Una mujer hereda dinero de sus abuelos, pero la madre se lo pide para pagar la hipoteca: “Toma decisiones financieras impulsivas e insostenibles”

Con la herencia en mano, se debate entre ayudar de nuevo a su madre o preservar los deseos y la memoria de quienes realmente la criaron

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Una mujer hereda dinero de sus abuelos, pero la madre se lo pide para pagar la hipoteca (Pexels)

Una profesora estadounidense ha desatado un debate en redes sociales tras compartir en Reddit (@r/AmItheAsshole) la difícil decisión de no entregar a su madre una pequeña herencia recibida tras la muerte de sus abuelos. Aunque el monto es modesto, el dilema pone sobre la mesa cuestiones delicadas sobre los vínculos familiares, los límites económicos y la responsabilidad personal.

“Ciertamente, no cambia la vida, pero sí es útil, sobre todo en esta situación económica”, escribió la mujer en su publicación. Tanto ella como sus hermanos, explica, recibieron 600 dólares, tras el fallecimiento de sus abuelos con apenas un año de diferencia, quienes la adoptaron y criaron. Sin embargo, poco después, recibió un mensaje de texto de su madre biológica con una petición inesperada: “Mi mamá me envió un mensaje de texto para preguntarme si podía conseguir el dinero (no un préstamo) para pagar la hipoteca de la casa de mis abuelos”, explicó. Según relata, su madre tiene la intención de mudarse a la vivienda, aunque no lo hará hasta dentro de un par de años.

“Ni siquiera había visto la casa en persona hasta el funeral de mi abuela”

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Una mujer hereda dinero de sus abuelos, pero la madre se lo pide para pagar la hipoteca (Pexels)

La propuesta resultó especialmente desconcertante para la mujer y sus hermanos, ya que no existe un vínculo emocional con la propiedad: “Esta no es la casa en la que ninguno de nosotros creció, ya que mis abuelos la compraron hace solo dos años, por lo que no hay recuerdos de la infancia dentro de esas paredes”, ha expuesto. Pero además, “ni siquiera había visto la casa en persona hasta el funeral de mi abuela”.

La situación se complica por el historial financiero de la madre, a quien describe como una persona con ingresos estables, pero con hábitos de gasto cuestionables. “Suele gastar dinero en artículos y servicios de lujo y tiene un historial de tomar decisiones financieras que parecen impulsivas o insostenibles”, escribió. Y aunque “sin duda, tiene derecho a tener el pelo y las uñas arreglados, pagarse una cirugía plástica, comprar cinco golden retrievers caros, etc.”, también señala los límites de su propia disponibilidad económica: “Mientras mi marido y yo vivamos cómodamente, no podemos seguir siendo su banco personal”.

Pero el acontecimiento que ha hecho que se niegue en rotundo a prestarle dinero fue un episodio que sucedió el pasado mes de diciembre: “Me llamó en Nochevieja para pedirme un préstamo y que su nuevo esposo pudiera tomar un vuelo de emergencia para llegar a una cita judicial que, según ellos, era ‘inesperada’”, relató. Esto provocó que “mientras mis hijos veían los fuegos artificiales, yo intentaba ayudarla a reservar un vuelo”. Ese préstamo admitió, “no se ha devuelto, aunque, conociéndola, sinceramente no lo esperaba”.

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Ahora, como docente en una escuela con recursos limitados, desea destinar el dinero a un propósito distinto: “Me encantaría usar el dinero para comprar libros y plantas naturales para mi clase o hacer algo superdivertido con mis hijos este verano”. Y no oculta su inquietud sobre el futuro de la casa porque “tampoco sé cómo piensa seguir pagando la hipoteca de la casa hasta que se mude, y me preocupa que pierda $600 y que el banco se quede con la casa de todas formas”.

Su publicación recibió múltiples respuestas, una de ellas especialmente contundente: “Ni siquiera necesitas tener una sola de esas razones. El dinero te lo legaron tus abuelos”. El mismo usuario le recordó: “No le debes a tu madre (¿es realmente mamá? ¿Estuvo presente durante tu infancia? ¿Pagó la manutención infantil?) ni un centavo de ese dinero”, respondía otro, según People. Después de la ola de respuestas, la mujer aclaró el trasfondo familiar: “No, nos adoptaron después de que ella cediera sus derechos sobre nosotros a mis abuelos”, reveló. “Aparentemente, se suponía que nos adoptaría de nuevo, pero nunca lo hizo”, añadió al final.

A pesar de ello, no descarta por completo el vínculo. “Ella compró mi vestido de novia, y cuando yo era adolescente, fue una abuela semiactiva durante un par de años”, ha reconocido. Aun as, “no tenemos la típica relación madre-hija. Ha sido cordial, pero inestable de adulta. Es tan inconstante, que es difícil dejarla entrar”, ha afirmado. Ahora, con la herencia en mano, se debate entre ayudar de nuevo a su madre o preservar los deseos y la memoria de quienes realmente la criaron.