Casi un 20% de la población española estuvo expuesta a aire contaminado en 2024: Canarias y la Comunidad de Madrid se llevan la peor parte

Aunque en 2024 la calidad del aire en España mejoró respecto a 2023 y los años anteriores a la pandemia, con reducciones de entre el 7 y el 36 % en los niveles de partículas en suspensión, dióxido de nitrógeno y ozono troposférico, dos tercios de la población española respiró aire contaminado por encima de los nuevos límites legales. Esta es una de las principales conclusiones del informe que este lunes ha presentado Ecologistas en Acción según los datos recogidos en 790 estaciones oficiales de medición distribuidas por todo el país, lo que evidencia la magnitud del reto que enfrentan las administraciones públicas en los próximos años para alinearse con la nueva legislación europea, pues la contaminación del aire representa un problema sanitario de primer orden.

El estudio, basado en información obtenida de estaciones ubicadas en los principales aeropuertos y puertos estatales, toma como referencia los nuevos valores límite establecidos por la Directiva europea 2024/2881, de 23 de octubre de 2024, que deberán cumplirse antes de 2030. De acuerdo con estos umbrales, 8,4 millones de personas, equivalentes al 17% de la población española, estuvieron expuestas a lo largo del pasado año a aire contaminado, de manera que las áreas más afectadas fueron Canarias, la Comunidad de Madrid, zonas limítrofes de Castilla-La Mancha y Castilla y León, el interior de Cataluña y la localidad de Villanueva del Arzobispo en Jaén.

Canarias fue la región más afectada por partículas en suspensión (PM10), con 1.640 superaciones del umbral de alerta y, aunque Barcelona y Madrid cumplieron el límite actual de dióxido de nitrógeno, las áreas urbanas principales ya exceden el nuevo tope previsto para 2030.

Por otro lado, el ozono troposférico sigue siendo el contaminante más extendido y está muy ligado al cambio climático, de forma que la capital del país presentó la situación más grave. Durante las olas de calor de julio y agosto de 2024 se registraron 290 superaciones del umbral de información en la Comunidad de Madrid, además de 6 superaciones del umbral de alerta en Puertollano y el puerto de Tarragona. Además, Huelva superó por segundo año consecutivo el límite legal de arsénico, impuesto en 2013, por emisiones de una fundición de cobre.

El documento también destaca que 83.000 kilómetros cuadrados, equivalentes a una sexta parte del territorio nacional, estuvieron expuestos a niveles de contaminación dañinos para la vegetación. “Si se tienen en cuenta los valores recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), mucho más estrictos que los límites legales vigentes y nuevos, y el objetivo a largo plazo para proteger la vegetación de la Unión Europea, el aire contaminado afectó en 2024 a toda la población española y a 410.000 kilómetros cuadrados, el 81% del territorio”, añade la organización en su informe sobre calidad del aire.

Ecologistas en Acción recuerda que 2024 se caracterizó por ser un año húmedo y el tercero más cálido en España desde al menos 1961. La estabilidad atmosférica durante el invierno favoreció episodios de contaminación por partículas, en parte procedentes del norte de África, mientras que el intenso calor del verano, especialmente durante las olas de calor de julio y agosto, contribuyó al aumento de los niveles de ozono troposférico. Así, el informe también destaca que el cambio climático se consolida como un factor determinante en el agravamiento de los episodios de mala calidad del aire.

El informe también señala que la evolución del sistema energético español desempeñó un papel clave en la reducción de la contaminación atmosférica durante 2024. Aunque la combustión de petróleo recuperó los niveles previos a la pandemia, el consumo de gas disminuyó y las fuentes renovables cubrieron el 57% de la demanda eléctrica, lo que limitó las emisiones de las centrales térmicas. La mayoría de las centrales de carbón, consideradas las más contaminantes, ya han sido desmanteladas.

En las áreas urbanas, donde reside la mayor parte de la población, el tráfico motorizado sigue siendo la principal fuente de contaminación. En determinadas zonas industriales y en el entorno de grandes centrales termoeléctricas, las emisiones industriales condicionan de manera decisiva la calidad del aire, además de que el transporte aéreo y marítimo también tienen un impacto considerable en los alrededores de aeropuertos y puertos.

Ecologistas en Acción sostiene que la única vía para mejorar la calidad del aire en las ciudades pasa por reducir el tráfico motorizado, fomentar la movilidad activa peatonal y ciclista, y potenciar el transporte público eléctrico. También considera necesario promover el ahorro energético, ordenar el despliegue de energías renovables, adoptar las mejores técnicas industriales disponibles, reducir el uso del avión, establecer Áreas de Control de Emisiones ambiciosas para el Mar Mediterráneo y el Atlántico Noreste, y aplicar una moratoria para nuevas macrogranjas.

La organización recuerda que el plazo para que todas las ciudades de más de 50.000 habitantes establezcan zonas de bajas emisiones venció hace dos años y medio, y critica que la mayoría “no ha cumplido ni siquiera formalmente esta obligación”. Por ello, solicita al Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible que exija a los ayuntamientos infractores la devolución de los fondos europeos recibidos.

Por otro lado, la organización valora como un avance la aprobación de la nueva Directiva europea de calidad del aire y confía en que obligue a los gobiernos y comunidades autónomas a aplicar medidas eficaces para cumplir en 2030 los nuevos límites legales, así como para mejorar la medición y la información, para lo que pide una rápida transposición de la normativa.

Cabe recordar que, según la Agencia Europea de Medio Ambiente, en 2022 fallecieron prematuramente hasta 30.000 personas en España por enfermedades agravadas por la mala calidad del aire, de las cuales 10.000 murieron durante episodios de alta contaminación, de acuerdo a los datos del Instituto de Salud Carlos III. Los costes sanitarios y laborales derivados de la contaminación atmosférica ascienden, según el Banco Mundial, a 50.000 millones de dólares al año, lo que equivale al 3,5% del PIB español.