Los cuatro trucos para reducir hasta 6 grados la temperatura de tu casa: la elección de las bombillas y cortinas es clave

Con la llegada del calor del verano, muchas personas quieren refrescar sus hogares sin recurrir al aire acondicionado

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Dos personas intentando refrescarse en
Dos personas intentando refrescarse en verano (Adobe Stock)

El verano ha llegado a España con días tórridos y noches tropicales: con gran parte del mapa en alerta amarilla y naranja por altas temperaturas, cualquier objetos o truco que sirva para enfriar un par de grados el hogar se concibe como un tesoro preciado.

El abanico, el ventilador y el aire acondicionado se erigen como los protagonistas de los próximos meses, pero a veces estos son insuficientes o sencillamente la casa no dispone de esta instalación (como en el caso del aire acondicionado). Por ello, los expertos, como la startup francesa Little Worker, especializada en la renovación de viviendas, señalan algunos “consejos y reparaciones sencillas gracias a las que hemos notado una diferencia de 7 a 10 grados entre la temperatura exterior y la de una vivienda en verano”.

El calor extremo en verano aumenta en España, con riesgos como golpes de calor y cáncer de piel. Sanidad recomienda hidratación, protección solar y prevención para evitar complicaciones, especialmente en vulnerables.

Iluminación LED

La elección del tipo de iluminación en el hogar puede marcar una gran diferencia cuando se trata de mantener una temperatura agradable en verano. Las bombillas tradicionales incandescentes o halógenas no solo consumen más energía, sino que también emiten una cantidad considerable de calor. En cambio, las bombillas LED se posicionan como una alternativa eficiente, sostenible y, sobre todo, fresca.

A diferencia de las bombillas convencionales, las LED transforman la mayor parte de la energía que consumen en luz y no en calor. Esto significa que no contribuyen al aumento de la temperatura ambiente, lo cual es clave en los meses más calurosos. Aunque pueda parecer un cambio menor, sustituir todas las bombillas del hogar por versiones LED puede suponer una bajada notable de grados si se acompaña de otros gestos estratégicos.

Ventiladores de techo

Frente al creciente uso del aire acondicionado, los ventiladores de techo resurgen como una solución eficiente, silenciosa y estética para combatir el calor en casa. Aunque no enfrían el aire como lo haría un sistema de climatización, su acción sobre la circulación del aire ofrece una sensación térmica más fresca: “Gracias a sus aspas, sube el aire fresco y refresca la habitación rápidamente, hasta 6 grados”, explican desde Little Worker.

Ventilador de techo (Freepik)
Ventilador de techo (Freepik)

Por tanto, el secreto está en el movimiento del aire: al generar una corriente constante, el ventilador ayuda a evaporar el sudor de la piel, lo que proporciona un alivio inmediato. Su consumo energético, además, es notablemente menor que el de un aire acondicionado, lo que lo convierte en un aliado sostenible para quienes buscan reducir su factura eléctrica sin renunciar al confort.

Ocultar las ventanas con cortinas opacas

Uno de los puntos más sensibles al calor en cualquier vivienda son las ventanas. A través de ellas entra buena parte de la radiación solar que, al incidir directamente sobre cristales y superficies interiores, dispara la temperatura ambiente. Por eso, cubrirlas con cortinas opacas es una medida tan simple como efectiva para mantener la casa fresca.

Estas cortinas están fabricadas con tejidos densos o con tratamientos especiales que bloquean el paso de la luz solar y actúan como aislante térmico. Al impedir que el sol penetre, se evita el efecto invernadero que convierte el hogar en un horno durante las horas centrales del día. Además, muchas de estas telas también aíslan del ruido y pueden contribuir a conservar mejor la temperatura interior en invierno, por lo que su uso resulta útil todo el año.

El truco está en cerrar las cortinas antes de que el sol incida directamente en las ventanas y abrirlas al anochecer para ventilar. Un gesto diario que puede reducir varios grados la sensación térmica interior sin encender ni un solo aparato eléctrico.

Materiales de origen biológico como aislamiento

Apostar por el aislamiento térmico es una de las formas más eficaces de mantener una temperatura confortable en el hogar durante todo el año. Además, cuando se recurre a materiales de origen biológico, la estrategia no solo es eficiente, sino también sostenible. Fibras vegetales como el corcho, la celulosa, la lana de oveja, el cáñamo o el lino están ganando terreno frente a los aislantes sintéticos por su bajo impacto ambiental y su gran capacidad para regular la temperatura.

Estos materiales actúan como una barrera natural frente al calor, reduciendo significativamente la transferencia térmica entre el exterior y el interior. Gracias a su transpirabilidad, evitan la condensación y permiten que las paredes “respiren”, lo que mejora el confort sin necesidad de recurrir constantemente a sistemas de refrigeración.