Cuánto cuesta montar un torneo ATP: “Hay tres vías de ingresos y la televisión solo es un 10%”

El ATP 250 de Mallorca revela algunas claves del funcionamiento económico de un torneo de élite: desde el precio de la licencia hasta los ingresos por patrocinio, entradas y derechos televisivos

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Pista Central del ATP 250
Pista Central del ATP 250 de Mallorca (ATP)

Organizar un torneo profesional de tenis del circuito ATP no es una tarea sencilla, ni barata. En un vídeo recientemente publicado en redes sociales, uno de los responsables del ATP 250 de Mallorca, uno de los eventos más jóvenes del circuito, detalla algunas de las claves económicas que hay detrás de un evento de este nivel. La cifra que pone sobre la mesa llama la atención: unos cuatro millones de euros es lo que cuesta sacar adelante una edición del torneo.

Esa cantidad incluye el precio de la licencia oficial ATP, los gastos de logística, hospitality, el montaje de gradas y todo lo necesario para recibir a jugadores, medios y público. Todo un engranaje que implica meses de trabajo y una inversión elevada, especialmente para torneos que aún están consolidándose dentro del calendario internacional.

Pese a lo costoso del montaje, el portavoz del torneo asegura que han conseguido llegar al “break even”, es decir, el punto de equilibrio económico en el que los ingresos igualan a los gastos. “Somos un torneo joven, de los últimos que nacieron, y creemos que el año que viene ya empezaremos a ser mucho más rentables”, afirman los organizadores. Este equilibrio no es algo que todos los torneos logren a corto plazo, y muchos dependen de una combinación delicada de ingresos para mantenerse a flote.

¿De dónde vienen los ingresos?

Según explican los organizadores del ATP de Mallorca, los ingresos del torneo provienen de tres grandes vías principales. La más importante es la aportación de patrocinadores, tanto públicos como privados, que representan entre el 60% y el 70% del total. En segundo lugar se sitúa la venta de entradas, que aporta entre un 30% y un 40% de los ingresos. Por último, los derechos televisivos suponen una parte más reducida, con apenas un 10% del total. Estos porcentajes reflejan una realidad que a menudo pasa desapercibida: aunque la televisión es clave para la visibilidad, no es la fuente principal de financiación para estos torneos. El respaldo de las marcas y la asistencia del público son elementos esenciales para asegurar la viabilidad económica del evento.

All England Lawn Tennis and
All England Lawn Tennis and Croquet Club, Londres (Reuters/Andrew Couldridge)

La dificultad de conseguir una licencia ATP

Otra de las cuestiones clave es cómo se obtiene la licencia ATP, un permiso imprescindible para organizar uno de estos eventos oficiales. Según explican desde la organización mallorquina, el proceso no es sencillo: “Hace dos años la ATP cambió sus reglas y ha reducido algunas de esas licencias ya existentes. Lo que pasa normalmente es que las grandes empresas promotoras son las que luchan por esas licencias. El que tiene una, normalmente no la suelta”.

En el caso del torneo de Mallorca, la solución fue recurrir a una cesión de licencia. “Esta en concreto sí, la hemos alquilado. Tenemos un acuerdo con Wimbledon, por ejemplo, y esta licencia la gestionamos conjuntamente con ellos”, explican.

Este tipo de acuerdos entre promotores y grandes clubes permite la organización de torneos en lugares nuevos sin necesidad de esperar a que se liberen licencias, algo que rara vez ocurre en la práctica.

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Un torneo joven pero ambicioso

El ATP 250 de Mallorca ha logrado hacerse un hueco en el calendario, especialmente como antesala de Wimbledon. Su superficie de hierba, algo poco común en España, lo convierte en un evento atractivo para los jugadores que buscan preparación en condiciones similares a las del Grand Slam británico.

Con una infraestructura creciente y acuerdos estratégicos, el torneo balear se perfila como una cita de referencia, y sus organizadores confían en que la rentabilidad aumente en los próximos años. Lo que está claro es que, detrás de cada punto disputado, hay una compleja maquinaria económica y organizativa sin la cual el espectáculo no sería posible.