La reina Sofía se enfrenta a uno de sus veranos más complicados: fracturas familiares, problemas de salud y una sensación de soledad

Con el paso de los años, el ritmo cambia, las prioridades también, y hasta las vacaciones se miran de otro modo. Así le ocurre a doña Sofía, que a sus 85 años valora más la serenidad que el ajetreo, y que este verano ha estado más cerca que nunca de renunciar a su tradicional estancia en Marivent. La razón principal no ha sido otra que la delicada situación de salud de su hermana, la princesa Irene de Grecia, con quien convive de forma casi permanente.

Hasta hace poco, era habitual que a mediados de julio ya estuvieran listas las maletas rumbo a Palma de Mallorca, donde las hermanas se instalaban en el Palacio de Marivent, acompañadas después por otros miembros de la familia real. Sin embargo, este año la decisión se ha hecho esperar. Según fuentes cercanas a la revista Vanitatis, la reina emérita llegó incluso a plantear cancelar el viaje. “Está muy sola y, estando su hermana como está, dijo que prefería quedarse en Madrid”, aseguran. En su reflexión pesó el deseo de evitar desplazamientos innecesarios, optar por la calma y mantenerse en un entorno controlado.

Pero finalmente han sido sus hijos quienes la han convencido de que mantenga esa costumbre veraniega. En particular, las infantas Elena y Cristina han jugado un papel clave en esta decisión, comprometiéndose a acompañarla y hacerle más llevadero el verano. Especialmente Cristina, quien ha prometido acudir con sus hijos a Palma en algún momento. Gracias a esa promesa de presencia y compañía, la reina Sofía ha accedido a viajar, aunque sin fecha definitiva de salida y con una agenda que será, previsiblemente, muy ligera.

En este contexto, Irene de Grecia, con una salud cada vez más frágil, será una presencia constante pero probablemente poco activa durante la estancia en la isla. Se espera que permanezca en el palacio y no participe en actos públicos ni actividades fuera del recinto. Lejos quedaron aquellos veranos en los que la princesa caminaba unos pasos detrás de su hermana, respetando el protocolo y mostrando un vínculo de complicidad. Ahora, su papel será más discreto, aunque igualmente fundamental para la reina Sofía, que sigue velando por su bienestar con devoción.

Uno de los momentos más esperados de la temporada es la tradicional cena familiar en un restaurante de Palma, cuando coinciden los reyes, sus hijas y la reina emérita. Aunque la estancia de la familia será breve este año, se espera que esa velada sí pueda celebrarse. Para doña Sofía, este acontecimiento sigue siendo uno de los más especiales del verano.

Este año, además, se ha producido un cambio positivo en las relaciones familiares. Aunque no volverá a ser como antes, el distanciamiento entre el Rey Felipe VI y su hermana Cristina ha dado paso a una cierta cordialidad. El verano pasado ya coincidieron en Marivent sin incidentes, lo que abre la puerta a nuevas reuniones tranquilas.

La organización interna se ha ajustado para que la reina Sofía no pase demasiado tiempo sola con su hermana. Mientras la infanta Elena intentará evitar coincidir con su hermano el rey, su hija Victoria Federica seguirá con sus planes personales y Froilán, por su parte, continúa residiendo en Abu Dabi, con visitas esporádicas a España. Del lado de Cristina, aún no se ha confirmado cuántos de sus hijos viajarán a Mallorca, aunque se da por hecho que alguno lo hará.

A pesar de las dudas iniciales, todo apunta a que doña Sofía volverá a Marivent, rodeada del cariño de su familia y, sobre todo, de la compañía de su hermana. Un verano diferente, más introspectivo, pero igualmente significativo.