
La Residencia Pública Para Mayores Gran Residencia, ubicada en el distrito de Carabanchel, enfrenta un verano complicado: la plantilla opera actualmente con más de 80 vacantes de todas las categorías profesionales, a lo que se suman más de 20 bajas por incapacidad sin cubrir. La falta de personal, unida a las vacaciones del periodo estival, auguran para los mayores que allí residen un “panorama muy desolador”, denuncian desde el sindicato MATS, que reclama a la Agencia Madrileña de Atención Social (AMAS) refuerzos para enfrentar los próximos meses.
El problema de personal, explica la portavoz sindical Elvira García Borrego a Infobae España, radica en un reciente proceso de estabilización. Pese a que el convenio colectivo exige convocatorias de empleo público cada dos años, la Comunidad de Madrid llevaba desde el año 2016 sin publicar OPEP para la AMAS, lo que ha llevado a una acumulación de puestos de trabajo cubierto por empleados interinos. Los últimos toques de atención de la Unión Europea han hecho que las administraciones autonómicas se pongan las pilas y empiecen a convocar oposiciones.
Para solventarlo, Madrid juntó más de 600 plazas para técnicos en cuidados auxiliares de enfermería (TCAES) en una sola convocatoria, que han sido incapaces de llenar: “Se han cubierto solo 400″, explica García, a lo que se une un cúmulo de renuncias por las duras condiciones laborales, “tan nefastas que la gente no quiere trabajar”, valora.
“De por sí es un trabajo muy duro el que se desempeña en las residencias de mayores”, dice la portavoz del MATS. Los profesionales de la Gran Residencia soportan, según evidencia el sindicato en una carta a la AMAS y la directora de la Gran Residencia, “turnos agotadores, falta de tiempo para los descansos, sobrecarga física y emocional, contratos temporales, sueldos bajos y escaso reconocimiento“.
”Trabajamos de lunes a domingo, pero el sueldo es bajo”, explica García. Con la crisis de 2008, sus horarios se ampliaron de las 35 a las 37,5 horas semanales, un cambio que no se ha modificado en la Comunidad de Madrid, a lo que se une una sobrecara asistencial del servicio. “Es una pescadilla que se muerde la cola: hay falta de personal, se sobrecarga a los trabajadores que hay y eso lleva a otra baja”, describe García, una situación que hace que se sientan tratados como “personal de segunda”.
Desde la gerencia del centro aseguran haber solicitado ampliar la plantilla, pero “no hay candidatos” que quieran cubrir vacantes tan demandantes. “Tendrían que hacer los puestos más atractivos para que la gente quiera venir a trabajar. Necesitamos más personal, porque estamos asfixiados”, reclama García.
“En los hospitales puedes cerrar camas, aquí no”

Con un total de 400 camas para personas mayores dependientes, la Gran Residencia es una de las más numerosas de la Comunidad de Madrid, pero opera con una plantilla “bajo mínimos” en todas las categorías. En la residencia trabajan alrededor de 500 empleados, lo que permite afirmar a la Comunidad de Madrid que las ratios son muy superiores a las exigidas. Pero esa cifra junta sanitarios con administrativos, dirección, jardineros, mantenimiento... La realidad asistencial es muy distinta: “Cada técnico debe atender a un número excesivo de residentes, las DUES (enfermeras diplomadas) se hacen cargo de varios módulos cada una, las PAS (personal auxiliar de servicios) asumen desplazamientos y limpieza de unas extensas superficies… lo cual compromete directamente la calidad del cuidado y pone en riesgo la seguridad de todas", denuncia el sindicato.
Hasta ahora, la administración ha ido poniendo “parches de contratos de un mes o dos meses”, afirma García, una estrategia que no ha servido para paliar la sobrecarga. “Con los contratos que finalizaron en junio, hay un total de 86 vacantes” afirma la portavoz. A ello se suman las vacaciones de los trabajadores aún en plantilla, que no se cubrirán al completo. “Cada mes se va un tercio de la plantilla”, calcula García.
La falta de personal, advierte MATS, repercutirá directamente en la atención que reciben los residentes, muchos de gran dependencia. “En los hospitales pueden cerrar plantas, pasillos o camas. Aquí no es posible, no puedes decirle al residente que se vaya a su casa”, dice García. “Si no hay suficiente personal, se hará lo más vital, lo más importante, pero se dejarán otras cosas porque no se llega”, lamenta.
Un 35% de puestos estructurales sin cubrir
La falta de personal no es exclusiva de la Gran Residencia: el pasado 24 de junio, CSIF convocó concentraciones frente a la sede de la AMAS por la “situación de precariedad” que están sufriendo las residencias de mayores. Según expresó a EFE el responsable de políticas sociales de CSIF Madrid, Javier Prieto, la falta de cobertura de puestos “estructurales” en estos centros ronda actualmente el 30 o 35%.
Los procesos de estabilización no están sirviendo para solventar el problema: cuando los interinos de larga duración son cesados y se incorpora nuevo personal fijo no se cubren todas las vacantes, lo que produce una reducción en la plantilla. Desde CSIF denuncian además que las bolsas de empleo actuales, principal sistema de contratación de personal interino, datan del año 2017 y “están agotadas”, lo que dificulta paliar la situación de sobrecarga.
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