Una mujer descubre por qué su gata solo quería dormir y estaba apática: “Nunca imaginé que la falta de interés tenía que ver con cazar”

Tras una pequeña investigación en profundidad, la mujer pudo detectar algunos patrones que pasaban inadvertidos y que desembocaban en una carencia en la conducta depredadora de su mascota

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Una mujer descubre por qué
Una mujer descubre por qué su gata solo quería dormir y estaba apática (Pexels)

La preocupación por la salud de los felinos de la casa siempre está a la orden del día, sobre todo cuando las pequeñas mascotas comienzan a mostrar algunos rasgos atípicos. En el caso del gato de Irene, Teo, que a penas tiene dos años, “está bien, pero es que no para quieto, sé que le pasa algo, pero no entiendo qué”, le ha comentado su cuidadora a RAC1. No se trataba de una urgencia médica, sino de un deseo profundo de conocer mejor al animal, para ofrecerle una vida más completa.

Tras una pequeña investigación en profundidad, la mujer pudo detectar algunos patrones que pasaban inadvertidos: maullidos frecuentes, obsesión por la comida, sobrepeso creciente y “explosiones de energía”, que lo llevaban a correr sin rumbo, tirar objetos o perseguir reflejos con una intensidad casi hipnótica. Aunque no eran señales de alarma por sí solas, indicaban algo fundamental: Teo no tenía oportunidades reales de desplegar su instinto cazador.

Y es que, a pesar de contar con bastantes juguetes, había algo que le impedía desarrollar algunas secuencias de este instinto: observar, esconderse, lanzarse y atrapar. Algo similar le ha pasado también a la gata de Zaira, Lila, que con cinco años tenía una actitud totalmente diferente. Según lo que ha expresado su dueña ante el medio catalán, la pequeña parecía siempre tranquila y se pasaba la mayor parte del día durmiendo. “Es como si nada la motivara, se aburre con todos los juguetes”, ha explicado. No obstante, podría tener un núcleo similar al de Teo.

“Pensaba que simplemente era una gata tranquila, pero estaba apagada”

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Una mujer descubre por qué su gata solo quería dormir y estaba apática (Pexels)

En la naturaleza, la conducta depredadora en los gatos no responde al hambre, sino al instinto. Incluso los gatos domésticos que jamás han salido al exterior mantienen activa esa necesidad. Sin embargo, esta práctica no requiere simplemente movimiento, sino que necesita un propósito, atención, tiempos y toma de decisiones. Ante esta falta, el felino puede manifestar esta deficiencia por diferentes vías, como les ha pasado a Teo y a Lila. Porque aunque la apatía se relaciona en numerosos casos con la personalidad de los gatos, no siempre debería mantenerse aislado.

De esta manera, cuando esa secuencia se interrumpe o no se ofrece en un contexto adaptado, el resultado es el desequilibrio. En gatos como Teo, la falta de estimulación genera hiperactividad, ansiedad o comportamientos compulsivos. En gatos como Lila, la consecuencia es inversa: apatía, desinterés, desconexión. Pero en ambos casos, la causa es la misma: Una necesidad profunda de actuar y conectar con su entorno, que ha quedado bloqueada por falta de estímulos adecuados.

Ante el panorama preocupante, las dos familias trabajaron para estimular el instinto de su mascota. Para ello, según ha revelado RAC1, se siguieron dos métodos. Para Teo se preparó un escenario más desafiante, con estructuras para trepar, observar y esconderse. También usaron comederos que supusieran un reto y que exigiera cierta concentración. En cambio, Lila necesitaba un enfoque más calmado: escondieron comida en diferentes rincones, así como nuevas texturas y olores que despertasen su curiosidad. Con esto motivaban que ella misma se activase.

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Tras ver cómo evolucionaba Lila, su dueña se dio cuenta de que estaba equivocada: “Pensaba que simplemente era una gata tranquila, pero estaba apagada”. Por lo que, este experimento la hizo comprender aún más a su gata. “Nunca imaginé que su falta de interés tenía que ver con algo tan básico como cazar”, ha afirmado. De esta manera, a las semanas de comenzar con esta iniciativa, las dos mujeres pudieron observar la evolución: Teo estaba más relajado, sus estallidos se redujeron y su ansiedad por la comida desapareció. Lila, por su parte, comenzó a interesarse nuevamente por su entorno, a moverse con más frecuencia y a participar en pequeños juegos.

Sin embargo, cabe recordar que lo importante no es el estímulo, sino que puedan tener una idea clara y una actuación decidida. Solo de esta forma podrán liberar la energía contenida de manera natural y evitar que se estanque y genere estrés y frustración en el animal.