El método para refrescar una habitación sin aire acondicionado: así lo hacen las casas rurales

La llegada del calor significa pasar jornadas incómodas intentando refrescarse. Bebidas frías, piscinas y vegetación que proporcionan sombra son un buen remedio al aire libre, pero conseguir bajar las temperaturas del hogar puede ser más complicado, especialmente si no se cuenta con un aire acondicionado o si no se tienen los recursos como para permitirse mantenerlo encendido.

En España, el 41% del parque de viviendas cuenta con este tipo de electrodomésticos, según datos de Idealista, por lo que la mayoría deben arreglárselas sin él. Los que sí lo tienen, pueden optar por limitar su uso, tanto por el coste de mantenerlo encendido como por las consecuencias climáticas de este método de refrigeración.

Sea cual sea el caso, existen multitud de métodos que ayudan a refrescar el hogar sin necesidad de acudir al aire acondicionado.

Las casas rurales suelen aprovechar antiguas construcciones, adaptadas a lo largo de los años para responder a las condiciones climáticas locales. Los muros gruesos de piedra o ladrillo aíslan eficazmente el interior del calor exterior, mientras que los techos altos y la ubicación estratégica de las ventanas favorecen la ventilación cruzada, permitiendo que el aire circule y refresque las estancias. El uso de materiales naturales como la piedra, la madera y el barro contribuye a regular la temperatura interna, ya que estos materiales absorben menos calor y lo liberan lentamente.

La orientación de la vivienda representa otro aspecto fundamental en el diseño de las casas rurales. Estas viviendas solían edificarse de manera que aprovecharan la sombra de los árboles o de las colinas cercanas, minimizando así la exposición directa al sol durante las horas más intensas. Esta disposición, junto con la presencia de cortinas gruesas, persianas y contraventanas, ayuda a bloquear la entrada de calor y a mantener el interior más fresco.

El diseño de los espacios exteriores también juega un papel relevante. Los patios interiores permiten que el aire circule libremente, mientras que las logias y los pórticos ofrecen refugio del sol y crean microclimas agradables.

Aunque el uso de aparatos de aire acondicionado resulta una solución rápida, no siempre es necesario encenderlos, ya que existen métodos sencillos que ayudan a rebajar varios grados la temperatura interior. De acuerdo con la OCU, la ventilación adecuada de la casa es una de las estrategias más eficaces para mantener una temperatura agradable en el hogar durante los meses de calor. Se recomienda aprovechar aprovechar las horas más frescas del día, como la mañana y la noche, para ventilar la vivienda, abriendo ventanas opuestas para generar corrientes de aire que renueven el ambiente.

Por el contrario, mantener las ventanas cerradas y las persianas bajadas durante las horas de mayor insolación ayuda a evitar que el calor penetre en el interior. Además, la organización aconseja utilizar cortinas o estores claros, que reflejan la luz solar y disminuyen la temperatura en las habitaciones.

Las plantas son también un valioso aliado: colocar macetas cerca de las ventanas ayuda a purificar el aire y aumenta la humedad de la estancia, además de absorber el calor del ambiente. Especies como el helecho o el aloe vera son buenas alternativas para refrescar la habitación.

La OCU también resalta la importancia de adoptar hábitos que contribuyan a mantener la casa fresca, como evitar el uso de electrodomésticos que generen calor durante las horas centrales del día y apostar por la iluminación LED, que emite menos calor que las bombillas tradicionales. Además, optar por fregar con agua fría puede ser una buena medida para bajar las temperaturas de una habitación. Al verter el agua sobre el suelo caliente, esta se evapora y crea un efecto sauna a la inversa. Tener un suelo frío reduce la sensación de calor, sobre todo para los que andan descalzos por el hogar.

La ropa también es un aspecto importante a tener en cuenta: aun dentro de casa, es recomendable utilizar tejidos frescos, como el algodón o el lino, a la hora de vestir.

Es un consejo a aplicar también con las sábanas: tejidos como el algodón o la seda suelen acumular menos calor en la cama, lo que ayudará a tener un mejor descanso durante la noche.