Cómo se moviliza el sector aeroespacial estadounidense para combatir los aranceles

El sector aeronáutico y de defensa generó el año pasado un superávit comercial de 74.500 millones de dólares, junto con una inversión récord de 34.500 millones en investigación y desarrollo, según datos de la AIA

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Cómo se moviliza el sector
Cómo se moviliza el sector aeroespacial estadounidense para combatir los aranceles. (Montaje Infobae/Pexels)

Actualmente, la industria aeroespacial de Estados Unidos se enfrenta a uno de sus mayores retos en décadas. Y es que las propuestas del presidente del país, Donald Trump, orientadas a la imposición de aranceles del 10% al 20% sobre aeronaves civiles y recambios, han provocado una reacción inmediata entre fabricantes, aerolíneas y asociaciones, que ven peligrar la posición de liderazgo global que este sector ha mantenido durante generaciones.

Este miedo se basa en la posibilidad de que los nuevos derechos aduaneros modifiquen los costes en toda la cadena de valor del sector. El Departamento de Comercio, por requerimiento directo del presidente Trump, inició a principios de mayo una investigación oficial para analizar el impacto y la pertinencia de estas medidas proteccionistas. Los interesados del sector tenían hasta el 3 de junio para presentar sus argumentos ante la administración.

Sin embargo, el discurso cambió a raíz de las declaraciones del secretario de Comercio, Howard Lutnick, quien anunció en el Senado que EEUU debía imponer “nuevas normas” en materia de derechos de aduana sobre las piezas de aviones “de aquí a final de año”. “Es esencial que protejamos nuestra industria y nos aseguremos de que quienes comercian con nosotros nos tratan con justicia. Creo que utilizaremos estas herramientas para ayudar a mejorar la industria estadounidense”, aclaró.

Temor al impacto en la cadena de suministro y el superávit industrial

Las empresas, los gremios empresariales y las aerolíneas han alzado la voz para alertar sobre las consecuencias de modificar el actual escenario de libre comercio. Según la información de la Agence France-Presse, recogida por BFM Business, la industria teme un efecto boomerang que termine con la pérdida de competitividad estadounidense justo en un momento de fuerte demanda mundial de aviones y piezas de repuesto.

Uno de los argumentos más contundentes lo escribieron en una carta enviada por la Asociación de Industrias Aeroespaciales (AIA) al Departamento de Comercio. El gremio, que representa a cientos de compañías del sector, considera que elevar los aranceles o implantar barreras no tarifarias acabaría con décadas de evolución industrial. También perjudicaría a una cadena de suministro nacional integrada por más de 100.000 empresas que, solo en 2023, sumaron una producción aproximada de 545.000 millones de dólares.

“A diferencia de otras industrias, la industria manufacturera de la aviación civil da prioridad a la producción nacional de componentes de alto valor y al montaje final”, señalaron desde la AIA.

Las cifras muestran la magnitud de lo que está en juego. El sector aeronáutico y de defensa exportó el año pasado productos por valor de 135.000 millones de dólares, de los que 113.900 millones corresponden únicamente a la aviación civil. Este segmento crucial generó además un superávit comercial de 74.500 millones, junto con una inversión récord de 34.500 millones en investigación y desarrollo, según datos de la AIA.

El sector, preocupado por el empleo y el impacto en un mercado global consolidado

Los riesgos para el empleo también han preocupado al sector. Más de 2,2 millones de personas dependen directamente de esta industria en suelo estadounidense, lo que aporta cerca de 284.000 millones al Producto Interior Bruto (PIB) de EEUU. En esas condiciones, la perspectiva de un encarecimiento de las importaciones golpea transversalmente desde los grandes fabricantes hasta los pequeños talleres especializados en piezas.

El actual sistema internacional de comercio en este sector se rige desde hace casi medio siglo por el Acuerdo Internacional sobre el Comercio de Aeronaves Comerciales (ATCA), que eliminó los aranceles para favorecer el desarrollo y la innovación global. Las aerolíneas agrupadas en Airlines for America (A4A) recalcaron, en una carta dirigida a las autoridades, que el 84% de toda la fabricación es ya estadounidense, y consideraron innecesaria una intervención para el restante 16% que proviene del extranjero.

Willie Walsh, Director General de la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (ATA), sostuvo que una escalada arancelaria constituiría “una amenaza innecesaria” para una industria cuya cadena de suministro aún se recupera de la crisis del Covid-19. Además, remarcó que incorporar a nuevos proveedores sería un proceso largo y caro, y que se podría extender hasta una década.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha firmado este lunes una directiva que aumenta los aranceles al acero y al aluminio del 25 al 50 por ciento a partir del 4 de junio, en el marco de la guerra comercial abierta por su Administración para aplicar su agenda proteccionista. (Fuente: White House/EBS/Donald Trump)

Las aerolíneas advierten sobre el riesgo para la competitividad y el futuro de la industria

Por su parte, las aerolíneas también temen un golpe directo a su capacidad operativa y financiera. Delta Air Lines, una de las compañías bandera del país, advirtió en una carta formal dirigida al gobierno estadounidense que cualquier aumento impositivo sobre aviones o repuestos pondría en jaque su rentabilidad y su capacidad de competir globalmente. La empresa tiene en cartera pedidos de 100 aeronaves a Boeing y un acuerdo para la fabricación prioritaria de sus Airbus A220 en Mobile, Alabama, pero advierte que la subida de los precios podría forzar la cancelación de los contratos existentes y comprometer las negociaciones en curso.

Así, el consejero delegado de Delta, Ed Bastian, ha reiterado que la empresa no asumirá pagos extra por nuevas entregas y que ha mantenido un diálogo permanente con Airbus para amortiguar los aumentos puntuales de los costes.

Los próximos días serán decisivos para el futuro inmediato del sector. La Casa Blanca tendrá en sus manos la posibilidad de mantener un status quo que ha propiciado una expansión industrial y tecnológica sin precedentes o de desatar una ola de incertidumbre en una de las principales fuentes de superávit comercial y empleo cualificado para el país. La resolución que adopte marcará el rumbo de la industria aeroespacial estadounidense para los próximos años.