Día Mundial Sin Tabaco: “Dejar de fumar es de las pocas cosas en la vida que solo tiene beneficios”

El enfermero experto en tabaquismo José Ángel Sánchez Cerezal da sus consejos para abandonar este producto

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Un hombre fuma sentado en
Un hombre fuma sentado en la mesa de una terraza en Barcelona. (David Zorraquino/Europa Press)

Los españoles han conseguido reducir el consumo de tabaco a mínimos históricos, según la última encuesta sobre alcohol y drogas del Ministerio de Sanidad. No es para menos: solo en España, al año mueren más de 50.000 personas a causa de esta sustancia adictiva, relacionada con un sinfín de enfermedades y patologías. El tabaquismo es la primera causa evitable de enfermedad, invalidez y muerte prematura en el mundo.

Por eso, tan solo un 36,8% de la población declara haber fumado en el último año y, de los que lo realizan de forma asidua, un 67% quiere dejarlo, pero solo un 44% se ha lanzado a intentarlo. “El paciente fumador tiene miedo al fracaso”, lamenta el enfermero José Ángel Sánchez Cerezal, responsable de la Unidad Antitabáquica del centro de salud Virgen de la Concha, en Zamora. En realidad, es de las enfermedades crónicas con mejores tasas de recuperación, afirma el sanitario. “De cada diez fumadores, conseguimos que cuatro dejen de fumar. Esto, para una enfermedad crónica, es una cifra bastante elevada”, asegura, si bien “siempre están presentes las recaídas”.

Para el enfermero, el mayor obstáculo está en el desconocimiento de lo que ofrece la sanidad pública. Dejar de fumar “es un proceso difícil que requiere ayuda”, explica Sánchez, “y en muchas ocasiones se desconoce que hay tratamientos para dejar de fumar y, sobre todo, consultas especializadas para conseguirlo”.

En una de estas unidades antitabáquicas trabaja Sánchez, experto en tabaquismo por la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR). A ellas se puede acceder por solicitud del propio paciente a su médico de cabecera o enfermera, pero también puede realizarse una “captación activa”, es decir, que el propio facultativo le ofrezca ayuda para dejar de fumar.

Los datos del tabaco en España: más de un 60% de los fumadores se plantea dejarlo.

Estas consultas atienden desde el día que la persona decide dejar de fumar, lo que se conoce como “día D”. A partir de ahí, se hace un seguimiento continuo durante un año, plazo necesario para convertir a un paciente en exfumador, explica Sánchez. Los sanitarios del centro realizan un mínimo de 8 visitas en esos 365 días (a la semana de dejar de fumar, a los 15 días, a los tres meses, a los seis y al año), pero “hay algunos que, por la posibilidad de recaída, les hacemos hasta 14 o 15 consultas en un año”. Todo depende del paciente. Las embarazadas, por ejemplo, son especial grupo de riesgo, pues “no se les puede aportar un tratamiento farmacológico, porque no deben tomar nada en estado de gestación”, puntualiza el enfermero.

“Dejar de fumar solo tiene beneficios”

Dejar de fumar reduce drásticamente
Dejar de fumar reduce drásticamente el riesgo de padecer enfermedades. (Daria Kulkova/iStock)

Si en algo insiste Sánchez con sus pacientes es en que “dejar de fumar es de las pocas cosas en la vida que solamente tiene beneficios. Las posibilidades de enfermar del fumador son de un 50% y las de contraer algunos tipos de cáncer son de un 70%”. La nicotina deja también sus efectos en el aspecto físico: “Hay más arrugas, la piel envejece antes y adquiere una coloración oscura”, explica el enfermero.

Al abandonar el tabaco, dice Sánchez, “se van reduciendo drásticamente las posibilidades de enfermar, hasta el punto de que, pasados unos diez años, tienes el mismo riesgo de padecer alguna enfermedad que una persona que no ha fumado”.

Pero conseguirlo no es sencillo y requiere de apoyo familiar y social. “Por eso, yo siempre les recomiendo que lo digan, que manifiesten que están dejando de fumar”, dice, una manera de conseguir que las personas más cercanas se involucren en el proceso.

La industria se reinventa

Pese a que el consumo de tabaco haya descendido de forma drástica en los últimos 30 años, surgen cada día nuevas formas que amenazan con revertir la tendencia. “No solo tienes el tabaco, hay cigarrillos electrónicos, vapeadores, hay snus, que son unas bolsitas con nicotina que se dejan entre el labio y la encía para que se vayan deshaciendo...”. Son productos que atraen especialmente a las personas más jóvenes y suponen una forma de introducirse en el mundo del tabaco.

“Desde la industria se reinventan y con ella tenemos que ir los profesionales para conseguir que estas cifras sigan disminuyendo, si puede ser a cero”, concluye el enfermero.