El reconocido economista sueco que escribe sobre los ricos: “Deberíamos centrarnos en como impulsar a los de abajo y no en desestabilizar a los de arriba”

Daniel Waldenström considera que vivimos en una sociedad mucho menos desigual que hace años

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El economista sueco Daniel Waldenström
El economista sueco Daniel Waldenström (Danielwaldenstrom.com)

El número de personas millonarias no hace más que crecer en los últimos años, al igual que aumentan sus fortunas. Un reciente informe de New World Wealth, elaborado para Henley & Partners, analiza el origen de la nueva élite millonaria y detalla qué países concentran mayor cantidad de grandes fortunas.

Estados Unidos se mantiene como principal polo de concentración de riqueza, encabezando los rankings mundiales de personas con más de un millón de dólares. En la última década, la cifra de millonarios en ese país creció en seis millones de individuos. Además, lidera el listado de nuevos billonarios, sumando un total de 867 personas con fortunas superiores a los mil millones de dólares.

Esta situación genera ventajas a nivel global, pues incentivan la economía mediante la creación de empleo o a través de los gastos, pero también aumenta la brecha respecto a la población más pobre. Este efecto negativo lo ha analizado Daniel Waldenström, economista del Instituto de Investigación sobre Economía Industrial de Estocolmo.

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¿Sociedades desiguales?

Para empezar, el sueco rechaza la idea de que vivimos en un mundo muy desigual. Asegura que las sociedades occidentales “no son ni remotamente tan desiguales como muchos creen”. El economista defiende que en los países occidentales, la riqueza de las familias aumentó a cifras nunca vistas, al igual que mejoraron el acceso al consumo o la esperanza de vida.

Waldenström, en un artículo publicado en la revista Foreign Affairs, señala que el foco sobre las enormes fortunas de los fundadores de las grandes empresas tecnológicas hace que se pase por alto estas mejoras. De hecho, en una entrevista con BBC, el experto explica que “obtenemos entre el 30% y el 45% del PIB en ingresos fiscales anuales, frente al 5% o el 10% de hace cien años”.

No duda en que, aunque hay aspectos a mejorar, las sociedades son mucho más igualitarias que hacer años. “Tenemos una economía en crecimiento que es como una escalera mecánica. Esto significa que todos los que están en esa escalera mecánica se beneficiarán del crecimiento económico”, ejemplifica el economista.

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“Impulsar a los de abajo, no desestabilizar a los de arriba”

El sueco explica en su entrevista con el medio británico que las políticas públicas deberían centrarse en fortalecer las oportunidades de quienes se encuentran en las posiciones más desfavorecidas, sin tratar de perjudicar directamente a quienes mejores situaciones económicas.

Considera que la verdadera clave para lograr una sociedad más equitativa no reside en limitar o reducir la riqueza de los multimillonarios, sino en diseñar instrumentos efectivos que permitan a los sectores con menos recursos mejorar sus condiciones de vida. De esta forma, resume su postura con la afirmación de que hay que impulsar a los de abajo, no desestabilizar a los de arriba”.

Algunas de las prácticas que defiende que habrían que fomentarse son el acceso a servicios básicos de calidad, como educación y salud o el desarrollo de políticas que generen empleos formales y bien remunerados. Reitera que avanzar en equidad implica crear condiciones para que “los de abajo” puedan aspirar a mayores niveles de bienestar, sin recurrir necesariamente a restricciones que frenen el éxito económico.