Ni tres meses de vacaciones ni 18 horas de trabajo a la semana: quejas de los docentes por lo que se piensa de la profesión

De cara al verano llama la atención del resto de profesiones el supuesto privilegio de contar con tanto tiempo libre, pero la realidad es distinta

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Un profesor imparte clase al
Un profesor imparte clase al alumnado. (Canva)

Son muchos los beneficios de los que gozan los profesores y maestros. Sobre todo, cuando se consigue un puesto estable en la educación pública o privada. Además, de cara al verano llama la atención del resto de profesiones un supuesto privilegio: tres meses de vacaciones. Estos corresponden supuestamente al periodo en el que los niños no van a la escuela, pero la realidad de los docentes es otra.

A menudo, el trabajo de estos profesionales de la educación se extiende más allá del horario escolar oficial, integrando actividades de preparación, evaluación y desarrollo futuro en las aulas. Esta dedicación adicional es fundamental para garantizar una educación de calidad y atender las necesidades de los estudiantes, pero pasa desapercibida debido a percepciones equivocadas sobre la profesión.

Un mito extendido sobre las vacaciones

El medio italiano Il Post ha revelado que la creencia de que los docentes tienen tres meses de vacaciones es una simplificación que no refleja fielmente la realidad de su trabajo. Para ello, recogió en un artículo testimonios de las quejas de estos profesionales. En España, los docentes de la educación pública cuentan para verano con 22 días hábiles de vacaciones por cada año natural, sin contar los sábados. El portal Eurydice, de la Comisión Europea, señala que dicho periodo vacacional suele coincidir con el mes de agosto. No obstante, julio también es mes no lectivo, pero con una diferencia para los docentes: deben estar disponibles para la Administración o el centro.

Todo preparado para partir de
Todo preparado para partir de vacaciones. (Canva)

Aunque legalmente los profesores cuentan con dichos días anuales, el comienzo de sus vacaciones no corresponde inmediatamente con el fin del curso escolar. Al contrario, las semanas siguientes al cierre del centro para los alumnos están llenas de actividades críticas que requieren la atención de los docentes. Sin embargo, a lo largo del año hay que añadir una semana libre en Semana Santa, dos en Navidad y los correspondientes festivos nacional y autonómicos. En cambio, esto no significa que estos profesionales no tengan que invertir tiempo en corregir exámenes o preparar tareas para la vuelta a clase.

Horas extra que no se ven

Otro de los grandes mitos guarda relación con la jornada laboral de los docentes. Más allá de las 18 horas semanales de clases en educación secundaria y las 22 horas en primaria, los profesores invierten tiempo significativo en la preparación de lecciones, corrección de trabajos y organización de cursos de recuperación para estudiantes con dificultades. Estos programas de refuerzo pedagógico, que suelen iniciar a finales de agosto, son vitales para asegurar que todos los alumnos tengan la oportunidad de avanzar en sus estudios.

El medio italiano también ha resaltado la carga emocional y física que enfrentan los estos profesionales al concluir el año escolar mediante las voces de los propios docentes. Las “vacaciones” se perciben más como un periodo necesario de recuperación tras el desgaste acumulado, una situación que es comparada por algunos con el restablecimiento tras una “agonía”, en lugar de un periodo de relajo y disfrute.

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Además de las responsabilidades pedagógicas, muchos docentes asumen tareas administrativas complementarias que requieren su disponibilidad constante, incluso durante horarios no habituales, especialmente en los centros privados. Estas funciones de apoyo a la dirección escolar suelen tener una compensación mínima y son otro ejemplo del compromiso integral que los educadores aportan a sus instituciones.