Pedro Sánchez pende de un hilo: los frentes abiertos, el pecado original y la gran pregunta que puede dinamitar su gobierno

Terremoto en el PSOE con el informe de la UCO que señala la presunta corrupción del número 3

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Pedro Sánchez en la rueda
Pedro Sánchez en la rueda de prensa el pasado 12 de junio en la sede del PSOE, tras la dimisión de Santos Cerdán. (Montaje: Infobae España / ELV)

De todos los obstáculos que ha encontrado Pedro Sánchez desde su llegada a la Moncloa, en 2018, el único que ha descompuesto al presidente ha sido su propio aparato: dos secretarios de Organización de su máxima confianza y claves para su triunfo en las primarias y más tarde en la moción de censura, interceptados manteniendo esa serie de conversaciones que Sánchez y tantos otros socialistas achacaban a la derecha, a la que echaron del poder para limpiar España de corrupción, decían.

Sí que ha habido diferencias. Una es la rapidez con la que Sánchez actuó. Santos Cerdán salió de su casa como número 3 en Ferraz y diputado y regresó como un ciudadano que acudirá el 25 de junio al Tribunal Supremo a declarar, y de ninguna de las maneras va a evitar la imputación ni un largo proceso. Pero también cabe contemplar que la agilidad no sea contundencia, sino resistencia. Si Cerdán siguiera hoy en el PSOE o en su escaño, si lo hubieran arropado, guardado silencio, Sánchez estaría acabado.

Santos Cerdán lee el informe
Santos Cerdán lee el informe de la UCO en su escaño en el Congreso. (Jesús Hellín/Europa Press)

Los socios

Porque el presidente sigue sosteniendo su continuidad sobre débiles apoyos, que ahora además van a exigir una explicación más detallada que la que ofreció este jueves por la tarde, aparentemente abatido y apurado en pedir disculpas. Los socios también tienen un papelón: prefieren a Sánchez antes que una alternativa con PP y Vox, pero no pueden actuar como si no hubiera pasado nada. Deben apretar al presidente y subir el precio de sus votos, sin romper la cuerda.

Empezando por Sumar, que a cada paso se juega ser o no ser, con Podemos recuperando terreno. Continuando por ERC, que se prevé duro en las declaraciones y práctico en las decisiones (no puede gobernar la derecha). Junts podría desequilibrar la balanza, incluso para una moción de censura, pero Carles Puigdemont sigue a la espera de lo que le prometieron. El caso del PNV es bastante particular y señala al PP, no solo al de Alberto Núñez Feijóo, también al de Isabel Díaz Ayuso.

Alberto Núñez Feijóo, presidente del
Alberto Núñez Feijóo, presidente del PP, este jueves. (Fernando Sánchez/Europa Press)

La oposición

Fue el PNV el que decantó el final de Mariano Rajoy, una fuerza oscilante en pro de los intereses del País Vasco, pero que se presupone con más querencia al PP como partido conservador. Pero el PP solo tiene un aliado en toda la cámara, como en distintas comunidades autónomas, que es Vox, partido antídoto para que no se te acerque una sola fuerza nacionalista. Y la reciente Conferencia de Presidentes no ayudó. Díaz Ayuso se levantó de la silla al escuchar el euskera y enfureció al lehendakari Imanol Pradales.

Sostenía un reciente artículo en The Times que la “ventaja” de Sánchez hasta en los peores momentos lleva el nombre de Núñez Feijóo, al que presenta como un líder “que no logra despertar un entusiasmo abrumador” y que llega a esta fecha crítica sin los deberes hechos, sin capacidad para establecer alianzas. Hasta en un escándalo tan grave de corrupción como el conocido en el seno del PSOE, el PP no logra entenderse con partidos con los que tradicionalmente ha pactado. Ha demonizado a todos ellos.

Pedro Sánchez, presidente del Gobierno,
Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, tras su rueda de prensa en Ferraz. (Gabriel Luengas/Europa Press)

La legislatura

Pero también decía The Times que “al galgo se le acaba la pista”, ya refiriéndose a Sánchez. Como máximo dos años, los que quedan para unas elecciones generales. Sánchez necesita ese tiempo, pero el reto tiene unas proporciones colosales porque no solo tiene que levantarse de esto, también poder presentar batalla al bloque de la derecha y, a día de hoy, sin el impulso de una izquierda a su izquierda. Solo. Esto, contando con que la Justicia no escale más alto.

Entretanto, quién asegura que podrá sacar unos presupuestos o al fin dar una respuesta al drama de la vivienda. Ya antes del informe bomba de la UCO, de los audios, la legislatura era un laberinto y la más improductiva de las que ha dirigido. Sánchez ha superado metas volantes vendiendo gestión, pero la política a esta hora está paralizada y centrada en mensajes obscenos sobre obscenas cantidades de dinero, con compañías tan relevantes como Acciona en el (presunto) ajo.

Pedro Sánchez pide perdón anuncia una auditoría externa de las cuentas del PSOE.

La legitimidad

La actualidad se había llenado de nombres impropios, partiendo por el de Begoña Gómez o David Sánchez, mujer y hermano del presidente, y de personajes más o menos estrafalarios de las cloacas, y de causas con mayor y menor entidad, pero que de una forma u otra sembraban dudas sobre la forma de hacer de un partido, un Gobierno y un presidente que levantaron su proyecto sobre el mensaje de la honradez. La falta de iniciativa política, la mencionada parálisis, ha favorecido el eco de estos frentes.

En adelante, Sánchez tendrá que comparecer ante el Congreso y ante los ciudadanos y abordará asuntos como la corrupción, la transparencia, las malas compañías, la necesidad de asumir responsabilidades. Hacia el otro. Como hace el también señalado Carlos Mazón. Como tiempo atrás ha hablado de “pseudomedios” o atacado una a su parecer ofensiva orquestada entre derecha política, judicial, policial y mediática. El informe de la UCO ha tirado el discurso. Hay que levantar otro.

Pedro Sánchez da la mano
Pedro Sánchez da la mano a Emiliano García-Page en la Conferencia de Presidentes. (Kike Rincón/Europa Press)

El partido

Y tiene que gobernar un partido. Con los más críticos no habrá diferencia. Emiliano García-Page ya pidió elecciones anticipadas días atrás. Pero Sánchez debe una respuesta a sus filas, dirigidas internamente hasta este jueves por un supuesto corrupto. Los indicios apuntan además a un pecado original. Cerdán y Koldo ya estaban en acción el día que Sánchez derrotó a Eduardo Madina contra todo pronóstico. Antes que al resto, tendrá que convencer a los suyos, más allá del cambio de caras prometido.

Sánchez ha puesto un cortafuegos, pero la investigación sigue en curso y hay preguntas clamorosas por resolver. La principal de todas, dónde está el dinero. Cerdán no lo tiene, o no en las cuentas que declara tener. Hay muchos miles de euros que no se sabe a quién han ido a parar, y saberlo puede dar otra dimensión o dirección al caso. El presidente asegura que no sabía nada, que está sorprendido por las prácticas de su amigo. El tiempo —la UCO— dará las respuestas.