Un español viaja al edificio más peligroso del mundo y cuenta su experiencia: “Solo pensaba en salir de allí con vida”

Mar Vilas estuvo 15 días en Chungking Mansionsm (Hong Kong), pero tuvo que volver a España para ser tratado en un hospital por una infección de Staphylococcus aureus

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Un español viaja al edificio
Un español viaja al edificio más peligroso del mundo y cuenta su peor experiencia. (Imagen: YouTube)

Ubicado en una de las zonas más transitadas y lujosas de Kowloon (Hong Kong), el edificio Chungking Mansions concentra, en apenas 17 plantas, el contraste más brutal de China. Levantado en 1961 como complejo residencial, el edificio se ha transformado en un enclave donde conviven realidades extremas: alojamiento barato para turistas, comunidades migrantes, economía informal, prostitución y un trasfondo de precariedad estructural que persiste, pese a los esfuerzos de las autoridades por sanearlo.

Entre mochilas, pasillos aceitosos y microhabitaciones

Chungking Mansions alberga más de 2.000 habitaciones minúsculas, donde es posible dormir por unos 15 euros la noche. El bajo coste convierte al edificio en un imán para mochileros y viajeros de paso. Sin embargo, la experiencia dista de ser cómoda.

El creador de contenido Marc Vilas ha documentado su estancia en una de estas habitaciones: “Las sábanas están llenas de pelos. ¿Y esto qué es? Una mosca muerta al lado de mi almohada. Obviamente, no han cambiado la ropa de cama”, fue una de sus primeras impresiones en un vídeo en su canal de YouTube.

Vilas pasó 15 días en Chungking Mansions, sin seguro médico, entre chinches, basura acumulada y ratas. “Jamás imaginé que pudiera acabar así. Con 40 °C de fiebre, una grave infección bacteriana en la piel y sobreviviendo en el lugar más nauseabundo de China. Estaba muy mal. Solo pensaba en salir de allí con vida”, relató.

Como era de esperar, sufrió una infección causada por Staphylococcus aureus, que lo obligó a volar a España para recibir atención médica urgente.

Marc Vilas tuvo que volar
Marc Vilas tuvo que volar de urgencia a España para ser tratado de una infección. (Imagen: YouTube)

Un ecosistema urbano tan denso como caótico

“Se supone que aquí viven más de 4.000 personas. O trabajan, viven o trabajan”, explicó Vilas. Y la densidad no es solo humana: en sus pasillos se mezclan restaurantes indios, tiendas de electrónica, oficinas improvisadas, lavanderías y venta callejera de servicios y productos de dudosa legalidad. “Incluso te ofrecen sustancias ilícitas al entrar. Algo muy raro de ver en China”, describió.

El interior del edificio está dividido en cinco bloques conectados por pasadizos y ascensores antiguos. La actividad policial es constante: controles, redadas y vigilancia en cada rincón. Las autoridades instalaron centenares de cámaras tras el rodaje de la película Chungking Express de Wong Kar-wai, que popularizó internacionalmente este enclave urbano.

Estética urbana y peligro latente

La paradoja de Chungking Mansions se acentúa por su ubicación: está en plena Nathan Road, conocida antiguamente como la “Milla de Oro”, una avenida flanqueada por tiendas de lujo y hoteles cinco estrellas.

A pesar de su experiencia traumática, Marc Vilas reconoció la fuerza estética de la ciudad: “Me encanta Hong Kong. Es una de mis ciudades favoritas. Tantos edificios juntos en una bahía. Es muy estético”.

No obstante, su viaje terminó con una denuncia por robo: le sustrajeron la maleta y sus tarjetas bancarias y comenzaron a aparecer cargos por cientos de euros. “Pensaba que me las habían clonado con algún aparato extraño. Las he bloqueado. ¿Cómo me va a pasar esto en China? ¿En Hong Kong? Es surrealista. Habrá sido un mago”, ironizó.

La denuncia de una empresa de Almería, en 2023, desencadenó la desarticulación de una amplia red delictiva dedicada al fraude fiscal mediante la importación de mercancía desde China

Marginalidad, vigilancia y convivencia

Hoy, Chungking Mansions representa uno de los escenarios urbanos más extremos de Asia: un edificio que concentra una diversidad cultural difícil de encontrar en otro punto del continente, pero también una realidad marcada por la precariedad, la marginalidad y los márgenes de la legalidad.

“Si alguna vez vuelvo a Hong Kong y me vuelvo a alojar en las mansiones, llevaré una flauta para ser el encantador de ratas. El flautista de las mansiones. Me gusta la idea, sinceramente. Y ya os adelanto que esto va a pasar. Pero tiempo al tiempo”, concluyó Vilas tras su paso por uno de los lugares más singulares (y extremos) del paisaje urbano de Hong Kong.