Ganas hay, pero el verano no ayuda: cómo disfrutar del sexo sin morirse de calor

Lisa Lepra, sexóloga, ofrece una serie de estrategias sencillas para que el calor no sea un obstáculo

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Amores reales, Sonia y Juan,
Amores reales, Sonia y Juan, enamoramiento, amor, suegra y yerno (Imagen Ilustrativa Infobae)

El calor aprieta. El asfalto hierve, los cuerpos sudan y las sábanas se pegan a la piel. Con el termómetro rozando los 40 grados, surge un problema recurrente (o no tanto, dependiendo): hace demasiado calor para todo, incluido, como no, para mantener relaciones sexuales (una vez más, dependiendo, porque habrá a quien el calor le de lo mismo). El deseo suele aumentar con la llegada del verano, pero el cuerpo a veces pide más una ducha fría que una aventura tórrida entre las sábanas.

El sexo decae en verano, aunque el deseo crece

Según informan desde el medio francés 20minutes, un estudio del IFOP (Institut Français d’Opinion Publique) realizado en 2017 reveló que el 73% de los hombres y el 63% de las mujeres confiesan sentir más deseo sexual durante el verano. Sin embargo, entre las ganas y el acto se interpone la ola de calor: solo el 58% de los hombres y el 54% de las mujeres acaban pasando a la acción con mayor frecuencia. Parece ser que el sol derrite hasta la libido. La estadística lo confirma: nueve meses después de una ola de calor, los nacimientos caen entre un 5% y un 6%, según el Instituto Nacional de Estudios Demográficos.

¿Conviene entonces convertir la habitación en una sauna improvisada? ¿O es mejor adaptar la vida sexual a lo que exige el verano? Lisa Lepra, sexóloga, plantea que “parece que hay una paradoja entre sexualidad y calor, pero solo existe si se considera que la sexualidad es únicamente un rendimiento físico”. Creer que se puede reproducir la misma intensidad sexual bajo una ola de calor garantiza acabar exhausto. La excitación, explica Lepra, ya eleva el ritmo cardíaco y la temperatura corporal. “Estés en solitario o en pareja, el sudor hará acto de presencia”, asegura. Aun así, la experta ve en el calor un terreno fértil para el deseo y apunta a estrategias sencillas para sortear las incomodidades veraniegas.

Cómo disfrutar del sexo sin
Cómo disfrutar del sexo sin morirse de calor (Christin Klose/dpa)

Sortear el obstáculo del calor de verano

Elegir el momento adecuado se convierte en la primera regla. Muchas voces recomiendan evitar las horas centrales, entre las doce del mediodía y las siete de la tarde. Amandine Ranson, experta de la marca de juguetes sexuales LELO, aconseja reservar la intimidad para la primera hora de la mañana o para la noche, apostando por habitaciones frescas o climatizadas. Y si el aire acondicionado no está al alcance, existen alternativas: el suelo frío del baño, el uso estratégico del ventilador o una ducha compartida pueden ser aliados inesperados.

La hidratación no debe pasar desapercibida. “El acto sexual requiere energía”, recuerda Lepra. El peligro solo aparece cuando se ignoran los principios básicos: “Tener relaciones en pleno sol y sin agua puede ser peligroso. Hacerlo por la noche, o a la sombra y con un ventilador, elimina cualquier riesgo para la salud”, concluye la sexóloga.

No siempre apetece el contacto o falta la energía para entregarse al sexo en pareja. En esos casos, la masturbación puede ser una alternativa válida. Ranson señala que “la masturbación mutua permite mantener la intimidad erótica y cierta distancia física”, una forma de preservar el vínculo sin renunciar al placer. También recomienda probar con juguetes sexuales enfriados en la nevera, si las instrucciones lo permiten. “Los juguetes LELO, por ejemplo, están diseñados para ello y hasta pueden usarse en el agua”, precisa. Lepra añade que no todo se reduce a lo técnico: “La excitación por sí sola aumenta la temperatura corporal, incluso en solitario. No se trata solo de evitar el sudor, sino de reinventar la experiencia”.

La clave puede estar en la creatividad y los sentidos. “Existen otras maneras de relacionarse. Tal vez haya que redescubrir los cinco sentidos: el gusto, el olfato, el oído... Suele dejarse de lado el aspecto lúdico”, subraya Lepra. Si el calor reduce el ímpetu, una sexualidad más sensorial e ingeniosa puede aportar placer sin que suba el mercurio. Sobre el riesgo de infecciones en verano, Lepra lo vincula al desequilibrio del pH y la humedad, no al calor en sí. “El verano puede favorecer la aparición de infecciones, pero lo mismo ocurre en invierno”, aclara.