Una máquina Enigma, que codificaba los mensajes nazis durante la Segunda Guerra Mundial, hallada en una villa italiana: a subasta por 20.000 euros

Una máquina Enigma reaparece en el desván de una villa histórica del noreste italiano que fue requisada entre 1942 y 1945 por las fuerzas armadas alemanas para convertirla en una especie de cuartel general

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Una máquina Enigma de las
Una máquina Enigma de las usadas por los nazis para cifrar mensajes durante la II Guerra Mundial ha sido subastada este jueves por 117.800 euros en Viena. EFE/Wiener Dorotheum

Hasta el siglo pasado, cifrar mensajes suponía un “juego” de inteligencia entre personas enfrentadas a la paciencia y la habilidad de sus adversarios. Todo cambió radicalmente en el siglo XX. La llegada de máquinas como la Enigma marcó el paso de lo manual a una competencia en la que las reglas las dictaban los engranajes y los impulsos eléctricos. Nada volvería a ser igual: ya no se trataba de humanos contra humanos, sino de máquinas contra máquinas.

La historia comenzó en 1918, cuando Arthur Scherbius ideó en Alemania un dispositivo destinado a camuflar los secretos del Estado Mayor. Ni siquiera el propio ejército germano llegó a prever su poder: la Primera Guerra Mundial ya había terminado, y el alto coste y la complejidad técnica impidieron su presencia en aquel conflicto. Quizá el desenlace habría sido distinto de haber tenido la Enigma antes, pero no fue hasta después, con el país buscando respuestas a las filtraciones que facilitaron su derrota, cuando la máquina se adoptó como la solución universal ante la amenaza de los descifradores británicos. Enigma no fue la única máquina de cifrado de la época, pero sí alcanzó un estatus singular como símbolo de la batalla tecnológica entre las potencias. Su descifrado - de la mano de Alan Turing - se considera todavía hoy una de las mayores gestas de la historia de la inteligencia militar.

Actor vestido como un soldado
Actor vestido como un soldado alemán demuestra uso de máquina Enigma en el Bletchley Park Museum, Bletchley, Gran Bretañam 6 septiembre 2006. REUTERS/Alessia Pierdomenico/

La primera subasta de una máquina Enigma en Italia

De acuerdo con el medio italiano Corriere Della Sera, la forma en que un ejemplar de esta máquina terminó en las vitrinas de Bolaffi (una empresa italiana especializada en el mercado del coleccionismo) es toda una incógnita. La realidad, aún rodeada de huecos por rellenar, es la siguiente: un ejemplar de Enigma se prepara para salir a subasta en Italia por primera vez, concretamente en la prestigiosa casa turinesa. La máquina había permanecido escondida en el ático de una histórica villa del noreste de Italia - requisada entre 1942 y 1945 por las fuerzas armadas alemanas para convertirla en una especie de cuartel general - desde la retirada alemana, al final del conflicto. Enigma y sus secretos quedaron allí, en esas habitaciones, entre otros recuerdos de guerra, hasta que la casa de subastas recuperó recientemente el aparato. La aparición de este ejemplar añade un capítulo inesperado al relato de las máquinas, humanos y códigos que escribieron la historia de Europa.

El duelo entre Enigma y el programa Ultra marcó para siempre el mundo. Frente a los desafíos de la máquina alemana, los británicos respondieron con una red de matemáticos y científicos de talla mundial, desde Alan Turing hasta Marian Rejewski, e ingenios como “Colossus”, precursor de la informática contemporánea. El choque de inteligencias definió buena parte del conflicto y aceleró la derrota del Eje. La captura de varias Enigma por los equipos aliados, halladas a bordo de aviones, tanques, barcos, submarinos o despachos estratégicos, cambió todo: las órdenes eran claras en caso de peligro, destruir todo, incluso si el precio era la vida. Evidentemente, no siempre se cumplía, y Bletchley Park (la base secreta de la inteligencia británica a las afueras de Londres donde se desarrolló el programa Ultra) se benefició enormemente de los errores.

Ahora, la máquina hallada en el desván de una villa histórica del noreste italiano saldrá a puja: la subasta de Bolaffi arrancó este miércoles a las 15:00 horas, con un precio inicial fijado en 20.000 euros. Se espera que la cifra suba considerablemente, como ya ha ocurrido en Christie’s, donde piezas similares han alcanzado más de 400.000 libras (467.456 euros) tras una reñida pelea de ofertas.