¿El fin de los vertederos de ropa? La solución de Europa para obtener unos textiles reciclables “fibra a fibra”

Uno de los países más afectados por este consumismo excesivo y su posterior deshecho es Ghana, donde cada semana llegan “15 millones de prendas de vestir a la ciudad de Acra”

Guardar
La posible solución para acabar
La posible solución para acabar con el desecho de toneladas de textiles (Heute)

La compra de ropa nueva innecesaria, y con una alta frecuencia, tiene consecuencias directas sobre el medio ambiente y las comunidades más vulnerables del planeta. Uno de los países más afectados por este consumismo excesivo y su posterior deshecho es Ghana, donde cada semana llegan “15 millones de prendas de vestir a la ciudad de Acra”, como ha declarado a Business Planet, Matteo Ward, director ejecutivo y cofundador de WRÅD, un estudio de diseño sostenible con sede en Milán.

Ante este problema, la Comisión Europea tiene la intención de aportar por transformar la industria textil a través del reciclaje fibra a fibra y nuevas obligaciones para las grandes marcas. Y es que, Europa, uno de los mayores responsables de este consumo, produce anualmente 12,6 millones de toneladas de residuos textiles. Desde prendas de ropa hasta redes de pesca y alfombras, la mayoría de estos residuos termina en vertederos, incinerados o exportados a países en desarrollo, perpetuando una cadena de contaminación e impactos sociales.

La magnitud de estas consecuencias han hecho incluso que haya una nueva generación de niños que “nunca habían visto la tierra debajo de todos estos desechos textiles; imagínense que estuvieran jugando en terrenos construidos con nuestros desechos textiles”, ha explicado Ward. Frente a la urgente necesidad, el nuevo proyecto de la Comisión Europea promete crear una alternativa viable de reciclaje.

Del vertedero al hilo: “La dificultad de llegar al reciclaje fibra a fibra”

La posible solución para acabar
La posible solución para acabar con el desecho de toneladas de textiles (Pxhere)

En Eslovenia, una planta transforma materiales de nailon 6, procedentes de redes de pesca, alfombras y otros residuos, en ECONYL, un hilo que puede reciclarse de manera indefinida. Esta innovación es posible gracias a la tecnología de la empresa itaqliana Aquafil, ya que “produce nailon, pero en lugar de usar petróleo, lo hacemos a partir de residuos”, ha afirmado el presidente y director ejecutivo de la compañía, Giulio Bonazzi. Sus trabajadores se centran en productos que son poco atractivos para otras industrias: “Algunos son particularmente feos, como redes de pesca, alfombras y otros residuos plásticos que la industria antes no podía reciclar. Así que para nosotros es una especie de viaje de la basura al tesoro”, ha expresado.

Para llevar a cabo este objetivo siguen un proceso de reciclaje que se basa en la transformación química de los residuos en caprolactama cruda, una sustancia que normalmente se obtiene del petróleo. A partir de ahí, se prensan en tiras similares a espaguetis, se cortan en pequeños trozos y se hilan hasta obtener hebras finas. Este hilo reciclado tiene múltiples aplicaciones, tal como ha indicado Tina Mavrič, directora de relaciones públicas y marketing de Aquafil Eslovenia: “Algunos de los hilos ECONYL se usan para alfombras, pero también se usan para hacer ropa, por ejemplo, ropa deportiva, trajes de baño, ropa interior, anoraks y mochilas”.

No obstante, a pesar de esta gran tecnología, aún existen algunos desafíos. Así ha explicado Bonazzi un ejemplo de las limitaciones actuales: “Imaginen una chaqueta con diferentes capas de tela: el hilo de coser, las etiquetas, las cremalleras, componentes metálicos, muchos tipos de fibras a veces íntimamente mezcladas. Esa es la dificultad de llegar al reciclaje fibra a fibra: el producto simplemente no está hecho para ser reciclado”. De esta manera, la fragmentación de materiales y la mezcla de componentes obstaculizan la posibilidad de descomponer y reutilizar los textiles de forma eficiente. Por lo que el diseño inicial de la prenda es un factor clave.

Un nuevo marco normativo: responsabilidad extendida

Dónde acaba la ropa que tiramos a contenedores de reciclaje (Greenpeace)

Para enfrentar esta situación, la Comisión Europea tiene pensado instaurar un programa de Responsabilidad Extendida del Productor (REP). Esta medida obligaría a las marcas a asumir el coste de todo el ciclo de vida de sus productos, incluyendo su eliminación. De esta forma, cuanto mayor sea el impacto ambiental de un artículo, mayor será la contribución económica del productor, la cual se destinará al desarrollo de infraestructuras de reciclaje e investigación sobre circularidad.

Matteo Ward ha expresado su apoyo a esta política: “Este es un cambio fundamental porque, esperamos, incentivará a las marcas a crear productos diseñados para durar más, que sean más resistentes, que a la larga sean reciclables y que se puedan regenerar, algo que las marcas no hacen actualmente porque no tienen ningún incentivo para hacerlo", ha señalado.

La visión de Ward en este enfoque cambió al conocer de cerca el funcionamiento de la industria de la moda rápida. Antes de fundar WRÅD, trabajaba para una gran marca estadounidense, pero su trayectoria dio un giro tras el colapso del edificio Rana Plaza en Bangladesh en 2013, una tragedia que causó la muerte de 1.134 personas. En ese momento se cuestionó éticamente su empleo porque “no quería ser cómplice del asesinato de miles de personas en todo el mundo a través de mi trabajo. Pero en realidad lo fui porque nunca, jamás, me cuestioné si los vaqueros, las camisetas y las sudaderas que vendíamos provenían de fábricas como esa”.

Desde entonces, WRÅD ha centrado su labor en la educación ambiental y la transformación del sector. La firma trabaja con centros escolares para visibilizar los problemas sociales y ecológicos ligados a la moda rápida, y asesora a empresas como Candiani Denim, que fabrica tejidos vaqueros biodegradables. No obstante, los avances de esta industria no deben ir solo de la mano de las grandes empresas, sino que para realizar una transición hacia una economía textil circular, dependerá también de los hábitos de los consumidores, que deberán replantearse su relación con la ropa y optar por prácticas más sostenibles.