“Vi a mi gato moribundo en mis brazos”: el aire acondicionado de un tren deja de funcionar y el animal empieza a convulsionar

Sisley, una estudiante de 24 años, se subió a un vagón junto a su gato Jotaro y lo que parecía un simple traslado se convirtió en terrible trayecto para ambos

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Un gato fallece en manos
Un gato fallece en manos de su dueña al dejar de funcionar el aire acondicionado de un tren. (@kizamitheegirl/ Canva)

El pasado lunes 30 de junio, Sisley, una estudiante de 24 años, se subió a un tren junto a su gato Jotaro en la ruta entre París y Niza. El viaje, que prometía ser un simple traslado de rutina, se transformó en una experiencia angustiante, apenas inició el trayecto a causa del calor. Según ha recogido Le Parisien, Sisley se dio cuenta de que el aire acondicionado de su vagón no funcionaba correctamente y, en minutos, el calor comenzó a afectar gravemente a su mascota.

La alarmante situación despertó pronto la preocupación de la joven y de varios pasajeros. Jotaro, un gato doméstico acostumbrado a viajar, empezó a mostrar signos de grave malestar. Sisley ha relatado este momento de total impotencia en su cuenta de ‘X’ (@kizamitheegirl): “Vi a mi gato moribundo en mis manos y no supe qué hacer”.

Movilización espontánea de los pasajeros

En un primer intento desesperado, mojó las patas del animal, pero el método, habitual entre dueños de mascotas, resultó inútil ante el avanzado golpe de calor: el gato comenzó a jadear y luego sufrió convulsiones. La joven entonces corrió hasta los baños del tren donde intentó enfriarlo más mientras temía por su vida: “En ese momento, sentí que se iba a morir”.

Una joven denuncia en su
Una joven denuncia en su cuenta de 'X' la muerte de su gato. (@kizamitheegirl)

De acuerdo con el medio francés Midi Libre, el drama de Sisley conmovió a otros viajeros que se encontraban cerca. Al no hallar de inmediato a personal del tren, la joven contactó con el número de emergencias de la compañía y siguió las indicaciones de buscar a un revisor. A pesar de no encontrar ayuda institucional inmediata, los pasajeros intervinieron por cuenta propia: algunos abanicaron a Jotaro, mientras que otros colaboraron mojando al gato con agua.

Durante el episodio, Sisley recurrió también a las redes sociales, denunciando en ‘X’ la falta de aire acondicionado: “Qué vergüenza no encender el aire acondicionado”. La reacción en cadena llevó finalmente a una revisora al vagón, cuando pasó a solicitar los billetes. Bajo la insistencia de Sisley y con la presión palpable en el ambiente, la empleada de la SNCF activó la climatización, aunque, según testigos, la temperatura permaneció elevada durante un buen tramo del viaje. Paralelamente, Jotaro empezó a recuperarse, aunque el ambiente seguía tenso entre los pasajeros y el personal ferroviario.

El final de un trayecto angustiante

Momentos después, la misma revisora volvió para encararse con Sisley sobre la denuncia pública que ya circulaba por redes sociales. Según la joven, la empleada llegó a increparle: “Estaba hablando por teléfono con la compañía y me gritó por el haber publicado el mensaje. Me dijo que no debería haberlo hecho, que podría perjudicar a la empresa y que estaban haciendo todo lo posible”.

El calor extremo en verano aumenta en España, con riesgos como golpes de calor y cáncer de piel. Sanidad recomienda hidratación, protección solar y prevención para evitar complicaciones, especialmente en vulnerables.

Según Midi Libre, el trayecto terminó en Niza, donde la joven no tardó en trasladar a Jotaro a una clínica veterinaria. El diagnóstico fue contundente: el animal había sufrido un golpe de calor, aunque lograron estabilizarlo tras las primeras intervenciones. El veterinario recomendó su monitoreo, pero aseguró que el animal ya está fuera de peligro.

Consultada posteriormente por Le Parisien, la empresa ferroviaria descartó cualquier fallo técnico importante en el tren de ese día y minimizó el episodio: “No hubo ninguna avería, quizás simplemente un problema con el ajuste de este vagón”, declaró la compañía ferroviaria francesa. La experiencia de Sisley y Jotaro, mientras tanto, evidenció las consecuencias tangibles de un sistema de climatización deficiente en plena ola de calor.