España, ¿a favor o en contra de la OTAN? El 57% votó a favor en el referéndum de 1986, pero el resultado ahora sería muy distinto

La desafección crece cuatro décadas después del referéndum que consolidó la permanencia en la OTAN, mientras el debate sobre el gasto militar se reactiva

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El presidente del Gobierno, Pedro
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (d), recibe al secretario general de la OTAN, Mark Rutte (i) (A. Pérez Meca - Europa Press)

Los españoles siguen profundamente divididos en su percepción de la OTAN, justo en la víspera de una nueva cumbre de líderes de la Alianza que se celebra este martes y miércoles en La Haya, centrada en aumentar el gasto en defensa ante las crecientes amenazas, especialmente las procedentes de Rusia. Según un estudio del Pew Research Institute difundido por Europa Press, solo un 47 % de los ciudadanos consultados en España se muestran favorables a la OTAN, mientras que un 45 % expresa una opinión contraria.

La encuesta, realizada entre el 8 de enero y el 26 de abril en trece países miembros de la Alianza Atlántica, refleja un apoyo notablemente inferior al promedio general, que se sitúa en el 66 %. Aun así, España no se sitúa como el país más crítico con la OTAN: en Grecia, solo el 28 % de los encuestados tiene una visión positiva, y en Turquía el respaldo apenas alcanza el 30 %.

Por el contrario, el mayor grado de apoyo lo concentra Polonia, con un 81 % de opiniones favorables, seguida de Alemania (73 %), Suecia (72 %), Canadá (69 %), Reino Unido (68 %), Hungría (68 %), Países Bajos (66 %) e Italia (63 %). En Estados Unidos, donde el expresidente Donald Trump ha instado a los aliados a elevar su gasto en defensa hasta el 5 % del PIB, el 60 % de los ciudadanos respaldan a la Alianza. Francia cierra la lista con un 56 %.

Una tendencia estable, pero en descenso

En el caso de España, los datos apenas varían respecto a los del año anterior, cuando el 45 % de los encuestados valoraban positivamente a la OTAN frente al 41 % que lo hacía de forma negativa. Desde que Pew comenzó a recoger estos datos en 2009, cuando el apoyo alcanzaba el 56 %, se ha observado una tendencia descendente. El punto más alto se registró en 2011, con un 62 % de opiniones favorables frente a un 32 % de rechazo. Desde entonces, la valoración ha ido bajando de forma gradual: en 2021, el respaldo era del 55 %; en 2022, del 53 %; hasta situarse en el 47 % actual.

El referéndum de 1986: un momento clave en la relación con la OTAN

Qué papel tiene España en
Qué papel tiene España en la OTAN y qué obligaciones tiene. (Montaje Infobae)

La percepción ambivalente que muchos españoles mantienen hoy hacia la OTAN tiene su origen en una de las consultas más significativas de la democracia reciente: el referéndum de 1986. Cuatro años después de que España ingresara en la Alianza Atlántica bajo el gobierno de la UCD, el Ejecutivo socialista de Felipe González, que inicialmente había sido contrario a esta adhesión, convocó una consulta popular para decidir sobre la continuidad del país en la organización.

Celebrado el 12 de marzo de 1986, el referéndum vino acompañado de una fuerte movilización social y política, especialmente porque el PSOE había hecho campaña años antes con el eslogan “OTAN, de entrada no”. La pregunta planteada al electorado incluía condiciones específicas: el mantenimiento de una posición no integrada en la estructura militar de la Alianza, la prohibición del almacenamiento de armas nucleares en territorio español y la reducción progresiva de la presencia militar estadounidense en el país.

Con una participación del 59,4 % del censo, el resultado arrojó un 56,85 % de votos favorables a la permanencia, frente a un 43,15 % que optó por la salida. Aquella votación no solo selló la continuidad de España en la OTAN, sino que también supuso un importante punto de inflexión en la política exterior española y en la consolidación de su papel dentro del marco euroatlántico.

Desde entonces, la posición de España en la Alianza se ha mantenido firme, aunque con matices. La sociedad española continúa mostrando una sensibilidad especial hacia este tema, influida por el legado del referéndum y por la histórica tensión entre los compromisos internacionales en materia de defensa y las corrientes pacifistas y neutralistas que siguen teniendo peso en la opinión pública. La nueva cumbre de La Haya vuelve a situar este debate en el centro de la escena.