan a la falta de vivienda, mientras que otros son solicitantes de asilo que esperan respuesta de la administración. Para todos ellos, el aeropuerto representa un espacio relativamente seguro frente a la calle.

No obstante, Aena ha comunicado este miércoles que, ante la puesta en marcha de un nuevo centro de acogida por parte del Ayuntamiento de Madrid, se ha iniciado el proceso de desalojo. “Diligentemente”, señala el gestor aeroportuario, el Consistorio “ha puesto en servicio un nuevo centro de acogida con 150 plazas para dar una solución habitacional adecuada a las personas que pernoctan en Barajas”.

El comunicado que da paso a la reubicación

FOTO DE ARCHIVO. El logo
FOTO DE ARCHIVO. El logo de Aena en una cinta separadora en el interior del aeropuerto Adolfo Suárez-Barajas de Madrid, España. 21 de febrero de 2023. REUTERS/Violeta Santos Moura

Según el comunicado al que ha tenido acceso EFE, Aena está colaborando con el Ayuntamiento mediante la “imprescindible y valiosa” labor de los trabajadores sociales de sus equipos de calle, que están “tratando de guiar” a este colectivo vulnerable a las nuevas instalaciones municipales. De esta manera, en cuanto esté disponible dicho centro ya no será posible quedarse a pernoctar en el aeropuerto.

Ante esta medida, las personas sin hogar que permanecen a día de hoy en Barajas, están siendo informadas. Aena también ha recordado que Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea “no es un poder público” y que, por tanto, “no tiene competencias administrativas en el ámbito de la atención social”. Del mismo modo, la compañía ha subrayado que “los aeropuertos no son infraestructuras preparadas para habitar, sino que son infraestructuras exclusivamente de paso, que no tienen las condiciones adecuadas para pernoctar, de las que sí dispone el nuevo centro de acogida del Ayuntamiento”.

Por último, Aena ha celebrado “sinceramente” la coordinación con el Ayuntamiento de Madrid, “su liderazgo en materia de Servicios Sociales y su voluntad de cooperación en estas últimas semanas”.

Años de conflicto y quejas

Las tensiones en el aeropuerto crecen entre seguridad y sintechos

Esta situación no es nueva. Desde hace años, empleados, sindicatos y pasajeros han advertido sobre el deterioro progresivo de la convivencia y la salubridad en las terminales. El Sindicato Alternativa Sindical AENA/Enaire (ASAE) ha denunciado en múltiples ocasiones que la presencia continuada de personas sin hogar ha generado un problema de seguridad y limpieza en el aeropuerto.

Según ASAE, los trabajadores de AENA y de empresas concesionarias han sido “objeto de insultos y amenazas durante años, representando un grave problema para la salud, higiene, seguridad y bienestar de todos”. Algunas zonas de Barajas, especialmente en las terminales T1, T2, T3 y T4, han sido comparadas por usuarios y empleados con “el Bronx” de Estados Unidos, debido al nivel de degradación percibido.

Para quienes pernoctan en Barajas, la rutina diaria está marcada por estrictas limitaciones. Las normas internas impiden acostarse antes de las 23:00 y obligan a levantarse a las cinco de la mañana. Durante el resto del día, muchos deambulan por las terminales en busca de comida o limosna, acceden a los aseos para intentar mantener una higiene mínima, o descansan en zonas poco transitadas.

Una trabajadora del servicio de limpieza del aeropuerto relató en marzo a Infobae España el “miedo” que sentía a veces al acudir a su puesto, aunque también reconoció que “muchos de ellos no generan problemas” y subrayó que “no es un lugar para vivir”. Sin embargo, también hay casos más conflictivos. Trabajadores del aeropuerto han confirmado que se han producido episodios de robos, consumo de drogas e incluso violencia. El sindicato ASAE ha denunciado estos hechos en varias ocasiones, reclamando soluciones a una situación que consideran insostenible.