Encuentran microalgas que pueden producir intoxicaciones alimentarias en la costa levantina

Los primeros resultados de los análisis realizados en muestras de algas recogidas en playas del litoral sur de la Región de Murcia han confirmado la presencia de dinoflagelados bentónicos potencialmente tóxicos en el Levante peninsular, específicamente en zonas de interés pesquero y recreativo.

Este hallazgo, obtenido a través de un trabajo conjunto de investigadores de la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT) y el Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA), marca un punto de inflexión, pues hasta ahora no se había llevado a cabo ningún programa de detección de este microorganismo que se ha encontrado en las muestras analizadas de 15 playas situadas entre el norte de Almería y La Manga, así como de la Reserva Marina de Cabo Tiñoso.

Las proliferaciones algales nocivas bentónicas, conocidas internacionalmente por sus siglas en inglés como BHABs, son en crecimientos de microalgas, principalmente dinoflagelados, que se desarrollan en el fondo marino de zonas costeras. En concreto, han encontrado Ostreopsis, un género de alga microscópica que vive en aguas poco profundas. Estas especies tóxicas pueden causar síntomas como tos, fiebre, irritaciones de la piel o incluso problemas respiratorios leves a través del consumo de pescado que haya ingerido esta microalga.

Olga Carnicer, investigadora del grupo de Ecosistemas de la UPCT cuya tesis doctoral versó sobre la presencia de la Ostreopsis en la costa sur de Tarragona y el Océano Índico, añade que también han encontrado, aunque en mejor cantidad dinoflagelados del género Gambierdiscus, “cuyas especies son productoras de ciguatoxinas que pueden producir intoxicación alimentaria causada por el consumo de pescado que haya ingerido esta microalga”.

Esta investigación se enmarca en el proyecto LEVABENTOX, liderada por el IRTA y con la participación de la UPCT, tiene como objetivo mejorar el conocimiento sobre las comunidades de dinoflagelados bentónicos potencialmente tóxicos que puede suponer una amenaza para el sector pesquero, el ecosistema marino y su biodiversidad debido a una posible bioacumulación de sus toxinas en la cadena trófica.

Hasta finales del siglo XX, se consideraba que las BHABs se restringían a áreas tropicales. Sin embargo, en los últimos años, estos microorganismos han comenzado a detectarse con mayor frecuencia en zonas subtropicales y templadas, impulsados tanto por el cambio climático como por la actividad humana y la mejora en los métodos de detección, conforme detalla Juan Fernández Zabala en su tesis doctoral Dinoflagelados bentónicos potencialmente nocivos en las Islas Canarias: métodos de muestreo, ecología y taxonomía.

Zabala señala que, desde el año 2004, las Islas Canarias han suscitado un gran interés en la comunidad científica internacional por ser una de las regiones emergentes donde se han detectado este tipo de organismos. “Esto es de especial preocupación para Canarias por la vinculación socioeconómica de su población al mar, por ser uno de los principales destinos de turismo de playa en Europa y por la notable biodiversidad marina que alberga”, alerta, por lo que hace un llamamiento para hacer una mayor investigación al respecto.

Entre las especies de dinoflagelados presentes en el archipiélago se encuentra la Gambierdiscus Adachi y Fukuyo, que es la más extendida y además “representa el mayor riesgo para la salud”. Sin embargo, como resultado de la tesis, se identificaron un total de seis especies, algunas de ellas ampliamente distribuidas en la región. Este hallazgo, concluye Zabala, muestra un aumento del número de especies potencialmente tóxicas que deben ser tenidas en consideración durante el estudio y seguimiento de su desarrollo.