Un estudiante de arqueología utiliza un modelo informático para predecir la ubicación de un campamento del ejército romano… y tiene éxito

Según los últimos datos, los romanos se aventuraban fuera de los límites establecidos del imperio

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El modelo informático que predice
El modelo informático que predice la ubicación de un campamento del ejército romano (World History)

El trabajo conjunto de arqueólogos sumado a la tecnología de modelado computacional han logrado localizar los restos de un campamento militar romano en Hoog Buurlo, una aldea holandesa en Veluwe. El “raro” hallazgo ha resultado encontrarse al norte de la antigua frontera del Imperio romano, más allá del Limes de la Baja Alemana, lo que sugiere que las tropas romanas se aventuraban fuera de los límites establecidos del imperio.

“Para los Países Bajos, este es solo el cuarto campamento temporal romano, por lo que se trata de un hallazgo bastante inusual”, explicó Saskia Stevens, profesora asociada de historia antigua y civilización clásica en la Universidad de Utrecht e investigadora principal del proyecto Construyendo el Limes, que lideró la excavación. Exactamente, la frontera fortificada, que seguía el cauce del Rin, se encuentra a unos 25 kilómetros al sur del lugar del descubrimiento. Este hecho “nos indica que los romanos no percibieron el Limes como el fin de su Imperio”, ha señalado la investigadora en declaraciones a Live Science.

El programa que llevó el proyecto al éxito

Aunque el estudio estuvo dirigido por la profesora Stevens, la tecnología que se ha aplicado para concluir las investigaciones fue desarrollada por el estudiante de arqueología de la Universidad de Ciencias Aplicadas de Saxion, Jens Goeree. La herramienta diseñada, como parte del proyecto, por Goeree, se basaba en un programa para predecir la ubicación de campamentos romanos temporales en la región de Veluwe, una zona caracterizada por sus bosques, lagos y praderas.

El software se compone en mapas de elevación y tecnología lidar (Light Detection and Ranging), que emplea láseres lanzados desde aeronaves para cartografiar el terreno. “Reconstruyó las posibles rutas del ejército romano a través de la zona de Veluwe, calculando la cantidad de kilómetros que un ejército podía recorrer al día”, explicó Stevens. El programa también consideró la disponibilidad de agua, caminos y la forma característica de los campamentos romanos: el diseño de “naipes”, con planta rectangular y esquinas redondeadas.

Con esta tecnología, la predicción del modelo condujo en 2023 a los investigadores hasta Hoog Buurlo. Allí, en enero de 2025, se realizaron las primeras excavaciones arqueológicas que confirmaron la existencia de un fuerte romano temporal.

Una instalación militar de marcha: “Estaban claramente activos más allá de la frontera”

El Museo Arqueológico Nacional expone el tesoro romano de Tomares.

El campamento descubierto abarcaba 3,6 hectáreas y presentaba un foso en forma de V de 2 metros de profundidad, un muro de tierra de 3 metros de ancho y varias entradas, según detalló la Universidad de Utrecht. Se trataba de una instalación militar de marcha, utilizada por las tropas por unos días o semanas. “El número limitado de hallazgos no es sorprendente, ya que el campamento solo estuvo en uso durante un corto período de tiempo (días, semanas) y los soldados habrían viajado ligeros”, apuntó Stevens.

Entre los pocos objetos recuperados, el más relevante fue un fragmento de armadura militar romana. Este hallazgo, junto con la comparación con otro campamento encontrado en 1922 en los Países Bajos, permitió datar la instalación en el siglo II d. C. No obstante, “el escaso número de hallazgos dificultó la datación del campamento”, ha reconocido Stevens. Aun así, los restos del descubrimiento sugieren que el control del territorio romano se extendía más allá del Limes y que los romanos consideraban esas tierras como parte de su esfera de influencia. “Estaban claramente activos más allá de la frontera y consideraban esa zona como su esfera de influencia”, ha afirmado la profesora.

Además, durante el estudio se reveló que la región al norte del Rin tenía un valor estratégico y económico, ya que era utilizada para el transporte de recursos como ganado, pieles y personas esclavizadas. Los habitantes autóctonos, en particular los frisios y los chamavos, mantenían relaciones fluidas con el poder romano. Concretamente, “los frisios mantenían, en general, una buena relación con los romanos”. Y es que, existen registros históricos que indican que pagaban tributos en forma de pieles de vaca y que también proporcionaban soldados tanto para las tropas auxiliares como para la guardia imperial de Nerón, quien gobernó entre los años 54 y 68 d. C.