Un hombre encuentra a su madre biológica gracias a una foto que publicó en redes sociales: “¿Está sentada? Creo que tenemos algo en común”

Cuando tenía solamente seis meses de edad, Florian (que nació bajo el nombre X), fue adoptado por una familia de las Landas. Alejado de sus orígenes, este hombre que en la actualidad tiene 36 años vivió sin conocer a su familia biológica, una cuestión que le supuso una brecha durante su infancia: “Estaba fuera de lugar”, explica en el programa Héros, de la cadena de radio francesa RTL y que dirige la periodista Faustine Bollaert.

En Héros se presentan las historias de personas ordinarias cuya trayectoria vital ha estado marcada por una circunstancia extraordinaria. Este es el caso de Florian, que tras más de tres décadas descubrió su origen de una forma completamente casual: a través de las redes sociales.

El desconocimiento de quién había sido la mujer que lo había traído al mundo provocó que el joven se hiciese continuamente preguntas sobre todo lo que rodeaba a sus primeros meses de vida: cuáles habían sido los motivos por los que le había dado en adopción, dónde se encontraba ahora su familia biológica...

Sus padres le habían hablado de ello desde que era bastante pequeño, pero lo hicieron de forma vaga y evasiva, sin querer profundizar tanto como Florian necesitaba para dar respuesta a todas sus preguntas. A los 14 años dio un paso más: abrió su expediente de adopción en secreto.

Esto no solo no calmó su ánimo, sino que le generó una crisis de identidad por mantenerse alejado de unos orígenes que desconocía, puesto que con aquellos documentos no fue capaz tampoco de descubrir toda la verdad.

En 2023, Florian decidió compartir en sus redes sociales un detalle que había descubierto en su expediente: la firma de Leïla, su madre biológica. “Lo publiqué en Twitter una tarde del Día de la Madre y se volvió viral”. Fue una simple fotografía, pero dio un vuelco a su historia por completo.

Una mujer se puso en contacto con él ese mismo día: “Mi hermana dio a luz en Saint-Étienne el 27 de abril de 1989 y siento como si reconociera su firma”, le dijo. Cuando comenzó a explicarle la historia de su hermana, Florian se dio cuenta de que todo comenzaba a cobrar sentido, que tenía mucha relación con lo que él había descubierto en aquellos documentos que leyó por primera vez con 14 años: “Me contaba la vida de mi madre, lo que tenía ante mis ojos, lo que la trabajadora social había narrado en el expediente de adopción”.

En un abrir y cerrar de ojos pudo ponerse en contacto con su familia y comenzar a descubrir más aspectos de su pasado. Sin embargo, comunicarse con su madre fue complicado al principio, especialmente por las circunstancias en las que se había producido la decisión de dar a su hijo en adopción: “Fue muy doloroso para ella porque yo nací de una violación”, confiesa.

Finalmente, Florian decidió llamar a Leïla, un paso que lo vinculó por completo a sus orígenes: “¿Estás sentada? Creo que tenemos algo en común”, le dijo. Entonces, tal y como relata Florian, su madre biológica empezó a llorar.

Tuvieron una conversación de aproximadamente 45 minutos en las que el hombre de 36 años pudo comenzar a dar respuesta a tantas preguntas, intercambiar historias y poco a poco empezar a generar un vínculo que hasta ahora no se había materializado, aunque él lo sentía en su interior.

Tres meses después de aquella llamada, según narró en RTL, Leïla y Florian se conocieron en persona por primera vez: “Tenemos los mismos ojos, tenemos la misma cara”. A día de hoy, su madre biológica ha pasado a formar un papel presente e importante en su vida, llenando un vacío en su historia que durante años le llevó a preguntarse quién era realmente.