Un exconcursante de ‘Pasapalabra’ revela en qué invirtió el premio: “He hecho cursos de Inteligencia Artificial”

Rafa Castaño ganó el mayor bote de la historia de Pasapalabra, más de 2 millones de euros

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Rafa Castaño, en un vídeo
Rafa Castaño, en un vídeo promocional de 'Agárrate al sillón'. (Mediaset España)

Hace dos años, Rafa Castaño hizo historia en la televisión española al conseguir el mayor bote de Pasapalabra, un total de 2.272.000 euros, tras luchar en un duelo inolvidable contra Orestes Barbero. Desde entonces, el periodista sevillano, amante de los libros y de perfil discreto, decidió alejarse del foco mediático. Ahora, regresa para participar en el nuevo concurso de Telecinco, Agárrate al sillón, que a partir del lunes ocupará la franja de las 20:00h de lunes a viernes.

Durante este tiempo de pausa, Rafa no solo se dedicó a descansar, sino que invirtió el premio con cabeza. “Me tomé un año sabático en el que no me tuve que preocupar del dinero”, explica en una entrevista con elEconomista.es. Parte de ese paréntesis vital lo dedicó a formarse en un campo que le apasiona: la Inteligencia Artificial. “He hecho cursos, me he formado y he estudiado. No he tenido grandes gastos y lo he invertido de forma diversificada”, detalla.

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“Vivimos en sociedad, no en <i>El juego del calamar</i>”

Uno de los aspectos que más llama la atención del testimonio de Rafa es su visión sobre los impuestos. Del total del premio, Hacienda se quedó con el 45%, algo que él asume con total normalidad: “No me molestó porque yo no estaría aquí sin los servicios públicos. Siempre defenderé que hay que contribuir, porque vivimos en sociedad, no en El juego del calamar”, asegura. Para él, es una cuestión de responsabilidad colectiva, algo que considera clave en estos tiempos donde, según dice, “parece que vivimos como si la sociedad no existiera”.

Sobre su situación actual, reconoce que el premio le ha permitido acceder a una mejor calidad de vida, aunque descarta grandes lujos. “En Madrid no da con un bote para una casa, pero me he podido permitir un alquiler más alto y eso es una suerte”, señala. También admite que el dinero le dio margen para tomar decisiones con más libertad: “Cuando ganas un premio muy grande, te puedes permitir llevar las riendas de tu vida”.

Durante su año sabático, Rafa empezó a interesarse por los datos y la tecnología. “Leí un artículo que decía que una de las profesiones más demandadas era la de analista de datos, luego me formé en científico de datos. Al final, es lo que está detrás de cosas como ChatGPT, y aprendí a picar códigos”, cuenta. Una auténtica reconversión profesional que lo ha llevado por caminos muy distintos a los que recorría antes del concurso.

Roberto Leal, presentador de 'Pasapalabra'.
Roberto Leal, presentador de 'Pasapalabra'. (Atresmedia)

De regreso a la tele, pero sin “ir de estrella”

Ahora, con otro trabajo ya en marcha, ha decidido volver a la televisión, pero con matices. “La exposición mediática no es el centro de mi vida. Quería un trabajo normal y me he formado. Ahora, que tengo otra ocupación, me apetecía volver a dar otra oportunidad a los concursos como una forma secundaria y en mis días libres”.

Su reaparición será en Agárrate al sillón, un nuevo formato de Telecinco conducido por Eugeni Alemany. Rafa será el primer “campeón a batir”, una figura central que disfrutará de ventajas frente al resto de participantes. “Me llamaron en el momento adecuado y el formato es muy chulo. Es un programa que a mí me gustaría ver como espectador”, comenta. En cuanto a la dificultad, lo compara con Saber y ganar: “Es cultura general. En la primera fase tiene un nivel más bajo y en la prueba final hay un poco de todo, lo que lo hace muy interesante”.

Asegura que mantiene una buena relación con el programa Pasapalabra y con Roberto Leal. “Me escribió hace unos días, me deseó suerte y yo le mandé un abrazo. Jamás podré decir nada malo de Pasapalabra, hay buen rollo con ellos”, afirma. Sobre su histórico rival, Orestes, reconoce que no mantienen contacto frecuente: “Teníamos un trato cordial en plató, pero cada uno hacía su vida”.

Por último, y pese a su popularidad, Rafa insiste en que no se siente una estrella y evita los focos innecesarios. “No voy de plató en plató, no es lo mío. Intento ser amable y fácil con el equipo, porque ya bastante tienen. Yo quiero ser el último que les ponga malas caras”.

Comienza una nueva etapa para él, lejos del plató que le cambió la vida, pero fiel a su estilo: tranquilo, reflexivo y con los pies en la tierra.