Una joven canaria cuanta la realidad de la vida en las islas: “Muy cansada de la imagen idealizada en redes sociales”

La imagen paradisíaca de las Islas Canarias, que triunfa en redes sociales, tiene un reverso marcado por la precariedad laboral, la falta de vivienda y la saturación turística. Natalia, una joven canaria con más de 2.000 seguidores en TikTok, ha decidido alzar la voz para desmontar esa visión distorsionada.

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En un vídeo que suma más de 1.7000 comentarios, ha expuesto: “Soy canaria, viviendo en Canarias, y estoy harta de este estilo de vídeos que idealizan un estilo de vida aquí que no se corresponde con la realidad para muchísimos. Así que he decidido contarte cosas que creo que necesitas saber de verdad si tienes pensado venir a vivir a Canarias o venir de viaje”.

A diferencia de los mensajes habituales que ensalzan la hospitalidad, el clima o la belleza natural de las islas, Natalia ha trazado un retrato de los retos sociales y económicos que enfrentan los habitantes. Uno de los primeros mitos que desarma la joven tiktoker es el de las oportunidades de trabajo en el archipiélago.

Natalia ha advertido: “Tienes que saber que Canarias lidera en España y en Europa, el paro juvenil con un 28%, convirtiéndola en la tercera comunidad autónoma con mayor desempleo de toda España”. Además de las cifras, relata el clima de frustración que vive buena parte de la juventud local, atascada entre empleos inseguros y salarios en caída.

El panorama no mejora al analizar los sueldos y el coste de vida. Según Natalia, “los salarios han caído en un 6,8% frente a los alquileres que han subido ya hasta el 40%”. La ecuación resulta insostenible para nuevos hogares, jóvenes emancipados o quienes buscan mejorar sus condiciones. La región, según ha relatado, “es la que mayor insatisfacción laboral y falta de oportunidades presenta”. Estas palabras encuentran eco entre quienes no comparten la visión idílica de la economía de las islas.

El acceso a la vivienda se ha convertido en uno de los grandes problemas sociales, agravado por el auge del alquiler vacacional. Natalia también ha denunciado que “En Canarias la mayoría de las viviendas se destinan a ese mercado y en muchas islas superan el 10% de la población”. Resulta cada vez más difícil encontrar un piso asequible, y la compra de una vivienda se percibe como un privilegio reservado a extranjeros: “Ahora mismo son prácticamente los únicos que se pueden permitir la compra”.

El turismo masivo también deja consecuencias visibles fuera del mercado del alquiler. Solo en Tenerife se contabilizan 7,2 millones de visitantes al año, cifra que, según ha expuesto la joven canaria, “supone casi un millón más de los turistas que recibe Brasil, siendo que Tenerife es un 0,02% de la extensión territorial” de este país.

La presión se nota en las carreteras y espacios naturales: “Tienes que saber a lo que te vas a enfrentar, que son colas y colas interminables de coches. Ya no solo para acceder a los lugares, sino también para aparcar, imposibilitando el acceso y el aparcamiento no solo a los turistas, sino a los vecinos”.

La saturación y el crecimiento descontrolado tensan los servicios públicos. Natalia ha señalado que en Canarias existen 842 vehículos por cada 1.000 habitantes. El transporte público, lejos de ser una alternativa eficiente, ofrece frecuencias insuficientes: “En Tenerife, las frecuencias de las guaguas son ridículas y dependiendo de los sitios a los que quieras ir y también las horas, las cosas se pueden formar”.

El deterioro medioambiental completa el diagnóstico. La joven ha alertado que “en Canarias se vierten más de 100.000 litros de aguas residuales al mar cada día y solo este año han cerrado 12 playas en Tenerife por presencia de aguas fecales”. Son datos que chocan con la imagen de paraíso natural promovida en la publicidad turística y los perfiles sociales de influencers.

La joven concluye su mensaje con un llamado a la acción y la responsabilidad: “Solo estamos intentando educar, que entiendan los problemas que estamos pasando, que tengan empatía y que alguien nos escuche”. Para Natalia y muchos jóvenes isleños, urge un debate realista y respetuoso sobre los desafíos actuales, lejos de los filtros de Instagram y las postales de ensueño.