“No me puedo jubilar”: a sus 80 años y con 70 mil dólares en deudas, esta mujer sigue trabajando a tiempo completo

El caso de Sandy McConnell refleja la dura realidad de miles de personas mayores en Estados Unidos que, endeudados y sin ahorros, ven posible el retiro de la vida laboral tras décadas de trabajo

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Las pensiones de jubilación en 2025 y su capacidad adquisitiva auguran un futuro sombrío para nuestros mayores.

Sandy McConnell tiene 80 años, vive en Nevada (Estados Unidos) y mantiene un empleo a tiempo completo como especialista en gestión de cuentas por cobrar. A pesar de su edad, McConnell no pudo optar por la jubilación: sobrevive con 37 dólares en su cuenta de ahorros y se enfrenta a deudas que superan los 70.000 dólares, sin contar el valor de su vivienda.

El caso de McConell, recogido en una entrevista con el medio Business Insider, pone en relieve las dificultades a las que se enfrentan muchos mayores en Estados Unidos. “A veces, me parece triste que personas como yo sigan trabajando a esta edad, ya sea porque no administramos mejor el dinero, nunca nos enseñaron o tuvimos circunstancias que hicieron imposible alcanzar nuestras metas financieras”, lamenta.

Una vida marcada por el esfuerzo y las deudas

La trayectoria laboral de McConnell comenzó temprano. A los 16 años asumió su primer puesto a tiempo parcial como cajera. Pocos años después, sin posibilidad de seguir estudiando, con un hijo pequeño y su esposo destinado en la Marina, paso a trabajar a tiempo completo. Tras la vuelta de su marido y su segundo embarazo, continuó desempeñándose profesionalmente en distintos supermercados.

Durante más de seis décadas, McConnell ocupó diversos cargos en empresas de joyería, construcción, automóviles y suministros en Las Vegas. Antes de la pandemia perdió su empleo en una compañía de materiales para construcción, lo que agravó aún más su situación financiera. Hoy en día, McConell tiene aún pagos pendientes por su casa, su coche y deudas en tarjetas de crédito.

Explica que no realizó aportaciones al plan de jubilación ofrecido por su actual empresa porque necesitaba el dinero de inmediato: “Pensé que era una tontería; necesito el dinero ahora, no dentro de 10 años”, asegura. A pesar de tener una vivienda propia valorada en 400.000 dólares, McConnell descarta venderla como solución. “Si la vendo, ¿a dónde voy a ir?”, cuestiona.

El peso de las crisis familiares

La fragilidad de su entorno familiar también ha sido determinante. “Mi esposo se fue cuando mis hijos eran pequeños y no pagaba manutención. Siempre estuve con dificultades económicas, criando a cinco hijos”, relata. “Siempre viví al día y nunca tuve muchos ahorros. En 2001 llegué a tener 13 familiares en mi casa por circunstancias desafortunadas. Eso me perjudicó hasta el punto de tener que declararme en bancarrota dos veces, en 2004 y 2021”, cuenta.

Una mujer en edad de
Una mujer en edad de jubilación trabajando con su ordenador (Freepik)

En 2022, su hijo menor, que la ayudaba económicamente, murió inesperadamente de un infarto. Luego su hijo mayor sufrió un grave accidente cerebrovascular y no pudo seguir trabajando, por lo que McConnell se vio obligada a recurrir a más tarjetas de crédito para poder mantener a su nieto. “Eso realmente me afectó económicamente”, reconoce. Hoy, solo su hija, quien pasó por un divorcio reciente, vive con ella y la asiste en los gastos. “No tengo a nadie más que cuidar, salvo a mí misma y a mis perros”.

La jubilación, un sueño imposible

Actualmente, McConnell recibe 1.784 dólares mensuales de la Seguridad Social y su empleo le permite obtener unos 50.000 dólares al año en ingresos. Trabaja desde casa y aprecia la flexibilidad laboral, aunque los esfuerzos para pagar la deuda parecen seguir siendo insuficientes: “Intento reducirla cada mes, pero siempre surge algo y tengo que gastar el dinero en otra cosa”.

Sobrevivir con poco es la regla. Las compras de Sandy se limitan a productos esenciales y su alimentación habitual es sencilla. “Puedo poner 5 dólares en mi cartera y me dura una eternidad”, afirma. “Soy más afortunada que muchas personas que conozco”, concluye, aunque la jubilación siga siendo una posibilidad lejana para ella y para muchos estadounidenses de la tercera edad.