A los 77 años, una mujer deja la residencia de ancianos y se muda a un crucero: “Estoy logrando la meta que he estado buscando durante años”

La estadounidense se embarcó en este barco “residencial” a mediados de junio en San Diego (Estados Unidos) para viajar por el mundo a su antojo

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Una mujer de 77 año
Una mujer de 77 año se embarca en un crucero que dará la vuelta por todo el mundo (Joe Burbank/Orlando Sentinel via AP)

México, Colombia, Argentina. Reino Unido, España, Marruecos. China, Japón, Australia. Esta es la nueva vida de Sharon Lane, una mujer estadounidense de 77 años que decidió dar un giro de 360 grados a su vida.

Cansada de la rutina monótona en una residencia de ancianos, se apuntó a un crucero residencial que daría la vuelta por todo el mundo. Por fin, podría vivir una experiencia apasionante, llena de estímulos y desafíos.

Su vida en la residencia de ancianos había dejado de tener sentido para ella. No podía creer que ahora, a pesar de su edad y sus dificultades, su cotidianeidad había quedado reducida a un compendio de hábitos insípidos. Esta forma de vivir le deprimía profundamente.

“Durante los dos años que pasé allí, buscaba otro lugar adonde ir”, explica a CNN Travel. “No me sentía estable. Porque no era la vida que quería”.

Un estilo de vida que transgrede todas las convenciones sociales

No eran unas vacaciones, era una decisión para transformar su estilo de vida.

“Estoy logrando la meta que he estado buscando durante años”, afirma la anciana.

El medio digital francés, L’édition du soir, informa cómo la mujer persiguió su sueño hasta conseguirlo. En un principio tuvo muchas dificultades. Cuando parecía que se iba a lanzar a la aventura, la línea de cruceros que gestionaba su traslado le obligó a cancelarlo todo.

Siguió explorando opciones hasta que finalmente firmó un contrato de arrendamiento por quince años con Villa Vie, la propietaria del transatlántico Odyssey.

“Fue tras leer un artículo sobre el Odyssey en la prensa local, en otoño de 2024, que me embarqué en esta aventura marítima", recuerda conmocionada.

En esta ocasión, el operador turístico cumplió con sus expectativas: con 77 años, la estadounidense se embarcó a mediados de junio en San Diego, a bordo de un barco residencial que le permitiría recorrer el mundo a su propio ritmo.

“Los llamé y les di el dinero ese mismo día”, añade.

La comunidad del Odyssey: “una aldea flotante”

500 pasajeros, esta es la capacidad del crucero, una pequeña comunidad flotante compuesta por estadounidenses, canadienses y australianos. Todos participan de ese espíritu aventurero que les ha llevado a cambiar su vida de manera radical.

“Cuando estás con un grupo de personas con ideas afines, la vida se vuelve más fácil”, concluye Sharon Lane aliviada.

Ahora disfruta de una vida en el mar, alejada de la monotonía y el ambiente opresivo de las grandes ciudades. Vive de forma modesta en su camarote y suele pasar el tiempo en la cubierta del crucero.

Cubierta de un transatlántico donde
Cubierta de un transatlántico donde los pasajeros pueden relajarse, tomar el sol o leer un libro

“Es mi remanso de paz”, admite. “Cuando hace buen tiempo, estoy en esta cubierta. Y cuando no hace buen tiempo, me abrigo bien y estoy en esta cubierta. Puedes estar de pie, puedes sentarte, puedes hablar con la gente, puedes leer un libro. Tienes la brisa marina, el aire marino”.

Hablemos de dinero: ¿cuánto cueste este estilo de vida?

La estadounidense ha hecho sus cálculos. Es más barato vivir en el crucero que en el sur de California. A pesar de haber invertido casi todos sus ahorros en el transatlántico, los costes son menores que en su antigua zona de residencia.

Reservar un camarote por quince años parte de 129.000 dólares (algo más de 80.000 euros), a los que se suman 2.000 dólares (unos 1.250 euros) por persona al mes para parejas y 3.000 dólares (unos 1.875 euros) para pasajeros que, como ella, viajan solos. Estos precios incluyen el alquiler a largo plazo de un camarote y la cobertura de gastos diarios: comidas, bebidas, limpieza y visitas médicas.