Hasta cuatro grados menos en las zonas urbanas con árboles: la vegetación en las ciudades influye en la salud pública y en el consumo energético

Según un estudio, cuando una urbe pierde su capa verde, el efecto ‘isla de calor’ se intensifica y el entorno se vuelve menos habitable para quienes dependen del espacio público, particularmente los niños y adultos mayores

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Las temperaturas disminuyen en las
Las temperaturas disminuyen en las zonas urbanas con arbolado. (Montaje Infobae/Canva/ Europa Press)

El impacto de los árboles urbanos sobre el clima local ha sido objeto de estudio en investigaciones recientes. Según el trabajo Cool cities: the value of urban trees, cada punto porcentual adicional en la cobertura arbórea de un barrio puede representar una disminución promedio de 0,05 °C en la temperatura ambiente durante el verano.

Este descenso, que podría parecer mínimo al analizarse de forma aislada, adquiere un carácter relevante al considerar barrios completos: la diferencia entre zonas de alta y baja densidad de árboles puede oscilar hasta 4 °C en los días de ola de calor. Esta brecha térmica no solo modifica la percepción de confort al caminar por la calle, sino que tiene implicancias directas en la salud pública y en la severidad de los picos de demanda energética.

Sustento empírico: un alivio en verano

De acuerdo con el estudio, las calles arboladas exhiben temperaturas notablemente menores que sus pares sin vegetación. Cuando una urbe pierde su capa verde, el efecto ‘isla de calor’ se intensifica y el entorno se vuelve menos habitable para quienes dependen de las zonas públicas, particularmente los niños y adultos mayores. Sin embargo, la capital española, por ejemplo, opta por cerrar dichos espacios ante las alertas de calor, mientras que los expertos advierten que constituyen refugios climáticos.

Transeúntes pasean por el parque
Transeúntes pasean por el parque de San Isidro, en Madrid. (Jesús Hellín / Europa Press)

La ciudad canadiense de Toronto, afectada por la deforestación, ha permitido comprobar cómo barrios desprotegidos experimentaron aumentos de temperatura mucho más intensos que los sectores donde las copas de los árboles permanecieron indemnes. Las imágenes satelitales y el monitoreo constante de sensores térmicos dieron sustento empírico a una sensación común entre los vecinos: la sombra de la vegetación representa mucho más que un alivio pasajero en pleno verano.

El efecto en el consumo de energía eléctrica

Además, las plantas urbanas aportan consecuencias directas sobre el consumo de energía eléctrica, especialmente en los meses de calor. El equipo liderado por el científico Lu Han, con datos obtenidos antes y después de la pérdida masiva de árboles en Toronto, observó una disminución promedio del 2,5% en el consumo eléctrico de los hogares durante las olas de calor, directamente atribuible a la presencia de árboles.

Una persona enciende el aire
Una persona enciende el aire acondicionado. (Canva)

La posición y orientación respecto a las viviendas también inciden en ese efecto: los árboles plantados en cercanías estratégicas de las residencias otorgan mayor resguardo frente al sol del atardecer, reduciendo la necesidad de aire acondicionado. Ese ahorro, anualizado, compensa en buena medida el costo de mantenimiento y reposición del arbolado por parte de los gobiernos locales, según recoge la investigación.

Árboles y valorización inmobiliaria

Por otro lado, lejos de la parte ambiental, la influencia de los árboles en la ciudad se traslada al mercado inmobiliario con fuerza. La densidad de vegetación resulta un factor determinante en el aumento del valor de las propiedades: según el estudio, cada árbol adicional registra un incremento promedio del 0,45% en el precio de una vivienda situada en la ciudad de Toronto.

La pérdida masiva de zonas verdes a raíz de la invasión del escarabajo esmeralda ocasionó caídas del orden del 7% en aquellos barrios más afectados por la deforestación. Además, la resiliencia ante futuros eventos climáticos, la mejora en el paisaje y la utilización recreativa de estos espacios refuerzan esos valores agregados. No obstante, los distritos con menos recursos suelen ser los que cuentan con menos árboles y, por tanto, perjudica más a su salud y gasto energético.

El calor extremo en verano aumenta en España, con riesgos como golpes de calor y cáncer de piel. Sanidad recomienda hidratación, protección solar y prevención para evitar complicaciones, especialmente en vulnerables.

Desafíos y oportunidades de las infraestructuras verdes

La evidencia recabada abre una ventana de oportunidades para repensar el diseño urbano y las políticas públicas orientadas a la infraestructura verde. Los responsables municipales encaran el desafío de reponer ejemplares perdidos, diversificar especies para evitar nuevas tragedias fitosanitarias y distribuir equitativamente el arbolado para que su efecto benéfico alcance todos los estratos sociales. En cambio, ciudades como Madrid se han visto obligadas a destinar más de un millón de euros en toldos para ofrecer sombra a los transeúntes debido a la falta de árboles en las zonas del centro.

Invertir en plantaciones estratégicas, mantener el ciclo vital del arbolado y planificar a largo plazo cada metro de sombra parece ser la consigna imprescindible ante el endurecimiento del clima y la presión demográfica sobre los recursos naturales urbanos.