
“Un crimen perfecto es exactamente lo mismo que un matrimonio perfecto: todo depende de que no te atrapen”, dijo Alfred Hitchcock, que algo sabía de crímenes (imaginarios) y de matrimonios fallidos (reales). Ahora, un trabajador italiano ha estado cerca de lograr un crimen perfecto, pero después de hacer lo más difícil, ha fracasado en el tramo final (o no estaríamos dando esta noticia).
Durante un año, este empleado de una fundición en Suiza logró evadir los controles de seguridad ocultando el metal precioso en sus rastas, que también le permitieron sortear el detector de metales. Según ha contado el medio La Repubblica, el hombre, de 38 años y residente en la provincia de Como, ha conseguido llevarse casi dos kilogramos de oro, con un valor estimado de al menos 150.000 euros, sin que el personal de seguridad detectara el robo.
El caso salió a la luz cuando el sospechoso trató de rentabilizar lo robado y acudió a una casa de compra de oro en Rho, una localidad cercana a Milán, donde intentó vender una lámina de oro en bruto de 24 quilates, con un peso de 250 gramos y un valor aproximado de 23.000 euros. El ladrón, sin embargo, tuvo la ‘mala suerte’ de que en ese momento entraron unos agentes de policía a la tienda a realizar una inspección rutinaria y notaron la actitud nerviosa del hombre, quien ofreció explicaciones contradictorias sobre su presencia en el lugar. Y tras ser presionado, se vino abajo: entregó voluntariamente la lámina de oro a los investigadores y confesó que había trabajado hasta enero pasado en una fundición suiza, de donde había sustraído el mineral.
La empresa nunca sospechó del empleado
El sospechoso explicó a la policía que su estrategia consistía en esconder el metal entre su abundante cabellera, confiando en que los controles con detectores de metales no serían efectivos en esa zona y que nadie revisaría su pelo. El personal de seguridad de la fábrica nunca sospechó del método empleado por el trabajador, ya que los controles se centraban en otras partes del cuerpo y no contemplaban la posibilidad de que el oro pudiera ocultarse en el cabello. Esta táctica permitió al hombre eludir los sistemas de detección durante al menos 12 meses, periodo en el que logró sacar de la empresa casi dos kilogramos de oro.
El hombre, ahora investigado por el delito de hurto continuado, admitió ante las autoridades que, tras sacar el oro de la fundición, planeaba venderlo en diferentes establecimientos de compra de metales preciosos. La policía también investiga cómo el hombre logró vender el oro sin levantar sospechas durante tanto tiempo y si existen registros de otras ventas similares en la región. El caso ha generado inquietud en el sector industrial, ya que pone en evidencia posibles fallos en los sistemas de seguridad y control de las empresas dedicadas al procesamiento de metales preciosos.
Las autoridades suizas e italianas colaboran en el caso para rastrear el destino del oro y determinar la responsabilidad penal del implicado.
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