Aunque el peso del cable de cobre superó los 700 kilogramos, lo más llamativo del caso fue la manera en que se distribuyó esta carga en las plazas traseras de un Seat León. Según ha informado la Guardia Civil, el descubrimiento se realizó en una carretera de la provincia de Huelva, cuando agentes dieron el alto a un vehículo cuyas condiciones externas indicaban un visible exceso de carga.
El incidente se desarrolló cuando la patrulla detectó las sospechosas condiciones del coche e intentó identificar al conductor, quien, tras detener el vehículo, intentó huir a pie y ocultarse en el campo cercano. De acuerdo con la información divulgada por la Guardia Civil, la rápida intervención de los agentes permitió su detención en la localidad de Pilas (Sevilla) donde confirmaron el origen ilícito de la carga.
En el interior del Seat León se localizaron grandes cantidades de cableado de cobre, el cual resultó pertenecer a infraestructuras de telecomunicaciones, específicamente a líneas telefónicas que conectan las localidades de Jabugo y Castaño del Robledo (Huelva). El propietario de estas instalaciones había denunciado previamente su sustracción ante la sede de la Guardia Civil en Aracena. Un pesaje posterior verificó tanto la autenticidad como la cantidad de material intervenido, cuyo valor es significativo dada la elevada demanda del cobre en el mercado negro.
La investigación reveló que el vehículo había sido adquirido por el arrestado un año antes, pero continuaba inscrito a nombre de su anterior dueño, quien además había fallecido, circunstancia que dificultaba su identificación por medios administrativos habituales, como la matrícula, en caso de cualquier infracción o requerimiento legal.
El medio detalló que, tras la actuación policial, la carga incautada fue devuelta a su legítimo propietario, mientras que el automóvil quedó bajo custodia judicial. Las diligencias han sido remitidas al Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Aracena, que continuará con la investigación de los hechos.
Una carga peligrosa
Llevar objetos sin asegurar dentro del habitáculo implica dos riesgos principales: el peligro para los ocupantes y la posible imposición de sanciones administrativas. El Reglamento General de Circulación establece, en su artículo 14, la obligación de disponer y fijar adecuadamente cualquier carga para evitar que se desplace, caiga o arrastre de manera peligrosa, bajo pena de multas que pueden alcanzar los 200 euros.
Datos recientes de la Dirección General de Tráfico (DGT) ilustran el peligro físico: a una velocidad de 50 kilómetros por hora, la inercia multiplica cuarenta veces el peso de los objetos transportados. Así, un ordenador portátil podría golpear con una fuerza equiparable a 85 kilogramos, una mochila llegaría a 160 kilogramos, y un teléfono móvil equivaldría a cuatro kilogramos en caso de frenazo brusco.
El cumplimiento de la normativa de seguridad en el transporte de carga también se extiende a los pasajeros, en particular al uso correcto de los cinturones de seguridad y sistemas de retención infantil. Malas prácticas, como instalar de forma incorrecta una silla para niños, no solo incrementan el riesgo de lesiones para el usuario directo, sino también para el resto de los ocupantes al posibilitar desplazamientos violentos en accidentes.
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