Un arquitecto explica por qué los toldos de Madrid no son la manera más efectiva de evitar el calor: “Es como tener un radiador”

Usar un toldo blanco y altamente reflectante es la forma ideal de sobrevivir a la ola de calor

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Instalación de unos toldos en
Instalación de unos toldos en la Puerta del Sol. (Ricardo Rubio/Europa Press)

Una breve panorámica sobre los barrios de la ciudad de Madrid nos muestra un imaginario estético determinado: edificios de ladrillo y toldos verdes, que perduran en la memoria colectiva como un atributo intercultural español.

Carabanchel, Aluche, Getafe, Leganés. La periferia madrileña se caracteriza por una armoniosa composición en la superficie, con el color verde oscuro como protagonista. Quién iba a decir que, frente al urbanismo planificado del centro de la capital, la belleza estaría en la familiaridad de los edificios desordenados.

No obstante, dejando atrás la cuestión estética, y nuestros recuerdos de infancia, un escrutinio de la opinión de los expertos apunta a que, tal vez, el característico color verde de los toldos no sea la mejor manera de evitar el calor en nuestros hogares.

La opinión del arquitecto Jordi Martí

Según este prestigioso arquitecto, los colores oscuros absorben el calor en abundancia. Para este arquitecto, utilizar esos toldos equivale a “tener un radiador frente a la ventana”. Esto se debe al calor que absorben y que luego se transfiere al interior de la vivienda, al reflejarse desde la parte inferior del toldo hacia dentro.

Bloque de pisos ubicado en
Bloque de pisos ubicado en un barrio de la ciudad de Madrid. (Canva)

Puede que los toldos verdes sean una tradición del país; pero, según este experto, debido a su color no cumple con el objetivo para el que han sido creados.

La tesis doctoral del arquitecto Hubertus Pöppinghaus

Un acercamiento a la tesis doctoral de este arquitecto nos da las claves sobre calor y urbanismo para sacar el máximo partido a nuestros toldos, consiguiendo así una reducción considerable en la sensación térmica de nuestra vivienda.

En el trabajo se reivindica una tesis que ya había recogido Martí. En primer lugar, usar tejidos blancos y altamente reflectantes, que reflejen la mayor parte de la radiación social. A continuación, combinar una cara blanca orientada hacia el sol con una cara oscura o incluso negra hacia el suelo. La superficie blanca refleja la radiación solar visible y, además, emite calor con eficiencia hacia el cielo. Por su parte, la cara oscura reduce la reflexión de la radiación solar de onda corta, lo que resulta en un flujo de calor total más bajo hacia el interior. Por último, aplicar recubrimientos de baja emisividad en la cara interior del toldo. Esto minimizará la emisión térmica hacia la vivienda, reduciendo el calor.

Cómo ayudan los humedales de la Ciudad a mitigar las altas temperaturas durante esta ola de calor

Todas estas ideas tienen el objetivo de construir el mejor toldo posible, y en consecuencia, la máxima comodidad térmica. Además, otra de las maneras para reducir el calor es lo que en urbanismo bioclimático se conoce como “refugio”. Los refugios climáticos proponen una estrategia de supervivencia a las grandes temperaturas caracterizada por la presencia de flora y la creación de sombras naturales. En esto, el arquitecto Pöppinghaus opina: “Lo mejor para proteger nuestra casa del calor, si fuera posible, sería tener un gran árbol dando sombra”.

Algunas zonas de Madrid han recomendado habilitar refugios climáticos durante el verano. Es el caso del Círculo de Bellas Artes de Madrid, que el 10 de julio abrirá las puertas de su refugio con una propuesta muy ecléctica de actividades: siestódromo, ‘guardería’ de plantas y un rincón para jugar al ajedrez. La entrada será gratuita y libre para todas las personas.