Qué países tienen armas nucleares: el arsenal atómico global en manos de nueve potencias

Mientras crece la tensión entre Israel e Irán, el mundo vuelve a mirar con preocupación el poder destructivo acumulado desde la Guerra Fría

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Rusia realiza ejercicios con armas
Rusia realiza ejercicios con armas nucleares

La madrugada del pasado 13 de junio, Israel lanzó una ofensiva sin precedentes contra territorio iraní con el argumento de neutralizar una amenaza nuclear inminente. Según fuentes oficiales del Gobierno israelí, los ataques se centraron en instalaciones clave del programa atómico de Teherán, como las plantas de enriquecimiento de uranio en Natanz e Isfahán, así como en bases militares de la Guardia Revolucionaria y en la central de Khondab, en Arak. En una operación bautizada como “León Ascendente”, el Ejecutivo de Benjamin Netanyahu movilizó más de 200 cazas en cinco oleadas de bombardeos nocturnos que habrían destruido infraestructuras estratégicas y eliminado a varios científicos nucleares, así como a comandantes vinculados al desarrollo de capacidades balísticas.

Israel sostiene que sus servicios de inteligencia interceptaron información que confirmaría que Irán ya dispone de uranio enriquecido al 84 %, lo que, según los expertos del Instituto para la Ciencia y la Seguridad Internacional, sitúa al régimen iraní a solo unos meses de poder ensamblar entre diez y quince armas nucleares si optara por dar ese paso, algo que Teherán niega categóricamente. El Gobierno iraní asegura que su programa nuclear tiene fines exclusivamente civiles, según declaraciones del portavoz del Ministerio de Exteriores recogidas por la agencia ISNA. El ataque ha causado más de 600 muertos, entre ellos numerosos civiles, además de cerca de 2.000 heridos. La comunidad internacional expresa su preocupación por una posible escalada regional, mientras que el Organismo Internacional de Energía Atómica recuerda que bombardear instalaciones nucleares está prohibido por el derecho internacional.

Las nueve potencias nucleares

Este episodio ha reavivado el debate global sobre quién posee realmente armas nucleares en el mundo y en qué estado se encuentran los arsenales, una cuestión marcada por la opacidad de algunos Estados y por el estancamiento de los acuerdos multilaterales de desarme tras el colapso de tratados clave como el START o el INF. Actualmente, según datos del Stockholm International Peace Research Institute, nueve países concentran más de 12.500 ojivas nucleares activas y almacenadas, lo que representa una amenaza latente para la seguridad internacional.

Previamente, por medio de las redes sociales, el mandatario calificó el ataque contra las tres instalaciones nucleares iraníes como un “momento histórico para los Estados Unidos de América, Israel y el mundo”

Encabezando la lista están Rusia y Estados Unidos, que poseen más del 85 % del arsenal nuclear global. Rusia cuenta con entre 5.580 y 5.889 ojivas, mientras que Estados Unidos mantiene alrededor de 5.244, según el último informe del Stockholm International Peace Research Institute (SIPRI) publicado en junio de 2024. Ambas potencias conservan centenares de misiles intercontinentales, submarinos balísticos y bombarderos estratégicos en estado de alerta máxima, preparados para un despliegue inmediato, lo que subraya que, pese a las promesas de desarme, la carrera armamentística no se ha detenido ni se prevé que lo haga a corto plazo, como advierte también el Bulletin of the Atomic Scientists en su evaluación de 2024.

Les siguen otras potencias como China, que ha incrementado su arsenal hasta las 500 o incluso 600 ojivas, de acuerdo con estimaciones de inteligencia occidental citadas por The New York Times y Reuters, y mantiene un ambicioso plan de modernización de sus fuerzas nucleares que podría duplicar su capacidad antes de 2035, según el informe anual del Departamento de Defensa de EE. UU. de 2023. Francia, por su parte, conserva unas 290 ojivas nucleares operativas, en su mayoría desplegadas en su flota de submarinos clase Triomphant y en aviones Rafale, según el SIPRI. El Reino Unido, por otro lado, mantiene un arsenal de unas 225 ojivas, todas ellas asociadas a sus submarinos de la clase Vanguard equipados con misiles Trident II D5, conforme a datos del Ministerio de Defensa británico y el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS).

