Carmen Lomana arremete contra Broncano: “No me lleva a su programa porque me verá como una pija fascista”

La empresaria y televisiva le ha concedido una entrevista a la revista ‘Vanitatis’ en la que se ha sincerado sobre diferentes párrafos de su vida

Guardar
Carmen Lomana/David Broncano. (Europa Press)
Carmen Lomana/David Broncano. (Europa Press)

Carmen Lomana ha sido un nombre que ha sido objeto de admiración, de crítica y de especulación mediática durante décadas. Desde su paso por la alta sociedad, marcada por una vida llena de contrastes, hasta su paso por la televisión, la figura de Lomana ha dejado una huella difícil de ignorar. La clave de su éxito radica, quizás, en su habilidad para elegir lo que desea mostrar y lo que prefiere mantener en la penumbra. Con una mezcla de elegancia, sabiduría y un toque de rebeldía, Lomana ha forjado su propia identidad, esa que ha sobrevivido al tiempo y a las modas, a las críticas y a la fascinación que despierta en los demás.

En una entrevista íntima con Vanitatis, Carmen Lomana repasa los capítulos más significativos de su vida, esos que no todos conocen, pero que configuran el alma de quien es hoy. “Hay quienes se exponen, yo me he cincelado”, explica con una seguridad que se ha ido forjando con los años. No se trata de esconderse, aclara, sino de elegir lo que mostrar. “La mujer nacida entre sedas, que vivió un amor de película, quedó viuda demasiado pronto, cayó en la oscuridad y buscó refugio en un convento... esa es la versión simplificada de lo que soy”, le expresaba Lomana a la revista.

Carmen Lomana. (Europa Press)
Carmen Lomana. (Europa Press)

A los 16 años, Carmen ya había encontrado su lugar en un grupo que, con el tiempo, marcaría una de las etapas más definitorias de su vida. “Eran mayores que yo, progresistas, irreverentes, cultos. Me acogieron con ternura, y aunque yo era una niña, me fascinaban. Me enseñaron a mirar el mundo desde el prisma de la izquierda y el pensamiento crítico”, recuerda con cariño.

“Yo tenía una vida de ensueño con Guillermo”

Con el paso de los años, su vida daría un giro inesperado. Carmen fue una mujer que tuvo de todo: un matrimonio feliz, amor, viajes y la sensación de que nada podría ir mal. Pero la vida, como bien ella sabe, puede cambiar en un abrir y cerrar de ojos. Tras la muerte de su marido, Guillermo Capdevila, en un trágico accidente de tráfico en 1999, Carmen se vio arrastrada por una oscuridad que nadie había previsto. Sin embargo, su resiliencia brilló desde los momentos más oscuros. “Yo tenía una vida de ensueño junto a Guillermo, no le tenía miedo a nada. Viajábamos, disfrutábamos, aprendía de él... Cuando se fue, todo perdió sentido. Recuerdo verme rodeada de personas sonriendo y preguntarme: ‘¿por qué se ríen?’”, recuerda Lomana.

Guillermo Capdevila, marido de Carmen
Guillermo Capdevila, marido de Carmen Lomana. (Instagram/ @carmen_lomana)

En esa etapa, Carmen se alejó del victimismo. En lugar de preguntarse por qué a ella, se cuestionó: “¿Qué me está pidiendo la vida?” Y fue ahí donde comenzó una búsqueda profunda de sentido, de conexión espiritual que le permitió reconstruir los pedazos rotos.

“Probablemente Broncano me tiene miedo”

Su opinión sobre la televisión actual también es rotunda, especialmente en cuanto a ciertos programas. “Me alegra que hayan retirado el programa de La familia de la tele. Es como si, de pronto, la sociedad hubiera reaccionado. Como si se hubiese negado a financiar ese tipo de formato con su dinero”, confiesa.

David Broncano en una imagen
David Broncano en una imagen de 'La Revuelta'. (TVE)

Sobre La Revuelta, Lomana también tiene una opinión muy marcada; aunque realmente sobre el que tiene más que opinar es de David Broncano. La televisiva ha contado su cruda experiencia con el presentador el día que le conoció, la vez que fue invitada por Ana Mena para que la acompañara al programa. “Al entrar, ella vino a saludarme con cariño. David estaba justo al lado, me vio perfectamente… y ni se dignó a saludar", cuenta. Y además, añade: “No me lleva a su programa porque, en su mentalidad estrecha, probablemente me vea como una pija fascista o me tiene miedo. Yo a él, desde luego, no”.