
La limpieza de las placas de vitrocerámica es una tarea cotidiana en muchas cocinas, pero no siempre se realiza con los productos ni los métodos adecuados. Este tipo de superficie, compartida también por las placas de inducción, requiere cuidados específicos para evitar la acumulación de residuos, la aparición de manchas persistentes o la pérdida de brillo. Un descuido frecuente como utilizar utensilios inadecuados o no limpiar tras cocinar puede provocar rayones difíciles de disimular.
Según recoge la revista especializada El Mueble, uno de los métodos más eficaces para mantener la vitrocerámica en buen estado consiste en actuar con rapidez, emplear productos apropiados y, en algunos casos, recurrir a remedios caseros. Entre ellos destaca un truco sencillo para eliminar pequeños arañazos: aplicar una pequeña cantidad de pasta de dientes sobre la zona dañada, frotar con una bayeta realizando movimientos circulares, y retirar los restos con otra bayeta limpia. Este procedimiento, realizada siempre con la placa apagada, devuelve a la vitrocerámica su aspecto original sin necesidad de emplear productos agresivos.
Manchas recientes, más fáciles de eliminar
Tanto en vitrocerámicas como en placas de inducción, la limpieza debe realizarse siempre una vez finalizada la cocción, cuando la superficie esté completamente fría. Actuar a tiempo permite eliminar los restos de comida antes de que se solidifiquen y se adhieran al cristal. El uso de productos específicos para placas de cocina también es fundamental, ya que los químicos abrasivos pueden dañar el brillo o dejar marcas permanentes.

Para manchas difíciles, El Mueble recomienda utilizar una rasqueta manteniéndola en un ángulo de 30 grados y evitando ejercer demasiada presión. No se deben emplearse cuchillos, estropajos metálicos ni otros objetos que puedan rayar la superficie. Entre los consejos de prevención se incluye no arrastrar cazuelas o sartenes sobre la placa, así como evitar usarla como encimera auxiliar. Cubrir los recipientes durante la cocción también reduce salpicaduras y facilita la limpieza posterior.
Trucos caseros: bicarbonato, vinagre y hielo
Más allá de los productos comerciales, la medio especializado recoge varios remedios caseros eficaces. La mezcla de vinagre y agua aplicada con una bayeta sirve para restaurar el brillo de la placa, mientras que una pasta elaborada con dos cucharaditas de bicarbonato y 10 centilitros de agua, rociada con vinagre, permite eliminar manchas quemadas. Este preparado debe dejarse actuar durante cinco minutos antes de aclarar con un paño húmedo.
Otro método sugerido es aplicar unas gotas de zumo de limón sobre la mancha, dejar reposar y raspar con suavidad. También se puede frotar la suciedad con un cubito de hielo durante un minuto: el cambio de temperatura endurece el residuo, lo que facilita su eliminación con la rasqueta. En todos los casos, es importante asegurarse de que no queden restos de productos sobre la placa, ya que podrían quemarse al encenderla.
La clave, según subraya El Mueble, está en la prevención y el mantenimiento diario: limpiar después de cada uso, secar bien la superficie y actuar con rapidez ante cualquier salpicadura, prolonga la vida útil de la vitrocerámica y evita que pierda su funcionalidad o aspecto.
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