Adiós al tren real británico tras 156 años de servicio: Carlos III lo retira por su elevado mantenimiento

Tras más de siglo y medio rodando por las vías del Reino Unido, el legendario tren real británico se despide para siempre. El rey Carlos III ha decidido retirarlo definitivamente debido a su alto coste de mantenimiento y la falta de adaptación a los sistemas ferroviarios actuales. La noticia fue confirmada por el Palacio de Buckingham, que señaló que la decisión responde al objetivo del monarca de modernizar la institución y reducir gastos.

“No debemos estar atados al pasado”, declaró James Chalmers, responsable financiero del palacio. “Así como otras áreas del trabajo real han evolucionado, ha llegado la hora de despedirnos de este símbolo histórico”. El tren, un conjunto de nueve vagones que podían ser remolcados por locomotoras comerciales, dejará de operar antes de que finalice su contrato de mantenimiento en 2027.

El origen del tren real se remonta a 1869, cuando la reina Victoria mandó construir unos vagones especialmente acondicionados para sus desplazamientos. Desde entonces, se convirtió en un emblema de la monarquía, utilizado por generaciones de soberanos para recorrer el país con discreción y seguridad.

El anuncio se produjo en el marco del informe anual de finanzas reales, en el que se detalló que la familia real recibirá por cuarto año consecutivo una financiación pública de 86,3 millones de libras (unos 102 millones de euros). De esa cantidad, 34,5 millones de libras irán destinadas a continuar con la renovación del Palacio de Buckingham.

Este dinero proviene de la llamada subvención soberana, que es el dinero que el Estado británico entrega cada año a la familia real para cubrir sus gastos oficiales, como actos públicos, viajes, personal, mantenimiento de palacios, etc. No proviene directamente de los impuestos, sino de los ingresos generados por el patrimonio de la Corona: una gran cartera de propiedades, tierras y activos que pertenecen al monarca solo mientras reina. El rey no puede utilizarlos para beneficio personal, ya que están administrados profesionalmente.

Desde su llegada al trono, Carlos III ha prometido una monarquía más austera y eficiente, consciente del escrutinio constante al que está sometida la institución. Aunque la cifra global de la subvención se ha mantenido estable, desde el palacio se aclara que la inflación ha mermado su poder adquisitivo.

Además, el presupuesto real se vio complementado con 21,5 millones de libras adicionales (unos 25,4 millones de euros) procedentes de ingresos externos al patrimonio de la Corona, impulsados en parte por un aumento notable de visitantes al Palacio de Buckingham, cuya ala este reabrió recientemente tras una gran reforma.

La financiación de la realeza sigue siendo un tema controvertido en la política británica, aunque algunos expertos piden mirar más allá de las cifras. Craig Prescott, profesor de derecho constitucional en la Universidad Royal Holloway de Londres, sostiene que el coste real es bajo comparado con otros gastos del Estado, y que la monarquía ofrece un retorno de imagen difícil de igualar.

“La monarquía británica pone al país en el mapa como pocas otras cosas”, dijo Prescott. Eventos como el funeral de Isabel II o la coronación de Carlos III reunieron a líderes mundiales y audiencias globales, proyectando una imagen de estabilidad y tradición que todavía fascina a millones.

Durante el último año, los miembros de la familia real participaron en 1.900 actos públicos, tanto dentro como fuera del Reino Unido. En total, 828 eventos oficiales reunieron a más de 93.000 personas en los palacios reales, mostrando que, con o sin tren, la institución sigue muy activa.