Organizaron una boda con 100 invitados pero el ayuntamiento se olvidó: estaba cerrado

Angélique y Romuald planearon su enlace matrimonial durante meses, pero al llegar al edificio municipal lo encontraron cerrado. La situación insólita obligó a movilizar al pueblo y a retrasar la ceremonia más de una hora.

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Una pareja muestra sus anillos
Una pareja muestra sus anillos de boda.

Una pareja vivió una escena difícil de prever en el día más importante de sus vidas: el ayuntamiento se olvidó de su boda. Ocurrió el pasado sábado 5 de julio en Sérifontaine, un pequeño municipio del departamento de Oise, en el norte de Francia. Angélique y Romuald habían dedicado meses a organizar cada detalle de su enlace civil, todo estaba listo. A la hora prevista, se presentaron ante el ayuntamiento acompañados de unos cien invitados, entre familiares, amigos y vecinos. Pero al llegar, no había nadie para recibirlos.

El edificio municipal permanecía cerrado y no había rastro del personal que debía oficiar la ceremonia. Un momento que debía ser de celebración se transformó en una escena de incertidumbre. El diario Courrier Picard fue uno de los primeros medios en informar sobre el incidente. Según relató el propio Romuald a la cadena TF1, en un primer momento pensaron que se trataba de un simple retraso. “Nos dijimos que era imposible que el ayuntamiento se olvidara de una boda”, explicó el novio ante las cámaras. Sin embargo, a medida que los minutos pasaban, se hizo evidente que algo no iba bien.

En las bodas, son muchas las gestiones de organización y los preparativos que tienen que hacer los novios, aunque Hacienda seguro que no figura en sus planes

“La espera fue imposible para todos”

Mientras los invitados se mantenían en pie frente al ayuntamiento, el nerviosismo crecía. La pareja intentó contactar con algún representante local, sin éxito inmediato. Fue entonces cuando intervino una figura inesperada: la niñera de sus hijos y vecina del pueblo. Al ver la situación, no dudó en actuar. Se dirigió directamente al domicilio de una concejala para alertarla de lo que ocurría.

La rápida reacción vecinal dio sus frutos. En cuestión de minutos, algunos funcionarios acudieron al lugar. No obstante, el expediente necesario para formalizar la unión no estaba disponible. “No se había impreso”, lamentó Romuald. Este nuevo contratiempo obligó a retrasar aún más la ceremonia, sumando tensión a una mañana ya bastante agitada.

Una ceremonia que logró salvarse

Finalmente, una hora después del horario previsto, Angélique y Romuald pudieron pronunciar el “sí, acepto”. Aunque el inicio de la jornada fue caótico, la pareja optó por enfocarse en el cariño de los suyos y en el buen desenlace. “Tuvimos un retraso con los proveedores, lo que retrasó todo, pero aun así lo pasamos genial. Nuestros seres queridos también”, aseguró Angélique a TF1 con una sonrisa.

Pese al incidente, la boda se celebró, y el evento quedará grabado en la memoria de todos no solo por el compromiso sellado, sino también por el contratiempo inicial. Sobre quién recae la responsabilidad, las versiones son variadas. Si bien el ayuntamiento no apareció a la hora señalada, tampoco hubo una reconfirmación por parte de los novios en los días previos, algo que, aunque no obligatorio, podría haber evitado el malentendido.

Este episodio pone en evidencia la importancia de una mejor coordinación entre ciudadanos y administración, y deja una lección para quienes preparan una boda civil: por más que todo parezca bajo control, una llamada de confirmación de último momento puede evitar futuros dolores de cabeza.