Mucho más que una modelo en Wimbledon, es licenciada y ya ha ganado a dos grandes: “Me querían por mi apariencia, no por el tenis”

Carson Branstine ha irrumpido en el circuito WTA como una figura tan polifacética como insólita. Con solo 23 años y ocupando el puesto 194 del ranking mundial, esta tenista canadiense ha logrado financiar parte de su trayectoria profesional como modelo. Actualmente cursa una licenciatura en Sociedad, Ética y Derecho en la Universidad Texas A&M, pensando en combinar el deporte con una futura carrera en el ámbito jurídico o del entretenimiento, tal como ella misma ha expresado en entrevistas.

Carson reconoce sin tapujos que su atractivo también fue el motivo por el que empezó a modelar, no por el tenis. “No firmé con agencias por mi tenis, lo hice por mi físico”, declaró en una charla reciente. Aun así, subraya la similitud del trato en ambos mundos: “En ambos entornos te ven como un objeto, y se olvidan de que también eres humana”, señaló con sinceridad.

Desde su adolescencia, Branstine mostró compromiso con la raqueta y los libros. Además de ganar el Australia Open 2017 en dobles junior (donde venció en la final a Iga Swiatek) y comenzar su trayectoria profesional con éxito ha combinado estudios universitarios y torneos ITF mientras su presencia en pequeñas pasarelas ayudaba a sufragar gastos necesarios para competir. Así ha cimentado un perfil integral, en el que la formación académica no es un extra, sino un pilar junto al deporte.

A pesar de hacerlo principalmente para financiar su carrera deportiva, a Branstine le apasiona el modelaje, “me fascina estar frente a una cámara durante una sesión de fotos. Es divertido, me encanta la moda. Ha sido una de las razones por las que he podido costearme algunos viajes. No quise pedirle nada a mis padres, quería que todo viniera de mí y de mi tenis", declaró al medio deportivo Clay.

Su carrera, además e polifacética, ha estado marcada por las lesiones, ”He sumado más de cinco años lesionada. ¡La última vez que jugué una temporada completa fue a los 15 años! Investigué mucho, dejé de escuchar a gente para aprender por mi cuenta y descubrí qué es lo que funciona para mi cuerpo. Encontré la fórmula secreta, porque diría que soy una de las mejores atletas del circuito. Tengo confianza en eso: corro rápido, levanto mucho peso y soy bastante ágil para lo alta que soy"

Toda esa confianza en su juego le ha permitido jugar su primer cuadro final de Grand Slam en esta edición de Wimbledon, tras vencer los tres encuentros de la fase previa, donde derroto, entre otras, a Louis Boisson, la gran sensación de Roland Garros 2025, y a Bianca Andreescu, ganadora del US Open 2019. Su premio fue encontrarse en primera ronda a la número uno del mundo, Aryna Sabalenka, ante la que se mostraba bastante confiada: “Tengo mucha confianza en mí mismo, y quizás no todos me conozcan, pero creo que puedo ganarle a cualquiera. Estoy convencida de que tengo el juego para medirme con cualquiera y me alegra poder demostrarlo en estos momentos”, confesó antes del partido.

Aunque perdió por 6‑1, 7‑5 en una hora y trece minutos, Branstine exhibió una notable mejoría tras la diferencia inicial. Levantó el nivel hasta el 5‑5 en el segundo set y terminó el partido con siete aces, una muestra práctica de su físico y potencial, aunque cometió 26 errores no forzados. Pese a la derrota, su rendimiento no pasó desapercibido. Sabalenka reconoció esa intensidad: “Fue más competitiva tras el primer set, mostró su carácter”, dijo en rueda de prensa, subrayando el mérito de Carson como debutante en el All England.