La caza furtiva en rinocerontes cae un 78% en el norte de Sudáfrica gracias a una controvertida medida entre activistas

La investigación, publicada en la revista Science el pasado jueves 5 de junio, ha demostrado que el descorne de rinocerontes en reservas de caza del Parque Nacional Kruger y sus alrededores, en el norte de Sudáfrica, ha reducido significativamente la caza en estas áreas. El parque, que alberga alrededor del 25 % de la población mundial de rinocerontes, ha sido uno de los escenarios más atacados, llevando a la muerte a más de 400 al año.

Según Tim Kuiper, científico de biodiversidad de la Universidad Nelson Mandela de Sudáfrica y autor principal del estudio, “los beneficios del descorne superan con creces cualquier costo ecológico del que tengamos conocimiento hoy en día”. Después de más de 30 años de debate, se han visto los primeros resultados de una medida que puede tener posibles efectos negativos en una de las especies más icónicas y amenazadas de África.

Los expertos que han llevado a cabo el estudio, realizado entre 2017 y 2023 en colaboración entre varias universidades sudafricanas, la Universidad de Oxford, y organizaciones de conservación como el Fondo Mundial para la Naturaleza y el Fondo para la Recuperación del Rinoceronte, abarcaron 11 reservas en el área de Kruger y comparó los resultados de ocho reservas que decidieron descornar a sus rinocerontes con tres que no lo hicieron. Los datos revelaron que el descorne de más de 2.000 animales resultó en una reducción del 78 % de la caza furtiva en esas ocho reservas, lo que confirmó la efectividad de esta intervención para disminuir la demanda de cuernos en los mercados ilegales, especialmente en el sudeste asiático y China, donde los cuernos de rinoceronte son codiciados para la medicina tradicional.

“El descornado redujo ‘consistentemente’ la caza furtiva”, afirmó Kuiper. A pesar de que la medida implica una intervención invasiva, que incluye el uso de motosierras para cortar los cuernos de los rinocerontes cada uno o dos años, Kuiper destacó que “tener un cuerno es una parte importante de la esencia de un rinoceronte. Así que tener que quitárselo es una especie de mal necesario, por así decirlo. Pero es muy efectivo. Sin duda, salvó la vida de cientos de rinocerontes”.

Aun así, esta decisión ha sido objeto de críticas desde el comienzo del estudio. El mero hecho de usar motosierras para llevar a cabo el corte, sumado al impacto en el bienestar del animal, ha generado una clara oposición por parte de activistas y conservacionistas que luchan los derechos de los animales. “Los rinocerontes usan sus cuernos para defenderse de los depredadores, competir por territorio y, en el caso de los rinocerontes negros, buscar alimento”, explicó Vanessa Duthe, investigadora de rinocerontes en Sudáfrica, quien no participó en el estudio.

A pesar de estas preocupaciones, Duthe afirmó que las investigaciones no han encontrado efectos adversos sobre las tasas de reproducción o mortalidad de los rinocerontes descornados. “Lo que sí sabemos es que los beneficios del descorne superan con creces cualquier costo ecológico del que tengamos conocimiento hoy en día”, agregó. Además, el proceso de descorne ha mejorado con el tiempo, siendo ahora mucho más rápido y causando mínima angustia a los animales, quienes son sedados y atendidos cuidadosamente durante el procedimiento.

Aunque los resultados del estudio sobre el descorne de rinocerontes son prometedores, los conservacionistas coinciden en que esta medida no resolverá por sí sola el problema de la caza furtiva. Kuiper considera el descorne como una solución a corto y mediano plazo, pero enfatiza que otras acciones, como una mayor aplicación de la ley y un mejor apoyo a los guardabosques, son fundamentales para frenar la cacería de manera efectiva.

En Sudáfrica, además de esta intervención, se están implementando esfuerzos de protección adicionales, como el uso de tecnologías de monitoreo, el reforzamiento de la vigilancia en las reservas y la cooperación con organizaciones internacionales. A pesar de estos esfuerzos, los cazadores furtivos continúan matando rinocerontes en un ritmo alarmante, y la población de rinocerontes sigue siendo una de las más vulnerables.

Según la organización Save the Rhino, existen alrededor de 17.500 rinocerontes blancos y 6.500 rinocerontes negros en el mundo. No obstante, la población de los segundos, que alguna vez superó los 70.000 en 1970, disminuyó drásticamente a menos de 2.500 en veinte años. Desde esa bajada en picado de datos, se ha intentado concienciar a la población y tomar diferentes medidas para evitar su cacería.