Bélgica también se planta frente a los “gamberros” franceses: la policía de ese país ayudará frente a los disturbios causados por los jóvenes en una localidad turística

La colaboración policial entre ambos países podría sentar un precedente

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Imagen de recurso. (Reuters/Stelios Misinas)
Imagen de recurso. (Reuters/Stelios Misinas)

Knokke, ciudad belga conocida por ser un destino turístico muy frecuentado en verano, ha experimentado en los últimos años un fenómeno recurrente al inicio de las vacaciones. Se trata de disturbios protagonizados por jóvenes franceses.

La región costera se llena de turistas extranjeros durante los meses de verano. Pese a que estos jóvenes lleguen desde diversas partes del mundo, los franceses son los que más revuelo suelen generar. Por este motivo, los vecinos les han apodado como “gamberros” franceses.

Para poder hacer frente a los problemas de seguridad, las autoridades de la localidad van a recibir refuerzos de la propia policía francesa. Así lo confirmó el jefe de policía de la región belga Steve Desmet a medios locales.

Según afirma el medio Le Soir, la sensación de inseguridad en la zona es bastante grande, sobre todo las semanas en las que se celebran las fiestas de la ciudad. Para que los ciudadanos de la zona no se sientan inseguros, han decidido reforzar el nivel de seguridad durante esas semanas.

“Es una especie de <i>déjà vu</i> de la época del Coronavirus”

“En días muy calurosos, como el 1 de julio, vemos un aumento de jóvenes de grandes ciudades como Amberes, Bruselas y Lieja, pero también de Roubaix, Lille y Valenciennes“, explica Steve Desmet.

“Es una especie de déjà vu de la época del Coronavirus”, explica para Le Soir. Esto se debe a la gran cantidad de personas que se juntan en esta zona costera, un fenómeno similar al que ocurrió una vez se eliminaron las restricciones tras el confinamiento.

La presencia de estos grupos de jóvenes, aunque no siempre se traduce en un aumento de la delincuencia objetiva, sí genera una preocupación palpable entre los residentes, comerciantes y los visitantes habituales de Knokke.

Los cuerpos de seguridad de la zona advierten de que está todo bajo control y que no hay motivos para desconfiar de la seguridad. Además, gracias a la ayuda de la policía francesa, se van a poder reforzar los turnos con más personal.

Graban a un león marino a 50 km de la playa más cercana

“En términos de seguridad objetiva, no hay problema, pero debemos encontrar la manera de gestionar esta sensación subjetiva de inseguridad”, subraya Steve Desmet. La llegada de los oficiales franceses se hará efectiva desde la última semana de julio hasta el 15 de agosto. Esto se debe a que son las fechas en las que más afluencia de turistas hay.

“Esperamos poder colaborar juntos en un futuro”, comenta Steve al medio Le Soir. La colaboración con fuerzas policiales de países vecinos podría sentar un precedente para una gestión de la seguridad más eficaz en otros ámbitos y épocas del año.

La llegada de la policía francesa a la zona de Knokke la va a convertir en una especie de prueba para verificar la cooperación de las autoridades entre diferentes países. Esto no solo busca garantizar la seguridad objetiva, sino también aliviar la sensación subjetiva de inseguridad entre sus ciudadanos y visitantes.

Este innovador enfoque podría sentar un precedente para la gestión de la seguridad en otras zonas turísticas europeas, demostrando que la cooperación internacional es clave.