
Tras semanas de críticas ciudadanas por la falta de sombra en el sofocante calor del centro de Madrid, el Ayuntamiento ha instalado recientemente una serie de toldos en la Puerta del Sol como medida para aliviar las altas temperaturas del verano. Esta intervención lejos de agradar a todo el mundo, ha despertado una oleada de protestas que pedían soluciones más sostenibles, como la plantación de árboles, en una de las plazas más transitadas y emblemáticas de la capital.
Los toldos, de color beige y forma triangular, cubren parcialmente el lado norte de la plaza y están sujetos a mástiles metálicos integrados en los bancos de granito. El conjunto ha supuesto una inversión cercana al millón y medio de euros: unos 487.000 euros para las lonas y cerca de 920.000 euros para reforzar los bancos con placas de acero que permitan el anclaje sin dañar el pavimento protegido. Aunque su montaje se esperaba para la primavera, el proceso se retrasó por exigencias de la Comisión de Patrimonio, que impuso criterios muy estrictos, incluyendo la revisión del tipo de fijaciones empleadas.

Pese a la intención del Ayuntamiento, la solución ha generado polémica tanto por su coste como por su efectividad. Desde la oposición y varias entidades ciudadanas se ha señalado que la medida llega tarde, es cara y no proporciona una sombra suficiente. Además, ha reavivado el debate sobre por qué no se plantan árboles en Sol, una opción que muchos madrileños consideran más lógica y ecológica.
¿Por qué no se pueden plantar árboles?
Según el Ayuntamiento de Madrid, no es posible plantar árboles por tres razones fundamentales: la losa de hormigón que cubre el subsuelo de la plaza está a tan solo 20 centímetros de profundidad, lo que impide cualquier tipo de excavación; la Puerta del Sol cuenta con la máxima protección patrimonial, lo que restringe profundamente las intervenciones que puedan alterar su estructura histórica; y, por último, se prioriza mantener el espacio despejado por motivos de seguridad y funcionalidad.

Frente a las críticas de la oposición, la delegada de Obras y Equipamientos del Ayuntamiento, Paloma García Romero, ha zanjado la polémica explicando que la Puerta del Sol es un Bien de Interés Cultural (BIC), lo que impide expresamente plantar árboles o instalar estructuras permanentes. “No se puede plantar ni un árbol ni instalar estructuras permanentes”, aseguró la responsable municipal, insistiendo en que el proyecto ha pasado por un exhaustivo proceso de revisión por parte de la Comisión de Patrimonio. “Hasta la propia chincheta del anclaje se revisaba más o menos a fondo”, añadió.
García Romero defendió el modelo de toldos desmontables como una solución técnica adaptada a las condiciones de la plaza, que cuenta con fuertes vientos y requiere anclajes seguros. Los mástiles han sido fijados a los nuevos bancos de granito mediante tubos roscados, y las lonas se sostienen con tensores anclados a las fachadas comerciales. “Tienen una enorme calidad y una resistencia importantísima”, afirmó, subrayando que la propuesta fue avalada por ingenieros de caminos y responde también a la demanda ciudadana tras la remodelación de la plaza.
Críticas de la oposición
Frente a esta defensa, la oposición no ha tardado en mostrar su desacuerdo. Rita Maestre, portavoz de Más Madrid, calificó a Almeida de “experto en chapuzas” y criticó el elevado coste de la actuación, tras una reforma anterior de 13 millones de euros que dejó la plaza “llena de cemento”. Reyes Maroto, portavoz del PSOE, también se sumó a las críticas calificando los toldos de solución “ni buena, ni bonita, ni barata” y propuso como alternativa la instalación de sombras efímeras, como ya se hace en Barcelona, que no requieren anclajes y son más económicas.
A pesar de las críticas, desde el Ayuntamiento insisten en que se trata de una solución provisional, compatible con las restricciones patrimoniales, y recuerdan que, aunque la temperatura siga siendo alta, “al menos ahora hay zonas de sombra”.
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