Por qué las camisas de los hombres y mujeres no se atan del mismo lado

Una diferencia que tiene raíces históricas y funcionales

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Un hombre con camisa (Adobe
Un hombre con camisa (Adobe Stock)

Las camisas son básicos de nuestros armarios, ya que también nos sirven a modo de chaqueta. Son muchas las mujeres que deciden comprarlas en la sección de hombre para que sean más anchas y largas. Sin embargo, no es hasta que se las prueban que se dan cuenta de un detalle que a simple vista pasa desapercibido: el lado en que se abrochan los botones está al revés. En las camisas de hombre, los botones se cosen a la derecha y los ojales a la izquierda, mientras que en las prendas femeninas ocurre lo contrario. Esta diferencia, que puede parecer una particularidad de moda, tiene raíces históricas y funcionales que explican su existencia y perduran hasta hoy.

Un origen milenario y una evolución de siglos

La camisa tiene una larga historia que se remonta aproximadamente al año 1500 a.C., con los egipcios y su prenda llamada kalasiris, una pieza rectangular de lino delgado con una abertura para la cabeza, usada por hombres y mujeres. Sin embargo, el uso generalizado de esta prenda, tal y como la conocemos ahora, comenzó en el Renacimiento. Para el siglo XIX, cuando las chaquetas y chalecos empezaron a acortarse, la camisa quedó expuesta y se convirtió en un símbolo de estatus, especialmente la blanca, asociada a la aristocracia por la dificultad de mantenerla limpia.

El auge industrial y la migración europea a Estados Unidos impulsaron la producción masiva de camisas a finales del siglo XIX, haciendo este artículo accesible para amplias capas sociales y generando patrones de confección específicos para hombres y mujeres, adaptados a sus siluetas y necesidades.

Por qué existe esa diferencia en los botones

Una camisa blanca en el
Una camisa blanca en el armario (Pixabay)

La razón más evidente para que las camisas de hombre y mujer se abrochen en lados opuestos está relacionada con la predominancia de la mano derecha en la mayoría de la población, que ronda el 70%. En las camisas masculinas, los botones se ubican en el lado derecho para que la mano derecha, más hábil, facilite la manipulación. Pero, a pesar de esto, la explicación detrás de esta asimetría es más compleja y está envuelta en teorías históricas y sociales.

Algunas teorías que explican la asimetría

Preparación para el combate

Durante siglos, la vestimenta masculina se diseñó pensando en la funcionalidad militar. Los hombres llevaban la espada en el lado izquierdo para desenfundarla con la mano derecha, tal y como explicó Paul Keers, el autor de A Gentleman’s Wardrobe, a The Guardian. Así, abotonar la camisa con el lado derecho facilitaba esta acción y evitaba que la empuñadura se enganchara en la ropa. Esta costumbre militar se trasladó a la vestimenta civil, consolidando la tradición de botones a la derecha.

Postura y moda femenina

En la época napoleónica, se cuenta que Napoleón Bonaparte llevaba la mano izquierda dentro de su camisa, y las mujeres de la aristocracia se burlaban de esta pose. Como respuesta, se dice que las camisas femeninas se confeccionaron con botones en el lado contrario para evitar la imitación.

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Para amamantar a los bebés

La mayoría de las mujeres sostiene a sus bebés sobre el brazo izquierdo, por lo que tener los botones en ese lado facilita desabrochar la camisa con la mano derecha para amamantar sin inconvenientes.

Por el patriarcado

Acorde a otra teoría, las mujeres eran las encargadas de atar las camisas a sus maridos. Por ello, se cosían los botones a la derecha para facilitarles la tarea.

Montar a caballo

Tradicionalmente, las mujeres montaban a caballo por el lado derecho, por lo que los botones en el lado izquierdo protegían la vestimenta del viento y el movimiento durante la monta.

Clases sociales y ayuda para vestirse

En el siglo XIX, la camisa era un artículo caro y exclusivo de las mujeres de clase alta, quienes contaban con sirvientas para vestirse. Colocar los botones en el lado izquierdo facilitaba que otra persona abotonara la prenda, una característica que perduró cuando la prenda se popularizó para imitar a la élite.