En el sur de Asia, India y Pakistán mantienen un equilibrio estratégico especialmente delicado. India posee entre 164 y 172 ojivas nucleares, mientras que Pakistán cuenta con aproximadamente 170, según el SIPRI. India ha desarrollado una doctrina de segunda respuesta con capacidad de lanzamiento desde tierra, mar y aire, mientras que Pakistán prioriza el desarrollo de sistemas tácticos de corto alcance, lo que alimenta el riesgo de escalada en escenarios de conflicto limitado.

El caso de Israel representa la mayor paradoja nuclear del planeta, al no reconocer oficialmente la posesión de armas nucleares ni ser signatario del Tratado de No Proliferación (TNP). Sin embargo, informes clasificados estadounidenses filtrados y estudios de organizaciones como el Nuclear Threat Initiative (NTI) y el Bulletin of the Atomic Scientists coinciden en estimar que el Estado hebreo dispone de entre 90 y 400 ojivas listas para ser lanzadas desde misiles Jericho III, submarinos Dolphin con capacidad de ataque nuclear o cazas F-35 modificados. Corea del Norte completa el listado con entre 50 y 60 ojivas, aunque su capacidad real de lanzamiento sigue siendo objeto de debate. No obstante, según el SIPRI y el Centro James Martin para Estudios de No Proliferación, Pionyang ha logrado avances técnicos significativos en los últimos cinco años en materia de misiles balísticos intercontinentales y cabezas nucleares miniaturizadas.

Un arma nuclear (Freepik)
Un arma nuclear (Freepik)

El caso español

Aunque solo nueve Estados poseen oficialmente armas nucleares, otras naciones han mantenido históricamente programas secretos o han explorado la posibilidad de adquirir la bomba, como fue el caso de Sudáfrica, Argentina o incluso España durante el franquismo. En el caso español, el llamado Proyecto Islero se desarrolló de forma clandestina entre 1963 y 1987, con apoyo de técnicos franceses y en instalaciones como la central nuclear José Cabrera (Zorita) y Vandellós I, según la investigación del historiador Jordi Domènech publicada por el Centro Delàs de Estudios por la Paz. Este plan tenía como objetivo dotar a España de capacidad nuclear propia bajo supervisión del régimen franquista, aunque su desarrollo fue limitado por la presión diplomática de Estados Unidos.

El proyecto fue finalmente desmantelado en los años ochenta tras la firma del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP), el 5 de noviembre de 1987, por parte del Gobierno de Felipe González, como detalla el Ministerio de Asuntos Exteriores en su archivo de tratados internacionales. La decisión también estuvo influida por el accidente de Palomares en 1966, en el que cuatro bombas termonucleares B28 de EE. UU. cayeron accidentalmente en la costa almeriense tras la colisión de un bombardero B-52 con un avión cisterna. Aunque ninguna de las bombas detonó, dos de ellas liberaron material radiactivo. Este suceso supuso un punto de inflexión en la percepción pública sobre el riesgo nuclear en España.

España ha mantenido desde entonces una política explícita de no poseer ni albergar armas nucleares en su territorio. Este principio quedó reforzado por los resultados del referéndum sobre la permanencia en la OTAN, celebrado el 12 de marzo de 1986, en el que el “sí” ganó con la condición de que no se instalaran armas nucleares en suelo español, como consta en la documentación oficial del Ministerio de Defensa.

No obstante, España forma parte del paraguas nuclear de la OTAN, lo que implica su inclusión en el sistema de planificación estratégica nuclear de la Alianza Atlántica, aunque sin participar directamente en la denominada “fuerza de disuasión”, liderada por Estados Unidos, Francia y el Reino Unido. Esto quiere decir que, aunque España no albergue armamento atómico, sí colabora en maniobras conjuntas y permite el tránsito de buques o aeronaves con capacidad nuclear por su espacio.