Gonzalo Bernardos, economista y profesor universitario, es una de las voces más reconocidas en nuestro país cuando se trata de analizar la situación de la vivienda en España. Durante una entrevista llevada a cabo por este medio, Bernardos ha lanzado una advertencia clara respecto al control del precio del alquiler: “Se vuelve a las chabolas”.
Bernardos sostiene que el problema no reside en los propietarios, sino en la falta de vivienda nueva y la ausencia de políticas eficaces para facilitar el acceso a la vivienda, especialmente entre los jóvenes.
“Entre los jóvenes menores de 40 no ha comprado casi nadie vivienda. Con buenas condiciones financieras hay un millón y medio de hogares deseando comprar en los próximos años y, con malas condiciones, otro millón”, explica el economista.
El control de precios, bajo la lupa
Sobre la regulación del alquiler, Bernardos se muestra categóricamente en contra: “El control de alquileres hace que el propietario no vea interesante tener una vivienda en alquiler. Uno la vende y reduce la oferta. Además, no se gasta un euro en la rehabilitación y conservación de esa vivienda”, señala.
Rememora la experiencia histórica de España: “La inmensa mayoría no sabe que el control de alquileres estuvo vigente 65 años, entre 1920 y 1985, y eso eliminó en la práctica el mercado de alquiler”. En su opinión, este tipo de medidas desalienta la inversión y el mantenimiento en el sector.
“En Portugal, los que hemos ido a Lisboa, Oporto o Braga hemos visto cómo los centros continúan muy deteriorados, incluso veinte años después de instaurar controles”, comenta el economista.

Efectos excluyentes y retroceso social
Gonzalo Bernardos ha advertido sobre las consecuencias más inmediatas de esta política: “Con más demanda que oferta, el propietario escoge al que más puede pagar. Se excluye a la gente más humilde y a los inmigrantes recién llegados, precisamente a quienes más necesitan ayuda”.
Según Bernardos, el efecto real del control de precios es contrario al discurso político dominante: “El relato es yo ayudo a la gente más humilde; no es verdad, usted la perjudica. Yo hago que el precio del alquiler baje; tampoco es verdad. En Cataluña, cuando dicen que el control de precios ha bajado el alquiler un 5% mienten descaradamente”, subraya.
El economista además afirma que esta situación está generando escenarios de exclusión habitacional: “En los alrededores de Barcelona, en Sabadell, una habitación cuesta entre 600 y 700 euros. Estas personas viven en tiendas de campaña o en roulottes a muy bajo precio. Vuelven las chabolas. Esto se observa cada vez más en Cataluña, donde hay control de precios”.
“Una parte de la población se ve abocada a infraviviendas”
Bernardos denuncia también el impacto de las nuevas normativas que aumentan la vulnerabilidad de los propietarios ante impagos y dificultan los desahucios, incluso en el caso de inquilinos con ingresos de hasta 1.800 euros mensuales. “Esto genera pánico inmobiliario en el propietario. ¿Qué hace? No aumenta la oferta, si acaso la reduce”, remacha.
El economista concluye señalando la paradoja del sistema: “Una parte de la población se ve abocada a infraviviendas o situaciones indeseables. Así no se arregla el acceso a la vivienda”.
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