Esta es la multa a la que te enfrentas si cargas tu coche eléctrico por la ventana

La ocupación de la vía pública con objetos no autorizados, como el cable en cuestión, puede ser motivo de sanciones económicas por parte de los agentes municipales

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ARCHIVO. Un coche enchufado en
ARCHIVO. Un coche enchufado en un punto de carga (Eduardo Parra/Europa Press)

Un vídeo difundido por la cuenta de Instagram @disfruta.madrid ha evidenciado una imagen insólita en el centro de Madrid, originada por la llegada de los coches eléctricos a las calles de la capital. En la grabación se observa cómo el dueño de un vehículo optó por una solución improvisada para cargar la batería: lanzó un cable desde su vivienda, situada en un tercer piso, hasta la entrada del edificio, con el fin de suministrar electricidad a su coche aparcado en la calle. Este caso ilustra algunos de los retos actuales de la movilidad eléctrica en entornos urbanos, así como los riesgos asociados a prácticas no reguladas ni seguras.

La maniobra, que llamó la atención por lo inusual y potencialmente peligrosa, consiste en dejar el cable expuesto sobre la acera, una situación que, según las normativas vigentes, está completamente prohibida en España. La ocupación de la vía pública con objetos no autorizados, como el cable en cuestión, puede ser motivo de sanciones económicas por parte de los agentes municipales. En concreto, quienes realicen este tipo de conexiones improvisadas se enfrentan a multas que pueden oscilar entre 90 y 200 euros.

Peligros para los peatones

El vídeo publicado muestra no solo la vulnerabilidad del cable ante el paso de peatones, sino también el peligro de que alguien tropiece y sufra lesiones, lo que podría desembocar en una denuncia civil y sanciones adicionales, de acuerdo con la gravedad del incidente. Si algún ciudadano resultase herido, el propietario sería responsable de los daños ocasionados y de las posibles reclamaciones, detalló la fuente.

9 de cada 10 españoles que tienen intención de comprar coche optará por un eléctrico.

A estas cuestiones legales y de seguridad se suma la ineficacia técnica del método empleado. Los enchufes domésticos y los alargadores habituales no están diseñados para soportar la potencia requerida en la carga de un coche eléctrico, lo que incrementa el riesgo de sobrecalentamiento y, en consecuencia, la posibilidad de origen de incendios. Así lo advierten especialistas en la materia, reseñados por la publicación, subrayando que este tipo de prácticas no solo contravienen la regulación, sino que resultan inviables y peligrosos desde el punto de vista eléctrico.

La escena captada en el centro de la ciudad pone de manifiesto algunos de los déficits en la infraestructura de carga pública y la necesidad de soluciones seguras y autorizadas para usuarios de vehículos eléctricos que no disponen de puntos viables cerca de sus domicilios. Mientras tanto, acciones improvisadas como la del vídeo se exponen tanto a sanciones administrativas como a riesgos para la integridad de peatones y vecinos.