Una venezolana en España flipa con este elemento de su edificio: “Esto no es un ascensor, es una máquina del tiempo”

Los edificios antiguos esconden secretos y reliquias que fascinan a los turistas que no están familiarizados con ellos

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Un hombre sube en un
Un hombre sube en un ascensor moderno (Pexels)

Los edificios antiguos susurran secretos de siglos atrás a quienes se detienen a escuchar. Sus paredes de piedra gastada, ladrillos desgastados y maderas marcadas por el tiempo son testigos silenciosos de manos que moldearon cada detalle con paciencia y dedicación. Aquí, la ornamentación no es solo un adorno; es un lenguaje que atraviesa el tiempo: arcos que enmarcan la historia, rejas y balcones que parecen cobrar vida propia. No buscan la perfección fría y uniforme de lo moderno, sino la belleza imperfecta y humana de lo hecho a mano, con formas irregulares que se adaptan a calles estrechas y callejones que parecen brotar de la tierra.

Caminar por estos lugares es abrazar la memoria, un viaje íntimo donde la arquitectura y el latido humano se funden. Entre esos vestigios, destacan los ascensores originales del siglo XX, joyas del patrimonio industrial que aún funcionan, las farolas de hierro forjado que iluminan con nostalgia, y las barandillas y balcones tallados a mano. Las paredes robustas y las grandes puertas de madera labrada se mantienen firmes, conectando presente y pasado, y conservando la esencia de un tiempo que aún vive en la ciudad.

Sin duda, estos detalles ornamentales conservan una esencia que es imposible de replicar. Por este motivo, muchas veces los migrantes son las personas que más aprecian estos rincones. Algo que Katrin Madeleine (@katrin_madeleine), una venezolana en España, ha hecho en uno de sus últimos videos publicados en su perfil de TikTok.’

“Siento que en cualquier momento va a aparecer alguien de 1920”

Una venezolana en España flipa
Una venezolana en España flipa con este elemento de su edificio (Monatje Infobae, @katrin_madeleine)

En el vídeo, Katrin describe con admiración el ascensor de su edificio, situado en un barrio con historia: “Esto no es un ascensor. Es una máquina del tiempo. Puerta de madera, rejas. Ves todo mientras subes o bajas. Siento que en cualquier momento va a aparecer alguien de 1920 dándome la bienvenida”. La joven venezolana percibe en esta experiencia una conexión directa con el pasado que la rodea, que la hace sentirse parte de una historia viva y palpable.

Katrin continúa explicando que, aunque es consciente de que muchos edificios en España conservan ascensores similares, para ella “fue mi primera vez y fue totalmente impresionante”, ha asegurado. Asimismo, la joven destaca el valor de estas piezas históricas, construidas en una época en que los ascensores era un bien reservado para unos pocos: “Esta joya se construyó a principios del siglo XX, cuando los ascensores aún eran un lujo y solo algunos podían utilizar. Hoy sigue funcionando casi igual, solo tú y la sensación de estar viajando en el tiempo”, analiza.

Del mismo modo, continúa añadiendo que “a pesar de su antigüedad, muchos de estos ascensores siguen en funcionamiento gracias a un mantenimiento riguroso y a la adaptación de las normas de seguridad vigentes dentro de España”. Finalmente, Katrin ha compartido su sensación personal sobre la experiencia: “Es que es tan increíble que no dejo de imaginarme cuanta historia ha pasado por aquí, cuanta gente lo ha usado en más de 100 años. Se siente raro y da un poquito de miedo a la vez”, ha confesado. Así, con una mezcla de fascinación y respeto, se pregunta a su audiencia: “¿Y tú te subirías o prefieres las escaleras?”.