
Las vacaciones son ese periodo de tiempo en el que solo se espera tranquilidad y descansar del día a día. Sin embargo, quienes tienen un jardín bien cuidado o una casa llena de plantas, esta perspectiva puede generar inquietud. El riego, especialmente en verano, se convierte en una necesidad urgente: las altas temperaturas, la sequía y la exposición solar pueden secar en pocos días todo lo que se ha cultivado con esmero durante meses.
Y aunque confiar en un vecino o familiar sigue siendo una opción, no siempre está disponible. Afortunadamente, existen soluciones prácticas y eficaces para que las plantas sobrevivan sin asistencia constante. Desde sistemas tradicionales hasta métodos caseros y tecnológicos, estos nueve trucos de Bricoleur Pro permiten mantener la humedad necesaria durante las ausencias estivales.
Cómo cuidar tus plantas sin estar en casa
Una de las primeras cosas que hay que tener en cuenta es el método más antiguo y eficaz que se conoce: el uso de oyas de riego, también conocidas como ollas. Se trata de recipientes de terracota porosa que se entierran en la tierra, cerca de las raíces. Al llenarse de agua, la humedad se libera lentamente en función de las necesidades de la planta. Este sistema, originario de zonas áridas, es especialmente útil en huertos y jardines exteriores. Además de ser ecológico, garantiza una autonomía de varios días, e incluso semanas, según el tamaño del recipiente, y limita considerablemente las pérdidas por evaporación.
Otra técnica que complementa cualquier sistema de riego es el mantillo o acolchado. Consiste en cubrir el suelo con materiales orgánicos como hojas secas, corteza, paja o restos vegetales. Esta capa natural protege el sustrato del sol directo, reduce la evaporación y ayuda a mantener una temperatura estable. Si se aplica una capa de entre cinco y diez centímetros, es posible prolongar los efectos de un riego anterior durante varios días, lo cual es especialmente útil durante ausencias prolongadas.

No obstante, para quienes disponen de una toma de agua y buscan una solución automatizada, el riego por goteo con programador es una opción muy fiable. Este sistema permite suministrar una cantidad precisa de agua directamente en la base de cada planta a intervalos regulares. Los modelos más recientes funcionan con batería o energía solar y permiten ajustar horarios y frecuencias. Además de su precisión, son especialmente recomendables en contextos de restricciones de agua, ya que evitan el desperdicio.
Por otro lado, entre las soluciones más sencillas y económicas destaca el uso de botellas invertidas. Perforando el tapón de una botella de plástico y colocándola boca abajo en la tierra, se puede conseguir un riego gradual durante varios días, ya que el agua se libera en función de la sequedad del sustrato. Este método puede mejorarse con boquillas específicas que regulan el caudal. Una botella de 1,5 litros, por ejemplo, puede durar entre tres y cinco días dependiendo del calor.
En cuanto a las plantas en maceta, más vulnerables por su limitada reserva de agua, pueden beneficiarse de estrategias adicionales. Una de ellas es agruparlas en zonas sombreadas y protegidas del viento. Esto ayuda a crear un microclima más húmedo que ralentiza la pérdida de agua. Si además se colocan sobre una capa de mantillo o sobre una estera húmeda, la humedad del sustrato se conserva por más tiempo.
Otra opción muy útil, especialmente para interiores y balcones, es el sistema de mechas de capilaridad. Un cordón de algodón o nailon conecta un recipiente de agua con el interior de la maceta. La capilaridad permite que el agua suba lentamente hacia la raíz según necesidad. La clave está en situar el depósito ligeramente por encima del nivel del sustrato. Este método discreto puede garantizar hasta una semana de autonomía.
También existen macetas con sistema de reserva de agua, que incorporan un doble fondo o una bandeja inferior que actúa como depósito. A través de canales o mechas, el agua se distribuye por capilaridad a las raíces. Estas macetas son especialmente prácticas para balcones o plantas ornamentales, ya que limitan los errores de riego y prolongan la humedad durante más de una semana.
Para quienes no desean complicarse con sistemas caseros o técnicos, una opción cada vez más extendida es contratar un servicio de cuidado de plantas. Existen plataformas colaborativas, floristerías o pequeñas empresas que ofrecen regar las plantas en el domicilio durante las vacaciones. En algunas comunidades también hay redes vecinales de intercambio: a cambio de cuidar las plantas, se puede ofrecer una cesta de frutas, verduras o cuidar a una mascota. Esta solución no solo garantiza la salud de las plantas, sino que también fortalece los vínculos de proximidad.
Por último, hay medidas preventivas que ayudan a reducir la necesidad de agua antes de marcharse. Quitar flores marchitas, podar hojas secas o trasplantar a macetas más grandes con sustrato fresco permite que la planta conserve mejor la humedad. En el caso de suculentas o cactus, espaciar los riegos los días previos induce una fase de reposo que reduce su demanda hídrica.
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