El 58% de los alemanes se plantean abandonar su país y España se postula como uno de los destinos favoritos

Una encuesta de YouGov revela que la crisis económica, la gestión migratoria y el ascenso de la extrema derecha empujan a millones de ciudadanos a imaginar una vida fuera de Alemania

Guardar
Llegada de los primeros turistas
Llegada de los primeros turistas alemanes a Baleares con el arraque del plan piloto (Europa Press)

Una reciente encuesta realizada por el instituto demoscópico YouGov, por encargo de la agencia dpa, ha encendido un debate que empieza a sentirse en la calle y en las sobremesas alemanas: ¿hasta qué punto están los ciudadanos dispuestos a dejar su país? Los resultados no dejan lugar a dudas: más de la mitad de los encuestados afirman que, si no tuvieran trabas personales, económicas o laborales, considerarían seriamente mudarse al extranjero. En un país históricamente marcado por la estabilidad, esta tendencia señala un cambio de humor social que inquieta a más de uno.

El 31% de los alemanes consultados respondió que “definitivamente” se iría si pudiera hacerlo sin obstáculos. Otro 27% aseguró que “probablemente” lo haría. Juntos, suman un 58% de potenciales expatriados en potencia, un dato que podría parecer impensable hace solo una década. En el lado opuesto, apenas un 15% se muestra completamente reacio a abandonar Alemania bajo ninguna circunstancia, mientras que el 22% restante lo considera improbable, pero no imposible.

Turistas disfrutan del mar Mediterráneo
Turistas disfrutan del mar Mediterráneo en la playa de la Barceloneta en Barcelona (Reuters/Nacho Doce)

Factores clave detrás del deseo de emigrar

Lo que podría parecer una simple aspiración aventurera o una moda coyuntural adquiere una dimensión más profunda cuando se analizan los motivos que empujan a tantos alemanes a contemplar el éxodo. La inmigración, percibida como excesiva o mal gestionada, aparece en primer lugar: el 61% de quienes se plantean emigrar la citan como un factor importante en su decisión. A esto se suma el deterioro económico —una recesión que ya ha dejado huella en el consumo, el empleo y el estado de ánimo general—, mencionada por el 41%.

Pero no todo es economía. El ruido de fondo político también empuja. Un 29% expresa preocupación por el ascenso del partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD), cuya presencia creciente en las encuestas y los parlamentos regionales alimenta un clima de polarización. Otro 22% menciona la amenaza militar rusa como un elemento de inquietud, y un 12% incluso apunta al regreso de Donald Trump a la presidencia estadounidense como un factor que podría tensar las relaciones transatlánticas y debilitar aún más la posición de Alemania en Europa.

¿Huida o búsqueda?

Entre los destinos soñados, los germanoparlantes lideran las preferencias. Suiza aparece en primer lugar, elegida por un 30% de los encuestados, seguida de Austria, con un 23%. España —tradicional refugio de jubilados y nómadas digitales— ocupa un cómodo tercer lugar con el 22%. Canadá, con su reputación de país ordenado y progresista, también figura alto en la lista, con un 17%.

La Costa Brava se ahoga por el turismo: "No cabe más gente en las playas. No hay más recursos"

Aunque las cifras parecen sacadas de un estudio sobre aspiraciones juveniles, lo cierto es que este fenómeno trasciende generaciones. El descontento no se limita a los más jóvenes o a los desempleados. Incluso entre los votantes de AfD, que se muestran particularmente críticos con el rumbo del país, un 79% afirma que se mudaría si pudiera. Es un dato que refleja hasta qué punto el desencanto ha calado incluso en quienes abrazan discursos nacionalistas.

La paradoja del país rico

Alemania sigue siendo una de las economías más potentes del mundo, con estándares de vida altos y una estructura institucional robusta. Sin embargo, estas cifras revelan una paradoja: vivir en un país seguro y próspero no garantiza sentirse satisfecho. La creciente sensación de descontrol frente a fenómenos globales, desde las migraciones hasta los conflictos internacionales, está erosionando la confianza de muchos ciudadanos en el futuro del país.

Por ahora, la mayoría no hace las maletas. Pero el deseo está ahí, latiendo. En voz baja, muchos alemanes empiezan a mirar hacia fuera como una forma de volver a imaginar su vida con algo más de certidumbre y menos tensión. Un pensamiento incómodo en el corazón de Europa.