Este jueves 10 de julio de 2025, la princesa Alexia de Grecia celebra su 60º cumpleaños. Lo hace lejos del bullicio de las monarquías europeas y en la más estricta discreción, como ha sido su estilo de vida desde hace décadas. Hermana mayor del actual heredero Pablo, hija primogénita de los reyes Constantino II y Ana María de Grecia, y prima de Felipe VI, Alexia ha optado por una existencia alejada del foco mediático, centrada en su familia y profundamente vinculada a España desde hace más de tres décadas.
La princesa nació en 1965 en el Palacio de Mon Repos, en la isla de Corfú. Allí, en ese mismo lugar, pero 44 años antes, nacía el duque de Edimburgo, tío abuelo suyo. Su infancia no fue fácil y estuvo marcada por el exilio de la familia real griega tras el golpe de Estado de 1967 y la posterior abolición de la monarquía. Creció entre Roma, Copenhague y Reino Unido, y cursó estudios en Historia y Educación. Trabajó como maestra en Londres antes de mudarse a Barcelona, donde amplió su formación con un máster en Intervención Temprana y colaboró con la Fundación Catalana para el Síndrome de Down.
En este aniversario, la princesa griega también conmemora otro hito: sus 26 años de matrimonio con el arquitecto español Carlos Morales. La pareja se conoció en la capital catalana, en 1994, durante una regata, pasión que ambos compartían. Morales era entonces miembro del equipo preolímpico español de vela y ella, gran amante del mar, participaba como invitada. El flechazo fue inmediato, y tras varios años de noviazgo, se casaron en una fastuosa boda celebrada en Londres el 9 de julio de 1999, en la catedral ortodoxa de Santa Sofía.
En el “sí, quiero” fueron testigos numerosos miembros de casi todas las casas reales europeas: desde los reyes eméritos Juan Carlos y Sofía, pasando por Felipe VI y sus hermanas, hasta la reina Isabel II del Reino Unido con su esposo el duque de Edimburgo y su hijo Carlos, hoy monarca británico. Fue una de las últimas grandes bodas reales del siglo XX. La recepción se celebró en Kenwood House, a las afueras de Hampstead, y dos días antes, una gala previa en Bridgewater House reunió a la flor y nata de la nobleza internacional. Curiosamente, al día siguiente del enlace, Alexia cumplió 34 años.

Su mudanza a las Canarias
Parece que esta celebración fue suficiente exposición para ella, porque desde entonces la princesa ha hecho todo lo posible por mantener un perfil bajo. Aunque se deja ver en contadas ocasiones públicas, generalmente bodas familiares o eventos de importancia institucional, su prioridad ha sido siempre la vida privada. Primero residieron en Barcelona, donde nacieron sus dos primeras hijas, Arrietta (2002) y Anna-Maria (2003). Sin embargo, el acoso mediático, especialmente intenso tras las investigaciones judiciales que afectaron a Morales en 2009 por asuntos urbanísticos, de los que fue exonerado en 2011, les llevó a trasladarse a Lanzarote, tierra natal del arquitecto. En la isla, formaron su familia numerosa, tras la llegada de Carlos (2005) y Amelia (2007).
Allí, en el municipio de Yaiza, la pareja construyó una espectacular vivienda frente al mar, diseñada por el propio Morales. Un moderno chalé de dos plantas con sótano, vistas al océano, gimnasio, piscina exterior e interior, sauna, varias salas de estar, sala de masajes y una sala de ocio que incluía mesas de billar. Todo ello en una parcela de más de 5.000 metros cuadrados. Este rincón canario se convirtió en su hogar durante casi dos décadas y también en refugio para amigos cercanos, incluida la infanta Cristina.

Una gran amistad con la infanta
La relación entre Alexia y su prima Cristina de Borbón ha sido una constante en sus vidas. Su vínculo se estrechó precisamente en Barcelona, donde coincidieron durante los años olímpicos. Allí consolidaron una amistad que fue mucho más allá de los lazos familiares. Alexia se convirtió en madrina de Pablo Nicolás, segundo hijo de Cristina, y la infanta asumió el mismo papel con Arrietta, la primogénita de Alexia. Durante el escándalo del caso Nóos, cuando Cristina se convirtió en el epicentro del huracán mediático, Alexia fue uno de sus apoyos más sólidos, tanto emocional como logísticamente. La casa de Lanzarote fue, durante esos años, uno de los pocos lugares donde Cristina encontraba paz.
Incluso ahora que sus hijos ya son mayores, las dos primas siguen cultivando su amistad. Hace varios años, ambas fueron vistas disfrutando juntas del Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria, una muestra más de que, pese a los kilómetros de distancia y las circunstancias personales, su relación sigue intacta. Alexia ha estado siempre ahí, en los momentos buenos y en los complicados. No obstante, y aunque durante años, la familia vivió en relativa tranquilidad en su vivienda isleña, parece que decidieron cerrar ese capítulo: a principios de 2024, según informó El Mundo, la pareja puso en venta su palacete de ensueño.
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