30 años sin Antonio Flores: los últimos días de un hijo que no superó la muerte de su madre, Lola Flores

Antonio Flores, el único hijo varón de la icónica Lola Flores, vivió marcado por una intensa conexión con su madre y una lucha constante contra la adicción que terminó por truncar su vida a los 33 años. La muerte de La Faraona, el 16 de mayo de 1995, supuso un golpe insuperable para el cantante, conocido por éxitos como Siete vidas o Alba, pues no logró ni superar ni asumir la pérdida.

La relación entre Antonio y su madre iba más allá del lazo familiar: compartían largas horas de conversación, ajenos al mundo, y tenían un vínculo que pocos podían comprender. Sin embargo, esa cercanía convivía con una situación difícil, pues el cantante tenía un historial complejo con las drogas. En una entrevista para Informe Semanal, el propio Antonio confesó: “He tenido una historia con la droga que me ha hecho la vida imposible... Quería quitarme sin que mis padres se enterasen... pero es imposible, necesitas ayuda... Hasta que les dije: ‘Mamá, papá, tenéis razón, ayudadme’”.

Y si bien esa era su intención, la muerte de Lola fue el detonante para que Antonio se hundiera aún más. Al llegar a la casa familiar tras conocer su muerte, Antonio rompió a llorar desconsoladamente y, en un momento de desesperación, golpeó la pared gritando: “¿¡Dónde está mi madre!?”. Su hermana Lolita, que estaba presente, relató lo sucedido en Lazos de sangre, explicando que él decía: “’No puedo vivir sin ella. A mi hija la adoro, pero me falta mi luz, no puedo vivir sin ella’“.

Los días pasaron y Antonio volvió a los escenarios poco después de la muerte de Lola, pero su recuperación fue efímera. Menos de quince días después del funeral de la matriarca, el 30 de mayo de 1995, Antonio Flores murió por una sobredosis provocada por una combinación de alcohol y barbitúricos.

El impacto en la familia fue devastador. Lolita relató en En la tuya o en la mía cómo fue el momento en que llegó el equipo de emergencias y la desesperación que vivieron: “Cuando llegó el Samur, yo les dije: ‘Déjenlo a él, que ya no tiene remedio, y sálvenme a mi hermana Rosario’. Es que daba botes de un metro, como en El Exorcista’”. La doble pérdida sumió a la familia en una crisis profunda, y fue “un año y medio en el que estuvimos desquiciados”. “Me volví loca. Bebía. Le pegaba puñetazos a las puertas. Tenía una revolución dentro de mí. No entendía lo de mi hermano. Gracias a mis hijos lo reconduje”, contaba Lolita sobre esta etapa.

Su relación con las drogas comenzó en la década de los 80, cuando la heroína circulaba con facilidad en España, incluso regalaban esta droga en las puertas de discotecas para enganchar a los jóvenes.

Así lo afirmó Ramoncín, amigo cercano de Antonio y de la familia, en una entrevista en el programa Más Vale Tarde. Según contó, “todo ocurrió en un festival que se realizó en una discoteca en la ciudad de Barcelona y allí fuimos todos, ya que era un evento muy importante en un lugar muy conocido para recaudar dinero para la colza”.

Y siguió: “Cuando salíamos, los propios camellos que vendían hachís y marihuana regalaban la heroína. Esto fue aproximadamente en 1983, durante esos años en España la heroína la regalaban en nuestro país en las puertas de las discotecas y clubes para enganchar a la gente. En ese festival, además de Antonio, hubo algún cantante más que se enganchó a esa droga, pero no voy a decir los nombres".