Una madre y su hijo lo dejan todo en Italia para vivir en una tienda de campaña: “Aquí vive mucha gente. Somos como una familia”

Madre e hijo sueñas con poner en orden sus papeles y poder alquilar una casa “con paredes y techo”

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Una madre y su hijo
Una madre y su hijo viven en una tienda de campaña en Tenerife. (Pixabay)

En la costa sur de Tenerife, un asentamiento improvisado junto a la carretera principal de El Médano ha reunido a personas sin hogar que han construido pequeñas comunidades con materiales reciclados, senderos de arena y cobertizos convertidos en baños al aire libre.

Entre ellos, Paola Nigro, de 63 años, y su hijo, Joshua Catiglioni, de 27, ambos originarios de Italia, viven en una tienda de campaña desde hace tres meses, a la espera de regularizar sus permisos para acceder a un empleo formal y a una vivienda digna.

Cómo llegaron hasta la isla

Paola y Joshua llegaron a Tenerife motivados por problemas familiares y la búsqueda de un nuevo comienzo. Sin embargo, la ausencia de documentación laboral original les impide acceder a empleos formales o alquileres convencionales, según ha comentado Daily Star.

Joshua, que trabajaba como camarero en Milán, explicó que “sin la documentación original no pueden acceder a un empleo formal ni a una vivienda digna”. La pareja depende de baños públicos y de la generosidad de restaurantes locales que les ofrecen las sobras o menús del día.

La tienda de campaña carece de servicios básicos. “Aquí hay una zona franca. Es bueno porque hace buen tiempo y tenemos mar. Es más fácil que en Italia, sin duda, pero siempre es complicado para algunas cosas porque no hay luz”, subrayó el joven.

Comunidad improvisada y convivencia

El asentamiento no es exclusivo de esta pareja. Otras personas en situación similar han levantado viviendas improvisadas con materiales reciclados, conectadas por senderos excavados en la arena y arbustos cercanos.

Algunas casas cuentan con cobertizos que funcionan como baños, otras tienen sus puertas improvisadas (fabricadas con respaldos de silla de comedor), e incluso otros han optado por instalarse en cuevas naturales. “Aquí vive mucha gente. Somos como una familia. A veces va bien, a veces no. Es normal”, señaló Joshua.

Por su parte, Paola indica que disfruta de la libertad que les ofrece el lugar, comprándolo con unas vacaciones. “Me gusta. Es como unas vacaciones”, afirmó. En Italia había “muchos problemas, muchas reglas”, añadió, mientras que en Tenerife valora el clima y la posibilidad de bajar al mar siempre que desea.

Las madres solteras sufren más riesgo de pobreza: “No podemos vivir con una jornada reducida, necesitamos recursos”.

Protestas contra el turismo masivo

No obstante, la situación de Paola y Joshua coincide con un contexto de protestas locales contra el turismo masivo, al que atribuyen un aumento de los precios de las viviendas y la dificultad de acceso para los residentes.

A principios de mes, la policía local intervino para desalojar a quienes intentaban acampar frente a una playa cercana, como quisieron hacer en su día esta familia.

Mientras esperan nuevos documentos, la pareja se enfrenta a una precariedad diaria. Sin embargo, ahora están contentos de vivir en la cuneta. “Eres libre de ser tú mismo, seguro. No tienes reglas. Después del puente, están todas las reglas”, describió Joshua.

“Si consigo trabajo, planeo ahorrar para un alquiler adecuado con paredes sólidas y techo”, dijo el joven, igual que su madre, quien mantiene la esperanza de tener un hogar propio en el futuro.